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jueves, 28 de febrero de 2013

La claque


Se cuenta que una ciudad muy importante y próspera, gracias a una claque, está perdiendo todas sus cualidades. Mataron unión, dignidad y coraje de sus habitantes, con la complejidad de supervivencia, ilegales ultrajes seriados e impunidad. Nadie se queja, ni se rebela, ni piensa ya, en la ciudad que está siendo encogida con manoseo, desfiguro y  violación.

Resiembran jardines, angostan amplias avenidas, y agrandan glorietas, para dificultar al máximo la libre circulación. Los parques, desde sus adoquines, si son cuadrados, los cambian por hexagonales, si son grises los cambian por color beige o ladrillo. Igual con las fachadas de edificios de gobierno; ya sea poniendo techos en el exterior, para que los empleados se fumen felices las jornadas, durante la extenuante espera del siguiente pago; o modificando detalles insignificantes de diseño, para dejarlos como vieron en los yunaites.

Arrasan igual con personas, establecimientos y empresas, no miembros de esa claque. Cobran, recaudan, multan y remultan a la población, porque el presupuesto no les alcanza para tantos caprichitos a costos estratosféricos. Derriban, remueven, cambian e intercambian piezas, monumentos, capillas y cualquier construcción, para aniquilar la memoria de la colectividad y de paso decorar las propiedades de don Peculado, con lo que se extravía en las maniobras.

Los encargados de cuidar lo antropológico e histórico, igual, permitiendo y progresando. La pobreza, que por ninguna parte se asome, pues desprestigia informes, versiones y promociones. Se removió a zonas más inefables, inaccesibles, donde apesta a incuria, a infamia, y a literal penumbra.

Cerraron con concreto, toda posibilidad de acercamiento de los infortunados a los nuevos escaparates y balcones que han ampliado, para que en los festines, todos los integrantes de la claque, puedan tomados de la mano, jadeantes y extáticos, otear a quienes tienen convertidos en una masa neutra, enferma y deforme, que asfixia su lamento prohibido, para solamente lanzar proyectiles de pensamientos y miradas del odio acumulado, antes de que exploté sus vísceras.


martes, 26 de febrero de 2013

El SPA del alma de Alma

No siempre le fue bien económicamente a Alma, en realidad tuvo que afrontar una época de serias penurias. Fue tan oportuna la compra antes de su quiebra, de un par de libros de cocina, de esos grandes, gordos y hojas tamaño cuartilla, con papel muy fino e ilustraciones de cada platillo. 

... Con cien pesos hacía la compra de la semana, ¿para cuánto alcanza eso? Fideos, espagueti, arroz, frijol, café, a veces pan, jabón… ¡párale de contar!  y a tomar la fruta de cualquier árbol del vecindario, de esa sagrada tierra tan fértil. "Antes padecer algo de hambre que no pagar el alquiler o los servicios, o pedir favores a gente inconveniente".  Más intuitiva y desconfiada, en medio de su soledad y vulnerabilidad. 

El refrigerador resistió a base de recipientes con agua, que de tan vacío empezaba a tronar, estallidos recordatorios de su estado. Las comidas se convirtieron en café por las mañanas y las noches y solo una vez, con esos productos, a medio día, a veces con sal, un poco de grasa, nada de sazones. Abría sus libros de cocina y mientras masticaba muy lentamente, recordaba los sabores tan gozados antes, agradecida de haberlos conocido, sintiéndose rica por ello, soñando con elaborar los que desconocía después.  

Fue como ingresar el alma de Alma a un SPA, el ciclo de su mayor cosecha, atrapó todas las cosas que importan para sobrevivir y después vivir con toda la fuerza que encontró, esa tarde tan definitiva y lluviosa, de nubes metálicas, con el sol por fin aguardándola, exactamente en el centro de aquel reto tan profundo, cuyo acceso le parecía más lejano de lo que realmente era, por el miedo de lo que encontraría, a ella misma, perfecta desconocida, sin vestigios de vanidad.




sábado, 23 de febrero de 2013

Ni yo

-Esta agua de jamaica… ¿es real?

-¡Sí hija, puedes beberla!  -ella sirvió en el  termo, me besó para despedirse y se esfumó de casa-

Fue la postdata que terminó de aclarar mi inexistencia, si así pudiérase llamar esto.  Tantas cosas que no comprendía hasta antes del sábado 16 de febrero, que me provocaban algo equiparable a la angustia, pero no como manifiestan las personas verdaderas al padecerla. Me sucedían sentimientos y emociones, pero hasta hoy comprendo porqué en mí era con menor intensidad, como si yo fuera insensible.

