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domingo, 29 de septiembre de 2019

El maíz



El santo maíz sube
en un ímpetu verde, 
y dormido se llena
de tórtolas ardientes.
El secreto maíz
en vaina fresca hierve
y hierve de unos crótalos
y de unos hidromieles.
El Dios que lo consuma
es Dios que lo enceguece.
Le da forma de ofrenda
por dársela ferviente,
en voladores hálitos
su entrega se disuelve
y México se acaba
donde la milpa muere.

* Estrofa del extenso poema El maíz, de la poeta chilena Gabriela Mistral, acreedora al premio nobel en 1945. Me encanta su poesía y me encanta el maíz, base de la alimentación mexicana y de gran parte de América.

Actualmente se estima que existen 220 razas de maíz, las cuales además derivan en una gran cantidad de tipos y especies. 54 razas son originarias de México y  cultiva 64.  

Hoy es el Día Nacional del Maíz. Campaña: "Sin maíz, no hay país", que se celebra en las principales zonas productoras, con muestras gastronómicas y ferias culturales, realmente atractivas.

Con el objetivo primordial de lograr que deje de producirse de manera transgénica, invitamos a las personas con conciencia del mundo entero, que deseen adherirse a nuestro rechazo de los productos transgénicos, que procesan principalmente, las famosas multinacionales y que dañan severamente la salud de sus consumidores. 

miércoles, 25 de septiembre de 2019

El futuro

El futuro de cada uno, el destino, es la muerte. Pasamos por el trayecto de vida, en que nos alimentamos física, emocional y espiritualmente, cada quien a nuestra manera: Como nos inculcaron, como aprendimos o como "Dios nos da a entender".

Pero ahora resulta que la inhumana ciencia, ha avanzado a tal grado, que los especialistas se encargan de demostrar que son más que Dios y se toman la atribución de prolongar agonías por tiempo infinito,  a aquellos enfermos que ya no son capaces de alimentarse de ninguna forma. Y las familias lo consienten... Por un supuesto amor, que es más egoísmo que amor. Porque si supieran amar, no permitirían que les fueran tasajeando a su ser querido y aceptarían su muerte natural. Por la esperanza de que se alivie, e ignoro en qué la sostienen. O, por no tener el remordimiento, por no haber hecho todo lo posible por su familiar.

Aunque el tipo de agonía no es algo que se pueda escoger. En eso tampoco hay justicia. Gente muy buena, muere de forma espantosa y viceversa. En mi humilde opinión, si se debe frenar la continuación del sufrimiento, cuando ya es nula la posibilidad de mejoría del paciente.


domingo, 22 de septiembre de 2019

Pequeña nota

Cumpla otoño el deseo de que:

Quienes gocen, lo hagan con tal plenitud y gratitud, que su estado irradie a los que estén sufriendo.


martes, 17 de septiembre de 2019

Indiferencia

Es muy fácil saber el origen de los problemas sociales de hoy.

Vemos a alguien en situación vulnerable y viramos nuestra atención hacia lo agradable y no nos damos por enterados.

Cuando nos damos cuenta, hacemos como que lo que vimos, lo vimos mal.

Si no podemos evitar percatarnos, justificamos: "No me incumbe", "no soy yo, ni ninguno de los míos".

Pero... A diario, alguien se queja de lo mal que está la sociedad.

¿Qué hace cada quien, qué hago yo, qué haces tú, por erradicar la decadencia moral de la sociedad?

"No me corresponde", "no tengo tiempo libre", "todavía no tengo edad", "ya estoy por encima del bien y del mal", "no voy a meterme en problemas por gente que ni conozco".

Con respuestas así,  evadimos nuestra posibilidad (responsabilidad) de ayudar. Aunque una pequeña, una mínima acción, que nada nos quitaría, podría ser de enorme ayuda para alguien.  Incluso,  podría salvar su vida.

Como ejemplo de esto, mi publicación anterior, en que, para mi sorpresa, hasta llegaron a comentar: "linda y tierna historia".

Sobre el maltrato a menores. Uno de cada 100 personas, se entera y decide ayudar.  Y como los 99 no apoyan, ese 1, muy poco puede lograr, sin más testigos que quieran involucrarse. El maltrato a menores es incuantificable. En muchos casos, es un problema que queda oculto. 

viernes, 13 de septiembre de 2019

Ve estrellitas

Emiliano, huye de su casa, cada tarde, a la cochera, en el momento del ocaso.

Sube con gran dificultad, por su corta estatura, al techo del audi rojo, modelo reciente de quien lo parió.

Allí recostado, sueña con ser una golondrina, para irse a vivir a las nubes, tan suavecitas, o debajo de la tierra cuando el sol cae. Con él, si quisiera llevarlo... Se lo pide. Ningún calor podría quemarle más el pecho, que lo que siente.

