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martes, 19 de mayo de 2020
Ahí va tu mamá
Mi amiga Chacha y yo, de niñas, al salir de la primaria, por las vacaciones de Navidad, cuando íbamos rumbo a nuestras casas, nos quedamos "un rato" bajo la sombra de un árbol, a dos cuadras de mi casa y tres de la de ella. El árbol estaba al fondo de un terreno, con una roca para sentarse.
El motivo de nuestra escala, era platicar sobre la fiesta que habíamos tenido en la escuela y comernos los dulces que nos regalaron. Con dos razones de peso. Ella, hija única, no la dejarían probar ni un chocolatín antes de comer, mucho menos comerse toda la bolsa en una sentada y yo, no compartirlos con mis hermanos, más grandes que yo, y uno de ellos, bastante abusón en lo de las reparticiones. Que por lo general me hacía "matanga la changa" y yo a llorar sin remedio, ni defensa, que en las familias de antes uno se defendía como podía y así uno aprendía a vivir.
Vimos que pasó la mamá de ella, muy apurada. Seguro va al súper por algo para la comida, dijo Chacha. Luego mi mamá. También habrá olvidado alguna otra cosa, dije yo.
Pasaron por separado de regreso, también a toda prisa, después de nuevo su mamá, su tía, una hermana mía, un hermano... Y así siguieron, un ir y venir de familias, mientras nosotras seguíamos come que come, ríe que ríe, plática y plática. Sin ningún apuro por llegar, puesto que no habría nadie en nuestras casas, ya que todos iban y venían con sus asuntos.
A las quinientas, terminado nuestro atracón, nos fuimos. Y todos nos esperaban afuera de mi casa. Muy contentas que nos sentimos de tan grata recepción al inicio de la más soñada epoca, las vacaciones de navidad. Pero oh, oh...
Aún recuerdo la tunda que me recetó mi mamá. Pues el ir y venir de todos, era para buscarnos, hacian muchas horas que todos los chicos "decentes" a decir de mi mamá, ya habían llegado a sus casas.
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Jajajajajaja... esas aventurillas de niños que no se olvidan y dejan buen gusto de boca y dolor de culo de los zapatillazos.
ResponderBorrarBonito recuerdo, bella Sara.
Un abrazo enorme.
Mamá se encargó de poner la cereza al pastel. Jajaja. Pobrecita, se asustó. En vez de comerme a besos, jajaja.
BorrarAbrazote!
Las travesuras infantiles de la pequeña Sara y su amiga. Según leía me imaginaba el final, no tan divertido para quien recibió los azotes.
ResponderBorrarUn abrazo.
Eran muy didácticas las mamás de antes, jajaja.
BorrarAbrazo.
Vaya sorpresa. No me lo esperaba. Un beso
ResponderBorrarMenos nosotras, que eatabamos de celebración.
BorrarUn abrazo.
Me encanta esa Sara de niña con esas travesuras.
ResponderBorrarEl final no lo esperaba, y esos azotes me suenan un montón jaja...
Un abrazo Sara.
Improvisábamos mucho y en casa noo tomaban tan se buenas, jajaja.
BorrarUn abrazo.
jajajajaja...¡Qué bueno!Ahora esas anécdotas nos hacen gracia , pero en aquel momento imagino que no te haría ninguna. A mí también me cayó alguna tunda que otra por hacer cosas parecidas.
ResponderBorrarUn abrazo
Luego, luego pasaba el percance, jajaja. Porque también eran muy amorosas las mamás.
BorrarUn abrazo.
Que bello lo tuyo
ResponderBorrarcuando el pasado es nostalgia de otra vida vivida un abrazo
Me gusta mucho ir al lugar seguro que es la niñez vívida. Aún con correctivos. Hacian más propaganda de la zapatiza y en realidad no era tan severa.
BorrarUn abrazo.
querida Sara que pronto todo termine y podamos a volver a ser
ResponderBorrarnosotros y el mundo beso
Paciencia que mo terminará pronto. Y flexibilidad para adaptarmos a vivir diferente a partir de aquí.
BorrarUn abrazo.
Te imagino con trenzas y la boca sucia ;)))
ResponderBorrarUn abrazo.
Te debo las trenzas. Siempre me trajeron con el pelo muy cortito. Y sí, seguro embadurnada de chocolate, jaja. Mi amiga si andaba con unas tenzas hermosas.
BorrarUn abrazo.
La niñez es una época preciosa.
ResponderBorrarYo la tengo muy lejos, pero siento un nostalgia muy grande.
La imagen es muy linda. Con mi color favorito.
Un abrazo.
Ah, esa imagen es para soñar mucho, con ese colorido tan especial. Fíjate que la niñez, yo la traigo siempre conmigo. Es mi mayor aliento y alegría.
BorrarAbrazo.
Así era, Sara, vigilancia por preocupación. Hasta que no he sido madre no lo entendía, soy la mayor de tres hermanos, ahora de una solo, siempre me llevaba la regañina sin tener culpa de nada, por eso, porque era la mayor y tenía que dar ejemplo.
ResponderBorrarEs una anécdota bonita de dos chiquillas inocentes.
Seguro que había bolitas de anis en aquella bolsa.
Abrazos golosos.
Ingeríamos calorías como si no hubiera mañana... Pero, así las gastábamos. Demasiado ejercicio el de aquellos niños.
BorrarUn abrazo.
jajaja, qué bueno, Sara, yo recuerdo muy bien las colas coloradas de mi hermano y mía después de haber quedados blancos de talco al rompar una bolsa y dejar la habitación en medio de nubes! Estas anécdotas son lindas cuando el tiempo pasa, un abrazote!
ResponderBorrarPobrecitos. Me los imagino, jajaja. Pero nada nos pasaba y al rato seguíamos con otra travesura.
BorrarUn abrazo grande.
Algo similar me ocurrió una vez de crio, mis padres buscándome y yo con un amigo.
ResponderBorrarAbrazos
El tiempo no nos importaba cuando estábamos entretenidos. Niños dichosos.
BorrarFuerte abrazo.
Que buena anécdota y vosotras tan felices viéndo pasar a toda la familia.Me pasó algo parecido pero mi escapada fue en bicicleta con otra amiga de mi mismo edificio al pueblo cercano al nuestro donde nos lo pasamos estupendo con semejante aventura inocente sin sospechar que a la llegada a casa estaba la "recepción" esperándonos a las dos...por supuesto que nos castigaron sin bicicleta unos cuantos días.Besicos
ResponderBorrarUyuyuyuy. Esas recepciones si que las conocí y luego nos privaban de lo que más nos gustaba.
BorrarUn abrazo.
jajajaj cuando se es pequeño hay que ver que rápido pasa el tiempo (y la falta de preocupaciones) Besos.
ResponderBorrarUna maravilla de edad. En que no hay imposibles. Del dicho al hecho, sin pensar en contras, jajaja.
BorrarUn abrazo.
Esas travesuras que son la sal y la pimienta de la infancia.
ResponderBorrarMuy rico... La edad del todo se puede, jajaja.
BorrarBesos.
Que lindos recuerdos Sara,cariños.
ResponderBorrarFuerte abrazo, amiga.
BorrarSara, es una anécdota muy divertida, bueno creo que nadie se ha librado de unos azotes a esa edad. Eran otros tiempo muy diferentes a los de ahora, los juegos en la calle con tus amigas eran más sanos. Cuando nos vemos muchas veces lo recordamos, lo felices que éramos.
ResponderBorrarAbrazos cariñosos.
Inmensamente felices... Inmensidad que nos permite soportar desdichas presentes con valentía.
BorrarUn gran abrazo.