¡Felicidades!

Viene llegando. Se acerca sin ninguna doble intención, como otro año, útil, al alcance de cualquiera, de quien lo quiera y también de quien lo desprecie. Igual viene para todos. 

Ya veremos lo que hicimos cada uno con él, cuando estemos en este mismo punto, el próximo año, si acaso estamos, si "ojalá que lleguemos". Ojalá... 

Pues de seguridades y de permanencias, nadie sabe más que no sabemos. Misterio eterno.

Un año muy avanzado. ¡Imagínate!

-- "¡Uuuh, Los DOSMILES, eso queda demasiado lejos, ni creo llegar", decíamos de niños. ¿Quién lo dijera hoy?

Y aquí estamos. Somos campeones, muy, muy, somos, porque logramos la gran hazaña de llegar por todo tipo de caminos.

¡Gracias! Grita mi corazón muchas veces y ya hay flotando millones de otros gritos de "gracias" y forman el mar inmenso de agradecimiento, que luego caerá en llovizna sobre el año, al que le nacerán todas las flores y se pintará de mil colores de vida y amor y esperanza, que llenarán todas las latitudes de

¡Felicidades! 

De ¡Infinitas felicidades!

Porque solo felicidades tendremos.

Dos mil veintitrés

¡Feliz Año Nuevo! 

Puede sonar superficial, irónico e inapropiado, ante las circunstancias actuales de la humanidad, que a todos nos afecta, directa o indirectamente; en diferente gradualidad e intensidad. 

Pero no vamos a pasar de un año a otro, como de un lunes a un martes, con pasividad o todavía peor, con la soberbia de creernos "dueños absolutos" de la vida y del tiempo, con ese "merecimiento". Como si no fuera una verdadera gracia, un milagro, el estar un día más, un año más, en este plano.  

Sabemos muy bien lo que queremos, lo que nos gusta y lo  que nos hace sentir bien, así como la parte contraria. 

Con esa misma claridad y firmeza, vivamos este nuevo periodo, procurando la armonía en lo que nos corresponda, empezando por nuestro interior, para que en medio de tanta desgracia, logremos hacer del 2023 un año feliz. 

Después de todo

Después de todo lo vivido durante estos últimos años tan difíciles para todos, y de haberlo pasado. De ser sobrevivientes de pruebas tan tremendas, lo único pertinente es ¡agradecer! con profunda convicción. 

Poder seguir vivos y decir ¡Gracias! es algo grandioso, porque lograrlo ha sido una odisea.

Todavía no sé si estaré en casa en la Nochebuena, si iré con la familia, si la familia o amigos, vendrán, si tendré ganas de cocinar, de hornear, de elaborar algo especial. Nunca hago preparativos, improviso y me sale. 

Finalmente algo muy bonito será, sin ningún tipo de derroche más que de cariño y amor. Para mí son los días de mayor modestia y humildad del año. Pude deslindarme en definitiva de todo lo superfluo. Soy muy austera en lo material, en contraste con los sentimientos que sí derrocho sin medida, convencida de que mientras más amor reparto, más amor siento. 

Además, lo único importante para mí, este año, es regocijarnos con auténtica felicidad por seguir vivos. 

¿Qué cosa más valiosa podría desear tener?

¡Felicidades mis queridos amigos blogueros! Cualquiera que sea su creencia, que conozco de cada uno.  

Celebrar otro diciembre junto a ustedes, es una maravilla. Gracias por permitir nuestra cercanía. 

Conticinio

Desperté. No había gatos llorones,

ni perros en celo o haciendo rondín,

ni de los que buscan refugio.

Ninguna campanada de templo,

ni trenes a lo lejos pitando.

No había toses ni ronquidos de nadie,

tampoco carros achacosos,

ni trasnochados llegando.

Desperté en el conticinio, 

ignoto hasta entonces,

por quien duerme siempre

entre almohadones de ruido.

No me creía esa completa paz

y cuando comenzaba a disfrutarla,

entraron las notas de un allegro,

que disputaban la noche a un adagio,

tempo lento... tempo andante, 

explorando, limpiando, jugando

por todo el espacio.

Manos virtuosas, inventaron

toda la alegría en melodía,

despidiendo la nada,

el vacío y el frío 

de la noche callada,

haciéndome dormir 

con los verdaderos angelitos. 

Combustible

Para quienes se sientan faltos de combustible. Aquí pueden surtir gasolina, a 25 centavos el litro.

Claro, el combustible que se necesita para echarse a andar, es gratis.... 

Hijos, 12

"Para qué, si no hay futuro"

Frase que están expresando de manera recurrente niños y adolescentes, cuando se les pide llevar a cabo alguna tarea o deber en las escuelas. 

Cada vez que me entero de algo así, recuerdo la película "La vida es bella". Porque bien se puede dar a los hijos un camino a la esperanza en medio del caos. Con amor, se puede en las peores circunstancias crear un ambiente adecuado para ellos.

Hoy siendo adulta ya, siempre que algo me sale mal, voy a mi gran refugio de los recuerdos de mi infancia con mi familia, donde me hicieron la vida bella, con los días más felices que he tenido y vaya que había problemas tremendos en el mundo, en la sociedad. Y muchas familias, así como la mía batallaban lo indecible, por sobrevivir, mantener y criar a varios hijos. 

Sin embargo, nunca nos enterábamos de los enormes esfuerzos que los padres hacían por sus hijos.

Hoy tristemente, se están devorando a los chicos de terrible manera, al no respetarles y protegerles su integridad infantil. Me enoja mucho este tema. 

Papás y mamás jóvenes, ¡Despierten de su letargo!

Los hijos necesitan urgentemente de su amor y entrega total y absoluta. Nunca recordarán lo material que les den o les falte, pero sí el trato. 

Gentrificación

 

Palabra y fenómeno de moda, que se ha estado acelerando a partir de la pandemia. 

Los nómadas digitales, con buenos ingresos de países caros, se establecen por temporadas en países con un costo de vida más barato. ¡Qué bien! Se piensa de entrada, eso puede ser benéfico para los lugares. 

A México ha estado ingresando una cantidad exagerada de personas de otros países, principalmente de USA, entre jubilados y nómadas, así como familias que desean una vida más tranquila, que de verdad la hay. Y ahora con el incremento de inflación que tienen en sus paises, México es el paraíso. 

Eso está provocando que han ido desapareciendo los barrios antiguos, pues de la mano con la gran mafia inmobiliaria mundial, desaparecen las casas unifamiliares y construyen en su lugar, edificios de suites, de un día para otro, los precios ahora son inalcanzables para los habitantes locales. 

Eso está provocando que las nuevas generaciones pierdan la posibilidad de tener una casa propia y que las familias de anteriores generaciones sean despojados, desalojados y desplazados a zonas periféricas de una manera absolutamente arbitraria e injusta. 

Hace mucha falta una mayor regulación al respecto, pero será un tema muy complicado, porque el negocio para unos pocos muy poderosos está siendo descomunal.