Si admiras el arte de alguien, ojalá no lo conozcas en persona, porque dejarías de admirarlo. No investigues.
. . .
Si conoces la infancia de cualquier persona, incluso el más nefasto... No podrás no apreciarlo.
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Besitos!
Si admiras el arte de alguien, ojalá no lo conozcas en persona, porque dejarías de admirarlo. No investigues.
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Si conoces la infancia de cualquier persona, incluso el más nefasto... No podrás no apreciarlo.
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Besitos!
Es muy bueno
Es muy divertido
Es muy interesante
Es gratificante
Es enriquecedor
Estar en un blog y tener un círculo social tan único y espectacular como el que yo tengo con Anís Estrella, desde hace ¡15 años!
¡Increíble!, es en lo único en que yo he durado más de 10 años en mi vida.
¡GRACIAS!
¡BESOS Y ABRAZOS!
Me han dado demasiado y lo valoro muchísimo.
Cuando no tenemos un tema de qué hablar, sacamos lo del clima. Eso pasó en la entrada anterior. No me importa el clima.
Conozco a personas que nunca pasan a otros temas. Todo va por encima, porque en todo somos lo contrario, postura opuesta.
Cuando no se puede hablar de religión, ni futbol, ni política, así se pone la cosa. Por eso yo prefiero juntarme con personas afines en esos temas, con quienes nos podemos expresar lo que pensamos libremente, sin temor a desavenencia.
Así me sucedió con mi hermana mayor, pasamos toda la vida hablando de "nada" y "estando muy bien"...
Y cuando quise que habláramos de otras cosas, de realidades, de nuestra vida, de nuestros buenos y malos momentos, qué creen, me dejó de hablar para siempre. Hace poco... Hasta me enfermó nuestra separación de por vida, que ya será poca.
Hay quienes no soportan que uno ose traspasar sus fronteras. Y yo que es lo que más hago.
Se crean personajes en los que viven y cuando hay quienes no les creen su personaje... ¡Bronca!
Conocí a un chico, hace 3 años, de la edad de mi hija en un viaje, en dos horas nos contamos más de nuestra vida que mi hermana y yo. Y somos los grandes amigos por siempre, nos comunicamos casi a diario. más que si fuéramos de la misma familia. Y, nunca se nos terminan los temas. Bendito viaje que hubiera sido muy aburrido si nos nos hubiéramos conocido.
En fin... Es química, es... no sé qué, lo que provoca que hay quienes somos muy compatibles a la primera. Y otros que en toda la vida nos repelemos aunque seamos de la misma familia.
En los sitios virtuales no tienen ni mínima idea cómo es que estará hoy y en los próximos días. Porque lo mismo puede llover, que granizar, nevar o nada de eso.
Entonces no hay más opción que salir, ver con cierto detenimiento y sentido común, que ha llovido ayer en la noche, que puede que llueva hoy en la tarde noche también y que se incrementarán las poblaciones de mosquitos.
Que aunque sea domingo, hay que lavar ropa muy temprano para que alcance a secarse, antes de la posible tormenta de más tarde y antes de que salga el incinerante sol.
Que desde aquí les mando un afectuoso abrazo a los madrugadores o que tengan otro horario.
Que quien lo apetezca es bienvenido a desayunar aquí, que tendré barbacoa o menudo, a ver qué cosa está más apetecible en la fonda del chico de a la vuelta. Café por supuesto y pan salado y dulce.
Que Dios nos agarre confesados, en el día final, que no se sabe si será en mil años o mañana, según dispongan los irresponsables que mandan, puesto que el mundo lo conservan en llamas.
Pero también algunos corazones nos conservamos con la luz encendida de la esperanza de que los buenos somos más y que el amor siempre será más que toda locura mercantilista.
¡Cuídense!
*Sí sé que abusé de "que". Pero... ¿Y qué? Todo se vale desde la orilla del acantilado.
Movimientos:
Black power
Women power
Mexican power
Latin power
Anti-Trump power o Anti king power.
Resultan útiles los personajes despreciables de la política, porque logran unir a la gente, aun sin desearlo.
Mares de personas (incluyendo anglosajones), se manifestaron por todas las ciudades de la Unión Americana el día de ayer, 14 de junio de 2025, mientras Trump pretendía celebrar su cumpleaños con un grotesco desfile militar, el cual fue desairado por la población.
Ese personaje sigue socavando la economía de dicho país con su incapacidad y su obsesión anti inmigrantes, donde él es uno de ellos.
A pesar de redadas, actos inhumanos y violentos, los inmigrantes no están dispuestos a ceder y renunciar a sus derechos, ante la presión del gobierno.
Nadie puede contra un pueblo unido, informado y empoderado.
Jacinta, esa vez rezó con mayor fervor: Llévame contigo, nunca me dejes, quiero andar contigo, o algo por el estilo, le dijo a Cristo. Salió de la iglesia a toda prisa y la atropelló un camión. (Le cumplieron su deseo inmediatamente).
Subió al cielo y se encontró con un señor de barba con muchas llaves y en una oficina anexa había otro señor muy luminoso. Dios, aseguró ella, muy emocionada.
El de barba con una tablet y el otro, con una laptop. Inmersos. Ambos vestidos muy informales y sentados en sillas de playa, ante unas mesas replegables. Una oficina improvisada.
Jacinta, tuvo que toser varias veces para que notaran su presencia.
