En cuanto su marido le dijo que se reuniría con los amigos en “un café”. Ella, le recordó el compromiso que tenían esa noche:
– ¡Pobre de ti si no apareces!, no me vas exhibir otra vez. Te lo juro que no volveré a mentir para cubrirte, como siempre que no llegas por andar con todos esos “sinoficio”.
– ¿Cómo crees, mujer? Regreso ¡de volada! Solo voy para ver si consigo algo para la próxima elección… se oye muy fuerte Don Eleuterio, y, hay que ver si vamos perfilando por ese lado... Si no fuera por eso…. Ni siquiera tengo ganas de ir ¡Créeme! Pero nos conviene…
- Bueno… como yo iré con mi estilista y como tú regresarás tan pronto, entonces, tú te llevas a la bebé que en el café… ¡No te estorba! –le entrega a su hija, con biberón, pañalera y demás. Se despiden, cada uno aborda su automóvil -Ni tiempo le dio a él de rebatir-
-¡Temprano eh! Que a las 9 nos vamos.
Ella, de regreso a casa, pasa por el café donde estaría su marido, ve el automóvil estacionado, suspira satisfecha. Con su rubio destellante, vestida de canutillos y chaquiras, perfume fino y uñas “estilo francés”, le dan de las 10 a las 3, como la canción de Sabina y que el marido no llega.
Cuando ya está hecha un “chícharo en lata de sardinas” por toda la casa, llega Don Catarino, el cantinero, muy parsimonioso y paternal, cantando canciones de Cri-Cri a la niña, plácidamente dormida, que fue olvidada en la cantina y antes del interrogatorio, con la habilidad de su oficio, se da a la fuga.
Casi al amanecer, llama el marido:
-Mujer, mi amor, por lo que más quieras ¡No te vayas a enojar!, me ha sucedido algo inaudito, No sabes el susto que me he llevado, estoy ahora mismo haciendo una denuncia en la delegación, pues me han robaron el coche, no lo encontré por ningún lado, lo dejé en la mera puerta del bar de Don Catarino y al salir no estaba. Yo creo que ya no vamos a alcanzar a ir a la cena con los Vallesmundis, háblales y diles que nos surgió un terrible imprevisto, inventa algo, tú sabes.
-Y qué hacías en la cantina, si ibas al Café.
- Ay, querida, es que pasaron cosas muy extrañas, no sé… Llegó don Eleuterio y ya sabes como son, muy insólito, ahorita te cuento, cuando llegue a casa.
-Y la niña… dónde la dejaste -le grita-
¡Hola Sara!
ResponderBorrarQuizas, esas cosas de la vida en pareja...
Salud y fuerza.
J.M. Ojeda.
Quizás, quizás... en la vida en pareja hay que estar preparados para todo tipo de sorpresas.
BorrarMás salud, fuerza y un beso de anís de aquí para allá.
Sara, me gusta mucho cuando escribes costumbrista! :) Un abrazo!
ResponderBorrarLo sé mi niña, alguna vez me lo dijiste... Solo que tengo que andar más en la calle para pescar palabras y formas, que luego se van olvidando si no las escuchamos a diario. Te enseñaré a hablar en mexicano, jajaja!
BorrarBesos.
Una buena historia.
ResponderBorrarY, estas cosas, ocurren....
Besitos
Gracias Amalia... Claro que ocurren!
BorrarBesos.
BUENÍSIMA SARA!!!
ResponderBorrarGracias Lao. Espero que te haya divertido.
BorrarFuerte abrazo!
Yo me pregunto si de verdad existirán tipos así :(
ResponderBorrarBesos y salud
Ven y te los presento en persona, jajajaja! Date de santos que ese no empeñó a la chiquilla y que el cantinero era su amigo. Que si no...
BorrarBesos.
Me has sacado una estruendosa carcajada.....gracias!!!!
ResponderBorrarLa vida mirada con armonia!!!
Cariños
Jajajaja! me alegro! quizá no nos divertiría tanto si fuéramos esa mujer. Pero desde leos de la situación, es divertida.
BorrarAbrazo grande.
No es de extrañar que suceda en la vida real.
BorrarA lmenos notamos en los super lllamando a atenciion al cliente diciendo que tal o cual niño busca a sus papis.
Pero lo tome a sonrisa, porque hay tantas cosas poco alegres en todos los entornos que un poco de evasion viene bien no???
Un abrazo recariñoso vuele a ti
Es que la intención primera era la sonrisa... ya el análisis sociológico, lo dejaremos para después.