Gracias a la broma anterior, de rebote fue esclareciéndose mi naturaleza, con mucha ayuda a través de los comentarios y las suspicacias. "Se recibe lo que se da". Y para rematar con otro lugar común, "vemos en otros lo que somos".

Desde que recuerdo,  me había desgañitado por defender lo que me iban arrebatando sin piedad. Los amores, por ejemplo. Siempre ha surgido de la nada, otra mujer para ellos. Se iban tan felices con ellas en mis narices, mientras yo me quedaba de manos vacías, escribiendo versos hasta resolver mi estar. “Demasiado dramatismo”, llegó a decirme alguien. ¡Cómo no!, si estaba encenegada entre los renglones de aquellos papeles, desde donde solo podía relacionarme con invisibles de tú a tú.

Crucé muchos callejones de amistades fallidas, primero la curiosidad de intercambiar perfiles, trayectorias, similitudes, hasta llegar al “enter” que finalizaba todo sin marcha atrás, como quien alcanza el punto final de cualquier cuento. A partir de allí, cierta nostalgia tal vez, pero ningún apego, simplemente a lo que sigue.

En lo laboral, alguna vez estuve como pez en el agua, en una librería muy cuantiosa, donde me la pasaba realmente entretenida, sin notar el transcurrir de las horas. Un día llegó el dueño y con la mayor frialdad imaginable, me separó y me lanzó a la calle, gritando: Ni siquiera podría clasificarte, tienes un problema muy serio de personalidad y estructura. Esa vez, si sentí una gran punzada en el lomo. Pero seguí.

De una u otra forma se fue evidenciado que la mía no es existencia y que la existencia no es una secuencia infinita de metáforas. Saber que soy un personaje ficticio de HD, me libera y alegra, porque ya puedo dejar que fluya con naturalidad mi “no ser”, que desemboca en no ser escuchada, ni vista, ni sentida, ni nada. 

Ya podré hacer muchas más cosas a partir de aquí, sin ningún miedo, prácticamente lo que sea, bien segura de que no tendrá ninguna repercusión en los demás. Aunque... no deja de ser una forma de existencia, ¡ficticia!, pero existencia al fin.

Estamos en tiempos de diversidad, de mucha defensa por todos… entonces, seguiré sumándome nuevas particularidades a mi ficticio perfil, de tal suerte que lograré ser más entrañable de lo que imaginara mi buen inventor, quien aunque lo desee ya no me podrá remitir. Asumiré totalmente mi existencia ficticia, a la que yo no daba crédito, y había estado luchando inútilmente por vivir… creyendo que los obstáculos eran por rebeldía, cuando era tan simple como la verdad y la mentira. Existir o no existir. Punto. 

¡Sí hija, la jamaica es real!... ¿Cómo decirle que ni ella, ni yo?



viernes, 15 de febrero de 2013

Valentine’s deal




La florista es toda amabilidad, desde el primer día que él fue a su tienda. Le representa una fuerte ganancia.

Él llega elegante, feliz, igual que en todas sus fechas especiales, elige el ramo más exquisito, escribe con ilusión el mensaje de amor, que memorizó durante la víspera, se lo entrega junto con las instrucciones de envío. Parte pisando nubes.

La florista elige las flores más tersas, delicadas, perfumadas, para irlas tramando, entreverando  entre el follaje, haciéndolas parecer a cada una como un suspiro, un beso, una caricia. Sus ojos dejan caer lágrima tras lágrima, conforme las va arreglando. 

La chica, igual que en todas sus fechas especiales, recibe con desilusión su ramo: ¡Qué poca imaginación! ¡lo mismo, lo mismo, lo mismo! Habiendo tantas otras formas de sorprenderme mejor, pero lo ama, no quiere herirlo.

La florista calladamente comparte su sentir.

La chica recibe la llamada…

-¿Te gustaron?

-Mh! Sí… son lindísimas… gracias… Amor… no hubieras gastado tantísimo en flores para felicitarme, no está la vida para semejantes dispendios (para persuadirlo de no mandarle flores, sin lastimarlo)...