A las quinientas, el de barba, de manera impersonal y un tanto molesto, dijo: el que sigue.
Jacinta, ante él, ya estaba alistando toda su documentación personal, en original y dos copias que siempre cargaba "por lo que sea que se ofrezca".
--No, no, no, primero deme su número de turno impreso.
-- No tengo turno, no había nadie antes que yo, por eso...
-- No la puedo atender sin turno.
-- Argh, pero es q...
-- Su turno... son políticas.
-- Renegando fue hasta la entrada por su turno de la maquinita, a unos 200 metros.
-- Llegó con el turno directo al escritorio.
-- Espere a que aparezca en la pantalla su número o que yo le llame... Tome asiento, le dijo San Pedro sin dejar de ver su tablet y su móvil, que accionaba en simultáneo, muy divertido. (Seguro también estaba jugando casino, eso se da mucho en el cielo).
-- ¡Ufa! Dijo Jacinta.
Pasó una media hora y Jacinta ya impaciente fue a reclamarle atención.
Ni la miró, ni le respondió.
Regresó a su asiento.
Una hora más tarde, el hombre la llamó... ¡37!
Jacinta le entregó el número, que no recogió el hombre y ya estaba lista para entregar la documentación que le pidiera.
-- ¿En qué puedo servirle?
-- Como usted sabe, acabo de morir.
-- ¿Y yo cómo podría saberlo? No soy adivino. Ni está uno para...
-- Mmm... Bueno, me acaban de atropellar y morí...
-- Cómo se presenta así como así. Tiene que sacar cita... en línea.
Jacinta, vio que tenían varias computadoras y dijo, ¿puedo conectarme en alguna para sacar la cita?
-- No... son del personal.
-- Pero, si no hay nadie...
-- Al rato llegan. No le puedo prestar equipo nuestro, vaya a su domicilio y desde allá pida su cita.
-- ¡No puede ser!, si ya estoy aquí, atiéndame. ¿Para qué he de irme y luego regresar, en vez de que ya me dé trámite? ¡Habrase visto, tan pésimo servicio en el cielo! ¡Lo que haya que ver!
-- ¡Y lo que falta! Vamos con los tiempos, señora.
-- Necesito entonces hablar con el Señor! ¡Déjeme! y señaló hacia el hombre luminoso.
-- ¿Qué?! ¿Cómo se le ocurre semejante barbaridad? ¿Acaso no sabe quién es?
-- Dios, supongo y usted San Pedro. Pero si se nota que no está haciendo nada...
-- Está en su hora de casino. Usted no está para juzgar a nadie, ¡menos a Dios! ¿Cómo se le ocurre semejante atrevimiento?
-- Ah, lo espero, ya tengo más de una hora aquí, no tardará.
-- ¿Y qué con que tenga una hora usted aquí? Dios no está para lo que a cualquiera se le antoje que atienda, es ¡Dios! Además, el tiempo celestial es diferente. Puede ser como un segundo o mil años, de lo que usted conoce, según la actividad nuestra y la gestión a la que usted venga. Por cierto, a qué viene específicamente. Dice que murió, ¿y luego?
-- Cómo que a qué vengo... Me acabo de morir. Me espero, para hablar con Él. ¿No que el tiempo de Dios es perfecto?
-- Perfecto ¿Para quién? Son dichos populares, eslogan publicitario. ¡Qué sé yo!
-- No puede permanecer aquí, él, no, corrijo: Él, tiene su agenda llena hoy. Luego de su casino, tiene varias conversaciones a distancia y no sé la hora en que termine.
Vaya a su casa, o a donde quiera, como le dije y en el formulario indica su trámite y nosotros le damos cita. De antemano le informo que será más allá de por noviembre, estamos muy saturados. Además hay un comité que decide a dónde le toca ir. En el cielo ya no hay cupo. Solo caben uno que otro... con recomendaciones. ¡El que sigue!
-- ¿Hasta noviembre?
-- Sí... Del próximo año.
Regresó Jacinta muy desencantada, en una ambulancia, entre unos paramédicos que gritaron de alegría al revivirla.
-- Caramba, nada de túnel, ni luz al final, ni los parientes más queridos esperándome, ni San Pedro amabilidad encarnada, ni Dios dispuesto a abrazarme por los siglos de los siglos, ni ángeles, ni música de arpas y violines. Nada de lo que han contado. Un fiasco, alucinación colectiva, una reverenda mentira de los que supuestamente han estado allá. Nada, una burocracia tremenda y una atención deplorable a los usuarios. ¡Qué va!, no podía creer lo que encontró.
Regresó tan, pero tan decepcionada, que ni se alegró de haber regresado.
Los adultos no debemos quejarnos de los jóvenes, no tenemos derecho, ni cara para hacerlo.
Porque si hay jóvenes que andan mal, es por nuestra culpa.
No basta con traerlos al mundo, darles los primeros cuidados con amor.
Siempre, siempre, siempre, hay que seguir guiándolos. Aun cuando siendo adultos si están en un rumbo equivocado.
Nada de deslindes. Nada de que los eduquen en la escuela de pequeños, nada de que ya son grandes y deben cometer sus propios errores. Cuando anden mal, hay que corregirlos. Siempre ir un paso más adelante que ellos y tener diálogo permanente sincero y verídico.
Y sobre todo, darles siempre un buen ejemplo.
A la sociedad de hoy, nosotros la llevamos al estado en que se encuentra, nadie más.