BorrarYo tengo un sobrino que de pequeño, le encantaba perderse en las tiendas. Le gustaba mucho escuchar que lo vocearan... entonces ya casi lo sacábamos encadenado a nuestras faldas, porque nos hacía sufrir!!! jajaja! Se encontró el caminito de atención a clientes y hasta que supimos, que antes de desesperarnos, corríamos a "atención a clientes". Después iba y se reportaba, para desaparecérseles a los empleados... Entonces empezaba el luego de las escondidas por todo el establacimiento. Así siguió siempre. Se nos perdió en Disneyland en una ocasión. Nosotros no disfrutamos del desfile final y él en primera fila, que encontramos cuando volvieron a encender luces. ¡Diablísimo! Decía que la clave era no perdernos él de vista nunca, jajajaja!
Quizá ahora se le pierda a la esposa. No lo sé.
Otro abrazo igual.
Muchas veces las excusas empeoran aun más las cosas, un saludo.
ResponderBorrarSí Mamé... yo creo que más vale llegar a casa calladitos, calladitos y claro con el boleto de regreso. Jajaja.
BorrarAbrazo.
Anda que ya le vale... o les vales q a semejantes energumenos no se me ocurre a mi ocuparse de tesoros...
ResponderBorrarBesos
Creo que la mujer pensó que ejercería presión para que el hombre no se fuera de parranda, pero no le salió la estrategia. Pobre!
BorrarBesos.
Vaya lío, de mentira en mentira, me has arrancado una sonrisa.
ResponderBorrarUn abrazo.
No midió el estado en que se pondría en aquella cantina, me parece! Y quizá la mujer le hubiera impedido de mil formas si hubiera sabido la verdad. Espero te haya alegrado.
BorrarAbrazo!
¡Pobre niña!... con esos padres mejor la criaban los abuelos.
ResponderBorrarCada vez me gustan más esas expresiones tan típicas de tu linda tierra.
Un abrazote.
De verdad que sí... espero que eso a ti nunca te suceda, o que si te suceda, tengas muy buenos amigos que se encarguen de la niña, jajaja.
BorrarMe alegra que te guste. Te voy a ir enseñando más mexicanismos.
Abrazo.
Jajajajaja. Yo no tengo hijos -Dios es sabio, pobres criaturas, híjole- y también soy cantinero y naco. Gracias por este divertido relato, el idioma castellano en todos los países de América adquiere una riqueza que siempre me ha cautivado, y escucharlo en sus voces es una auténtica delicia, es más cadencioso, más musical, en fin, en mi opinión, más bello.
ResponderBorrarPerdona por el choro y besazo.
Jajaja! me alegro... serás cantinero y lo que quieras decir, pero tú, nunca serías naco. Eres todo lo contrario. Recuerda que las lenguas indígenas son muy musicales, son una caricia al oído.
BorrarUn beso igual.
No se puede andar por la vida con mentiras y con unos padres tan irresponsables…
ResponderBorrarA pesar de todo has logrado que sonría.
Un cálido abrazo Sara
Es del tipo de situaciones tan graves que son una tragedia, pero si no quedan secuelas o suceden grandes percances, pueden resultar divertidas.
BorrarFuerte abrazo, querida niña!
Divertido, y nada imposible. A mi me contaron un caso de unos padres con dos hijos, que viajando en coche, pararon a descansar en una zona de de prados y al emprender de nuevo el viaje , se dejaron abandonado al más pequeñito. Recorridos unos kilómetros dándose cuenta de lo sucedido retrocecieron en busca del chiquitín. y allí en la pradera lo encontraron entretenido jugando.
ResponderBorrarAbrazos, querida Sara
Fina
Y sin los efectos del alcohol, que provocaron a nuestro protagonista, olvidar su treta, para engañar a la mujer. Tan seguro iba al bar que no pudo comprender que hacía su coche en el café, jajaja!
BorrarLo divertido es que tanto lo que me cuentas como esto no tuvieron final fatal.... que si no, imagínate!
Abrazos, Fina!
Me ha encantado tu historia, últimamente de vez en cuando los diarios nos asombran con noticias parecidas y no precisamente por andar haciendo eses por las calles como consecuencia del alcohol ingerido, simplemente por olvido, en alguna ocasión incluso con resultados trágicos, olvido en un coche al sol y al salir a buscar el coche, encontrar al niño deshidratado, con posterior fallecimiento.
