Si cuentas con personas, con quienes puedes entregarte en un abrazo sincero total, en las ocasiones trágicas, en las felices o solo porque sí, tienes lo más necesario: ¡UNA FAMILIA! Y no me limito al gesto de contacto físico, sino al hecho de contar recíprocamente, para lo que sea, a cualquier hora, de cualquier día y sin avisar.
Sin importar que sean los consanguíneos o no.
Es primordial conservar esos vínculos, por encima de cualquier situación y no permitir que nadie se atreva a separarlos jamás.
Quien tiene una familia, es inmensamente rico y nada le faltará.
Con una familia, no hay razón para quejarnos de carencias, por más experiencias tristes que nos toque vivir. Conserva y frecuenta a esas personas, porque la muerte llega en un plis plas. (Vengo de un funeral).
Parece muy básico, pero no lo es. Muchas más personas de las que imaginamos, no cuentan con una familia. Solo que muy pocas lo dicen, por pena, vergüenza, tabú o miedo, pensando que todos los demás tienen una familia. Falsedad en la sociedad del estoybienismo, de las fotos felices en las redes sociales, cargando soledades en secreto.
He sentido la dicha de personas con verdaderas familias y también la pena de quienes no la tuvieron o que la perdieron. Su grado de satisfacción y estado emocional son opuestos. Defiende y fortalece la unión de tu familia. Es necesaria.