Pero se va el sol de nuevo sin él, justo cuando lo encuentra quien lo parió y quien lo hace ver las estrellitas a golpes, día a día.

Cuando por fin el llanto lo duerme,  aferrado a su almohada, sueña que cada estrellita, es un beso de su mamita.

martes, 10 de septiembre de 2019

La foto

Un fotógrafo, periódicamente retrata al mismo grupo de individuos. Pero cada vez, en diferente posición.

Los que estaban a la izquierda, quedan a la derecha; los de la derecha a la izquierda; los de atrás, adelante; los del centro, a la izquierda o a la derecha.

Puede darse el caso que los de arriba, abajo.  Y muy, muy raramente, alguno de abajo, arriba.

En cada nueva foto, cambian de posición y de actitud. Quedando abrazados, los que parecían no llevarse bien o, distanciados los que ya habían aparecido juntos.

De tanto cambio, el fotógrafo ya no distingue entre izquierda, derecha, centro, arriba y abajo.  Ni entre amigos y enemigos.

En realidad, entre sí, todos son amigos entrañables, sin importarles postura. Son políticos.


sábado, 7 de septiembre de 2019

El disfraz de la mentira

La hipocresía, es un disfraz de la mentira.... algo con lo que yo todavía no sé lidiar. No la soporto. Y los hipócritas no toleran mi sinceridad. Soy sincera hasta hacer doler. Algo con lo que ellos no saben lidiar.

La verdad, obliga a reflexionar sobre nuestras faltas y errores. Siempre he preferido a las personas que han sobrepasado mi susceptibilidad, diciéndome la verdad. Son las que me ayudan a crecer. Y es algo para agradecerles, lejos de afectar la relación. Nadie crece con adulación y aplausos. Hace falta la verdad. y es muy provechosa, aunque duela. "La verdad no peca, pero incomoda". Y siempre que algo incomoda, es por algo digno de ser revisado. Nunca podemos sentirnos "producto terminado", por mucha vida que llevemos vivida.

No confundir diplomacia y educación, con hipocresía. La hipocresía es un disfraz de la mentira. Es falta de autenticidad. También es falta de autoestima, porque se opta por decir lo que las personas desean escuchar, por miedo a perderles y por tratar de conservar relaciones.  ¿Para qué?

Es preferible quedarse con pocas personas, con quienes se puede ser sinceros, o quedarse solos; que con un gentío al que nunca vamos a conocer o viceversa. Imposibilitados de tocar temas importantes, por evitar diferencias de opinión. Entre iguales sería aburridísima la vida y nos quedaríamos rudimentarios sin conocer otras perspectivas.

No sirven las relaciones superficiales e insulsas. Y no se trata de sostener conversaciones especializadas, pero por lo menos contar la verdad, cuando alguien nos pregunta ¿Cómo estás? Responder ¡Estoy del carajo! si así estamos, en vez del ¡De maravilla! con sonrisa fingida y mirada como si estuviésemos en pleno funeral. 


*Imagen tomada prestada de La prensa.com.ar

jueves, 5 de septiembre de 2019

Necesidades

Se necesita una capacidad muy grande, para imaginar un mundo agradable.
Una voluntad férrea para atreverse a salir del refugio personal e interactuar con otros.
Una autoestima muy alta, para no caer de bruces, cada vez que nos alcanza el veneno ajeno. Más una gran digestión para digerir el propio.
Una capacidad traductora constante, para descifrar lo que los demás nos dicen, detrás de las palabras que pronuncian.
Una capacidad superlativa  de amor, olvido y perdón.
En fin... Que el vivir es un ejercicio creativo continuo, no apto para menores, ni para bonachones bien intencionados. Hay que andar con la espada desenvainada siempre, para no perecer en el intento.
No se puede ir viviendo así como así, tan natural como pareciera o debiera ser: nacer, crecer, relacionarse, reproducirse y morir.
Hay corrientes subterráneas en la sociedad, que arrastran si uno se duerme un instante.
Hay que estar como los animales, siempre en guardia, por lo que pueda llegar. A veces esperado y provocado y bien merecido (el bumerang obligado), a veces nunca sospechado, porque viene de quienes menos imaginamos.
Se necesita un doctorado para vivir, relacionándonos con los demás. O tajantemente resignarnos al aislamiento y a la soledad, tratando de salvar la utopía.
Cuánto envidio a mi amigo Juan, un ermitaño urbano adorable. Lo envidio y admiro.  Él solo se las tiene que ver y haber consigo. Qué grata ha de ser su vida, a su gusto, sin nadie que lo mortifique, dedicado a sus pasiones, acompañado de sí mismo nada más, por su propia voluntad ¡Seguro!