ResponderBorrarSaludos
Qué terrible lo que me cuentas. En una ocasión discutí con una mamá que dejó a su bebé en el coche solo, por ella entrar al banco a hacer sus movimientos, pero ella nunca entendió y me dijo que no me metiera en lo que no me importaba. Sabes la impotencia de que uno le cuidara lo que consideramos más preciado, como un hijo, para que ella se molestara. Bueno... así somos los humanos, demasiado defectuosos.
BorrarFuerte abrazo!
Si es que... hay quien no se olvida de su propia cabeza porque hace tiempo que la perdió...
ResponderBorrarDonde hay un bebé te puedes olvidar de todo, pero nunca del bebé.
Muy buena crítica Sara, y contada con mucha gracia y salero :)
Besos.
Gracias Ximo, y viniendo de ti, que eres fenomenal con tu blog, y que me encanta... uyuyuyuy! me siento muy feliz. Y, esperemos que no sean cosas reales. o que en su caso, otros bebés cuenten con hombres tan paternales como Don Catarino!
BorrarBesos de caricatura! Jejejeje. pa que me entiendas en tu arte.
Jajaja,un buen relato con su correspondiente crítica. Muy interesante.
ResponderBorrarGracias Maripaz... Un gusto leer tu bondadoso comentario! de verdad, me haces el día.
BorrarBesos.
Ya digo... Al final el Ele tiene toda la culpa. Menos mal que se fue a tu rancho, porque en el mío ya no es más aceptado.
ResponderBorrarExcelente, Sara.
Gracias.
Pues sí, y tu eres la culpable que me lo presentaste, entonces yo lo adopté. Lo tuyo fue un plan con maña... jajajaja!
BorrarBesos, mi Ali!
Me gustó mucho la historia, pero ¿sabes qué? Me gustó más el registro que has usado al narrarlo.
ResponderBorrarPara los que hablamos otra clase de español, es muy interesante leer textos que reproducen tan vívidamente el lenguaje coloquial de otro país, o hasta de una zona en articular de ese país.
Has creado unos personajes de esos que quedan grabados.
Un beso grande.
HD
¡Gracias! Me emociona mucho tu comentario. De verdad, lo sabes. te pasaste de lindo.
BorrarBesos!
Hola Sara : PASO POR AQUÍ PARA SALUDARTE Y PDIR TU VOTO PARA EL ESCRITO CON EL QUE HE PARTICIPADO EN EL CONCURSO VIDA ACTIVA. EN EL BLOG DE JOSEFA ESTÁ EL ENLACE PARA VOTAR. LAS VOTACIONES TERMINAN EL 25 DE ESTE MES. ESPERO TU VOTO. un abrazo..
ResponderBorrarOkidoki! O sea: Ta güeno! por allá voy a echarte porras y votos!!!
BorrarBesos.
Como para matarle al pendejo ese, jajaja, bueno el olvido de los hijos a veces pasa. A mí me pasó y menos mal que no tardé ni cinco minutos en acordarme que iba acompañada, jajaja
BorrarDivertida la historia, Sara.
Besos.
Jajajaja! como para eso y más! lo dijiste de la mejor manera. Supongo que poco faltó para que lo mataran y muy bien merecido. Inconcebible que lo olvidaras, jajaja! pero sí, quizá no en la cantina, pero creo que a todos alguna vez nos han sucedido ese tipo de "lapsus". Te confieso, nunca he sido muy buena para la noción del tiempo, a mí se me pasa muy rápido, que de niña mi hija en varias ocasiones, recibí su llamada: Mami, ya salí de la escuela... hace tanto tiempo. Y ahí te voy rayando llantas, par recogerla. El personal de la escuela, estaban muy conscientes de mis múltiples actividades y lo bueno que siempre me apoyaron en ese sentido, o sea, siendo tolerante conmigo, jejeje. Así que ya confesamos nuestros pecadillos de mamás...
BorrarBesos Ohma!
Muy original y ameno tu escrito.
ResponderBorrarSaludos,
Joker
Fernando! Es un gusto enorme verte de nuevo. Qué bueno que te ha gustado. Recibe un abrazo muy especial!!
BorrarOtra vez te me pierdes....Bueno pues aqui mi besitooooo para cuando vuelvas.
ResponderBorrarMuackkkkkkkkk
Gracias, querida amiga! Es una alegría muy grande la que me provoca tu maravillosa amistad.
BorrarUn beso de anís.
Otra vez que estoy aquí...ven a mi blog anda que tengo una cosita de esas que te gustan.
ResponderBorrarClaro que sí, voy a verlo.
BorrarOto beso.