La noche sale a pasear por las avenidas de los sueños y deposita en cada persona que duerme, una compañía, una voz, un paisaje, un gesto o un cariño.
Con su paciencia natural, detecta las necesidades de cada uno y compensa las vivencias del día, para equilibrar.
Solo que a veces el cansancio
la vence y se cuela alguna pesadilla. Actúa rápidamente, pero no siempre logra que el mago del descanso llegue a tiempo para borrar de la memoria la mala pasada de esa persona.
Zzz... estoy soñando... La noche. No es verdad. Zzz... No hagan caso.