Até a tu pecho cascabeles imaginarios, cuyo sonido -cada vez que te mueves entre la gente- intentas disimular y se desata tu risa. Y ríes, y crees que suenan más. Contienes la risa para acallarlos, pero queda el cascabeleo de fondo, que escuchas y te ríes otra vez.
Te mira la gente... Tratas de reír sin moverte o moverte sin reír, para cortar el cascabeleo, pero te asalta una risa mayor -como si te ordenasen no reír, que siempre pasa lo contrario- con una imagen contigo siendo el muñeco de ventrílocuo. Mueves los brazos y gesticulas como tal, pero, más gente te ve, están serios y estupefactos.
Los ves tan cómicos, con su habitual hostilidad de siempre. Los evades, te vas caminando como si fueras de cuerda y los dejas con su amargura irremediable. ¡Pobres! Hablan de ti. ¡Puag! -piensas-
Sigues avanzando y riendo ya a carcajadas, por culpa de ese "colguije", el mismo que ríe junto contigo. El sonajero que te hace sentir, como el ridículo gato de angora de la cursi señorita aquella, de tu infancia, que vivía al fondo del callejón. ¡Bah!
Luego, tropiezas con una gran caja, la miras, la rodeas ¡Es un regalo! Ves hacia todos lados, nadie a la redonda... ¡Es tuyo, es tuyo!, te grita el corazón. Te atreves, te detienes, acercas tu oreja para revisar que no sea de tictactictac, no quisieras volar, estando tan feliz ¡No! ningún tictac... Te animas, lo abres despacito. Imaginas a todo mundo coreando y aplaudiendo ¡que lo abra, que lo abra! y más te tardas, para llevarlos al tope de su impaciencia.
¡Ah! Está repleto, de rayos de sol, y ¡De los más satinados que existen! de la cosecha matutina, única que da la calidad "extra premium de luxe" y los tienes ante ti. Tal y como los soñaste alguna vez y son todos tuyos.
Sacas unos pocos, con delicadeza. Te los pruebas, en la cara, en los brazos, sacas más, te los aplicas por todas partes... ¡Sí te quedan! ¡sí te quedan! Están hechos a tu medida, te sientan muy bien. Te van dorando perfectamente. Haces una caravana a un público inexistente.
... Has quedado irresistible, lo constatas en un aparador, te yergues con orgullo y satisfacción. Tienes toda tu existencia allí reflejada, con tu cálida alegría y tu alegre calidez. Tan cálida y tan alegre. Tan alegre y tan cálida, tan tan, tan... ¿quién es? -preguntas- Ah no, hubiera sido: toc, toc, toc, Jajaja. ¡Tan campantes ambas ellas!
Que has tentado
a la mismísima luna
a bajar a silenciarte
con besos
de menta o de anís,
cada noche.
*Luna lunera, cascabelera.
Con esto, festejo 5 años de Sabor anís estrella, que fue en junio pero se me olvidó entonces.
Les agradezco y celebro su paciencia, amabilidad, asiduidad y cariño... que son correspondidos al 100%. Tómenselo con calma y tómense lo que quieran, pónganle bastantito hielo.
¡Los quiero muchísimo! ¡Gracias siempre!