Él regresa a la florería, escoge  un ramo más costoso aún y escribe conmovido: “Amor: ¡Adoro que seas así… qué cuides mis gastos!”

La florista esta vez llora inconsolablemente durante todo el proceso.

La enamorada bufa, pero las recibe con gran amabilidad, no quiere ser grosera con la florista, ella no tiene la culpa, mientras piensa ¡Cuánto odio que me envíen flores en las fechas especiales!- La florista le dice algunas palabras de cortesía y se va muy apenada, intuyendo.

Le llama la chica (que no quiere herirlo) al novio: Mi amor… para qué lo hiciste, ya era suficiente…

Él: nunca serán suficientes para decirte lo mucho que te amo… ¿qué tal si este fin de semana vamos a escoger las flores para la boda?

Ella casi se desmaya, siempre soñó que de casarse fuera muy informal, ella, él, un juez, ¡no más!

Al día siguiente, él entra a la florería todavía más feliz -quiero que mañana que vengamos mi novia y yo, nos tenga disponibles todas las opciones posibles para adornar iglesia y salón para la boda…

La florista asiente y cuando él sale, llora con fuerza y exclama: ¡Desgraciados! ¿Cuándo aprenderán a descifrar lo que no les decimos y que nos hace tan infelices?!

Narrador:  Jajaja! ¿Hombres o adivinos? A los hombres les emociona demasiado enviar flores... no sé si a todas las mujeres les guste recibir flores... (en secreto les digo: a mí no).

martes, 12 de febrero de 2013

Demasiado jóvenes


Banca vacía en Alameda Central ante El Palacio de Bellas Artes.
Una señorita enciende un cigarrillo y se sienta.
Un joven se sienta.
Simultáneamente se disculpan por ocupar la misma banca, se piden permiso, asienten, deciden compartirla.
-Es la mejor vista del Palacio, me encanta, me hace soñar.
-Lo mismo opino. ¿Me regalas uno?
Ella le extiende la cajetilla y el encendedor.
-¿Por qué estás tan triste?
-Me cortó mi novio...  se va a casar con otra... con su prima Lety... Se le atravesó, hasta que me lo quitó. Ese día, cuando terminamos, empecé a fumar, ¡de puro coraje!, me quita la tristeza... además a él no le gusta que fumen las mujeres. Voy a hacer todo lo que no le gustaría que hiciera. Verá lo mucho que dejaré de ser la niña boba que conoció. ¡Cabronsísima voy a ser! No es bueno ser bueno.
-¿Crees que a él le importa?
-No sé, pero yo no volveré a ser nunca como fui con él, voy a ser fatal fatal... una verdadera hija de la chingada, y ríe estruendosamente. Ríen los dos.
-Eres demasiado joven, conocerás a otros, hasta que encuentres a un hombre que te ame de verdad,  no te desesperes, no cambies.
-Y tú, ¿qué haces en esta banca? También estás triste.
-Sí... estoy muy desesperado, muy decepcionado de mi trabajo, tengo un jefe que es un hijo de la chingada... en todos los sentidos, abusón, muy transa... no terminaría de enlistarte sus defectos si me lo pidieras. Vine a tomar un poco de aire y a pensar, este es uno de mis lugares predilectos de toda la ciudad, esta vista, desde aquí. Esta banca me sabe tantísimos secretos... ¿qué me aconsejas hacer?
-Mándalos a la chingada, renuncia... no te ensucies, eres demasiado joven, ya encontrarás muchos empleos, hasta que te quedes en el mejor o emprendas por tu cuenta.
Fumaron otro cigarrillo en silencio, mirando aquella fachada. 
Se despidieron afectuosamente, como grandes amigos. 
-Ni su nombre le pregunté, pensó ella al abordar el metro.
-¿Cómo se llamaría? ¡pobre chica! pensó él al ingresar a la oficina del jefe a renunciar.
Los dos ingresaron decididos en el siguiente capítulo de su destino. Ella nunca cambió. Él, no supe.


sábado, 9 de febrero de 2013

Nahui Olin


“Mi cuerpo y mi espíritu tienen siempre loca sed de esos mundos nuevos que voy buscando sin cesar y de las cosas o los individuos que tienen siempre nuevos rostros bajo la influencia de mi espíritu, es una inquietud creadora que juega con esos mundos que voy creando”.
Carmen Mondragón "Nahui Olin"
 La más bella de su época
Quinto sol
Pintora y poetisa (1893-1978) 


miércoles, 6 de febrero de 2013

Turismo y migración

La imagen de Cristina Faleroni, aquí a su sitio

Qué fascinantes son casi todas las ciudades, cuando no las vivimos. Estando de vacaciones, hasta quisiéramos quedarnos a vivir allí. Desde que revisamos la información turística, imaginamos emocionados. Hacemos maletas compactando nuestras pertenencias, con muchos retazos de ilusión, listas de actividades y lugares por conocer,  ¡como niños!

