Yo googleo
Tú googleas
Ella y él googlean
Y a veces, cuando el "tal por cual" Google nos permite,
Blogueamos.
Pero cuando no podemos
bloguear como antes,
buen enojo que agarramos
y entonces, nos organizamos,
elucubramos y protestamos.
* Es verdad, si reconozco que ha sido muy importante Google en mi vida y lo agradezco de mil amores. Incluso confieso que ha sido mi relación estrecha más duradera, pero eso no significa que como en toda relación, no haya cosas por mejorar.
Sobre todo cuando ha sido una relación fiel y "gratuita", sin considerar que por cada palabra que he escrito sin cobrarles un céntimo, tú, Google utilizas esas palabras, para que los lectores vayan a las páginas que mágicamente se enlazan a sitios para vender publicidad y llegar a ser una compañía millonaria a costa de mis (nuestras) ocurrencias.
No es que yo quiera pago alguno (que no estaría nada mal, con las crisis que se avecinan, nos caería de perlas) pero al menos quiero y estoy en todo mi derecho de poder seguir blogueando y cultivando amistad por diferentes lugares del orbe, que en muchas ocasiones son las que me regresan al equilibrio cuando los días no son tan buenos. Como fue durante el encierro de la pandemia. El sabernos conectados fue ¡la vida!, Pero qué curioso ¿No, Google? tú creciste más, a ti te fue mejor que nunca, mientras millones de empresas se fueron a la quiebra, tú superaste tus expectativas.
Ponte las pilas Google, no nos pierdas, porque en los adioses, al menos yo si soy muy definitiva cuando digo: ¡Hasta aquí! Y algunos cuantos de mis compañeros de googleo y de blogueo.
Reflexiona y no perdamos esta relación tan bella, duradera y fructífera que hemos tenido por unos 20 años o más. Desde que empecé a navegar o desde que abrí mi primer correo en Gmail.
Segunda llamada, segunda llamada... Resuelve porfa los errores. No quieras ver la tercera llamada, que entonces ya me verás con todos mis colores y créeme que no quisiera estar en tus zapatos.
* :) Como si yo fuera a representarles algo importante. Pero si no me empoderó yo ¿Quién me empodera? Un lapsus de inocencia se le perdona a cualquiera, amigos, no se alarmen.
Google, te has convertido en mi musa. Te dedicaré algunas entradas, ya verás.