El barco está varado. Andan en total anarquía, los segundos, y los minutos y las horas y los meses y los años, porque alguien olvidó desconectar el reloj.
Y olvidamos cómo se debe contar el tiempo. Además de que todo fue cambiando y cuarenta días, son entre un año o cuatro años. Y si le quitas el número que pensaste, te tiene que dar cuarenta.
En el barco se está perdiendo el buen humor y el aire y de todo. Y se tiene que pagar mucho más por seguir en él.
Nadie puede bajar por libre decisión. Nadie puede seguir arriba por libre decisión.
Es un juego que ya no quiero jugar más. Que ya me voy, porque me habla mi mamá.