Y si durante nuestra estancia, todo corresponde a la elección de lo contratado, nivel de servicio, hospitalidad, belleza; seguramente, antes de finalizar esos placenteros días, ya estamos pensando en la posibilidad de regresar pronto, para conocer más a fondo, o quizá en la aventura de quedarnos, "así como así", fastidiados por tantas dificultades que estamos sorteando en nuestro lugar de residencia y encandilados por emprender en un nuevo lugar, confiando en el potencial personal.

Pero la crisis mundial actual, pensando más en la moral, que en la económica, ya no sostiene ni con sofisticadas mentiras de promoción constantes esos "edenes" de tiempos pasados ¡Cuídate, no te expongas! Si vienes para acá, no lo hagas "a la aventura", si no es posible que viajes a un buen nivel y con todos los servicios previamente programados, mejor no vengas. Qué pena...


*La verdad es más hospitalaria y leal.

martes, 5 de febrero de 2013

Abrázalo

El mejor abrazo para un ser humano nuevo, que le hace sentir:
 Cómodo

 Seguro



 Tranquilo
 Amado
Y, Le Inmuniza, entre otras muchas ventajas...

Ese abrazo le sostendrá por siempre y es la mejor manera de decirle "te amo".

Ten hijos hasta que puedas amarlos y abrazarlos con todo tu ser, ¡así! Para que después, cuando ellos crezcan, seas tú quien pueda dormir sin preocupaciones.

Pues: Si tú no los educas, la calle será quien lo haga, lo que te provocará todos los develos imaginables y la culpa será solamente tuya!!!


Además, ningún ser humano merece el abandono y la falta de protección, ya que es un derecho elemental.

sábado, 2 de febrero de 2013

La casita



El hongo que estaba bajo el sicomoro, fue la casa habitada por los juegos de Almendra, nombre que se adjudicó, de la protagonista de los cuentos inventados por su mamá y papá.  Cabían en su hongo, muchísimos amigos y personajes, así como todos los tonos de risa, que su felicidad absoluta, le hacía brotar.

En cuanto Almendra llegaba, el hongo brincaba emocionado, avisando así a duendes, hadas, magos, princesas, caballos, aves, monstruos, dragones, gatos, perros, leones, ardillas, mariposas, muñecas, bailarinas... quienes salían de prisa, volando, deslizándose o tendiendo escalerillas, con su ropa anudada, o con manteles, cortinas y sábanas;  por todas las puertas, ventanas, chimenea, con humo de tiza...  para llegar a tiempo de ganarse el lugar del personaje central del juego de esa faena, o el que fuera, con tal de jugar con ella, quien era lo más importante para ellos, contentos con la reciprocidad recibida, conforme al juego escogido.

La vida y el mundo entero, residían completos dentro de esa casa de hongo, que crecía más, conforme a las necesidades de albergue de tantos personajes y fantasías,  haciendo crecer también la dicha de Almendra, que casi siempre se le desbordaba.

Se divertían parejo brujas y princesas, monstruos y caballeros, muñecos y animales, que después de sus grandes batallas, corrían hermanados a lavarse las manos para sentarse a la mesa, en cuanto recibían la orden de Almendra, cuando terminaba de prepararles los pastelitos de lodo con pasto, con té de hierbabuena de helecho, y cocido de estafiate, yerbanís y piedras...

La pequeña se durmió, con el cuento de cuando su abuela era Almendra, e ingresó al hongo por una ventana, llegó hasta la cama del oso más chico, quien se la prestó encantado, en cuanto Mamá Osa dio su consentimiento... Y la abuela, se aferró a ella con toda su fuerza, deseando que se encogieran todas las puertas y ventanas de su casa, y la casa misma... que se haga invisible, ¡y ellas!, para que ningún extraño llame, ni  llegue, ni quepa, ni las vea jamás y estar seguras, sin miedo.