En un año "de clausura" cuánto hemos podido experimentar y sentir. Ha sido una convivencia muy intensiva y continuada con uno mismo, que no teníamos antes.
Cada sentimiento, cada emoción, se presentaron con su paleta completa de tonalidades o matices.
A mí, en ocasiones se me ha dificultado identificar qué es lo que estoy sintiendo. Estados de ánimo que antes pasaba por alto, por el ritmo de la "vida normal" y ahora no he podido ignorar, aplazar o evadir qué estoy sintiendo.
Por ejemplo... Hace unos dias estaba muy cansada, agotada, porque me extralimité con unas labores y lo que sentía, lo confundí con tristeza, enojo, desinterés. frustración.
Fue hasta el día siguiente ya repuesta, cuando supe qué me había sucedido. Que era cansancio físico y nada emocional.
¿Les ha sucedido a ustedes que son tanta las emociones que se dificulta distinguirlas al inicio?