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lunes, 30 de diciembre de 2013

... más allá de las estrellas.




"Escucha hermano la canción de la alegría
El canto alegre del que espera un nuevo día
ven, canta,  sueña cantando
vive soñando, el nuevo sol
en que los hombres volverán a ser hermanos…"

... Si es que no encuentras la alegría
aquí en la tierra
Busca hermano más allá de las
Estrellas…
 
Y... volveremos a ser hermanos!
               
    
P.S. Abre las puertas
a la música
de tu alegría...
deja que vibre y juegue,
 que vague y retumbe
por todo el espacio que ocupa
 la materia de tu ser
Deja a esas notas viajar
más allá de tu ver
de tu sentir
de tu creer
más allá de tu razón y tus límites...
Donde queda el espacio
de las otras almas
que aguardan
para fundirnos en el crisol
 de la infinita hermandad
 y empezar a existir
 inéditamente!

Sara O. Durán

sábado, 28 de diciembre de 2013

Adiós, raro 2013

Hay años buenos, hay años malos. 2013 ha sido muy atípico... Acostumbrada al reto complejo, permanente e intenso. Este año que está a punto de terminar, fue muy neutral y bondadoso conmigo, lo que agradezco infinitamente, pero fue muy difícil para mi círculo social inmediato, virtual y mundial. 

Fui testigo de hechos muy dolorosos de otros seres humanos, tanto amigos, conocidos o desconocidos. No es fácil asimilar la destrucción por desastres naturales y menos, sabiendo que en su mayoría, son provocados por el mismo hombre, arrebatando vidas... de inocentes, ¡de niños! 

O ¿Qué tanto poderío y deseo de omnipotencia, puede ser capaz de mentir a la conciencia de los responsables, ante tantas vidas perdidas: por guerra, opresión, represión, negligencia, negocio, irresponsabilidad... todas las caras que nos mostró la maldad, el odio?

Me desgarra, ver como otros perdieron... sus seres amados, sus empresas, sus hogares, su salud... hasta la vida. Qué tanto puede satisfacerme un año bondadoso para mí, en que ni con mi vida hubiera podido frenar el dolor de los demás. Muchos que quiero, porque los conozco en persona o virtualmente, y muchos que quiero a pesar de ser desconocidos, porque son tan humanos como yo, y que eso me hace suponer que tenemos las mismas necesidades, los mismos sueños.

Pero, a la vez dudo que haya muchos que desde la bofetada recibida en su carne, de la cruel deshumanización, pueda conservar sueños, aunque yo lo anhele, porque sé, por mis años que fueron malos, pero soportables, que los sueños, son la fibra del  único hilo que nos detiene de no caer en las garras de la locura, la desazón o la muerte.  Sin embargo, muchos reciben golpes insoportables. Eso, amarga saberlo.

Te despido 2013 con acidez, pero con mucha decisión... aunque tú como simple marcador de un tiempo, no tengas la culpa y quizá esté siendo injusta contigo. Pero considero sano, albergar la idea de que puedas ser fin de nuestra decadencia tan nociva para el mundo, mundo que es la casa de todos, donde casualmente también vivo yo. Y que merezco vivir bien y ser feliz, igual, como el ser que esté lo más lejano de donde estoy, que no lo está tanto, puesto que vivimos en la misma casa. Cualquier ser: humano, animal o vegetal... que hemos sido vendidos, empeñados, para que se compren los nuevos modelos y diseños, de todas las cosas inanimadas, los que pertenecen a una minoría, que por mediocre, nos está destruyendo parejo a los demás, para tratar de satisfacer su insaciabilidad, y, que ni siquiera logran.

Estoy muy feliz de que ya termine, porque con un nuevo ciclo, los aires se renuevan, por lo pronto en  lo subjetivo, de quienes podamos imaginar y confiar y desear y creer y tener fe... en la esencia humana, en el niño interior, en el amor, en la bondad, en la inocencia, que en conjunto son la luz... Para mí ¡Dios!

2013: ¡Gracias! Ojalá mejoremos...

¡Abrazo enorme a todos los amigos, cerca o lejos, todos a igual distancia, en mi corazón!




sábado, 21 de diciembre de 2013

Es:


Clara y húmeda, como la gota de agua,
tierna, como el niño sano,
dulce, como la miel,
suave, como el viento,
llana, como la línea recta,
amorosa, como el regazo materno,
cálida, como la protección del padre,
generosa, como el amigo,
necesaria, como el hermano;
la esencia humana. Y confío en ella,
porque confío en mí...
en ti,
en los demás,
humanos todos.


martes, 17 de diciembre de 2013

Los pájaros

Los pájaros se preguntan, cómo hacer para inspirar a tantos poetas, que según su más reciente conteo, ya son más los poetas que los pájaros. Discuten si fuera mejor sugerirles (a los poetas) que se busquen otras musas o tomar ellos (los pájaros) un curso intensivo de ubicuidad; pues ya les resulta muy extenuante, estar presentes ante las muchas plumas que los describen, y aparecer con sus plumas (los pájaros) impecables, con tanta movilización, para estar en posibilidad de satisfacer el exceso de demanda.

Realmente yo sí los noto últimamente muy desmejorados (a los pájaros). Incluso ya me ha tocado ver al mismo pájaro en muy variados versos de diferentes poetas, solo que con otras actitudes, indumentarias y accesorios. Pero de tanto verlos y siendo los mismos, uno termina descubriéndolos.

El otro día, a un chanate que conocí aquí, me lo encontré, en los jardines de los versos de una poeta, con un aspecto tan cambiado, como si fuera un jilguero, canario, o no sé qué especie. No conozco de su clasificación, pero a los que conozco (pájaros) en persona, fácilmente los identifico, aunque traten de hacerse o de hacerlos parecer, diferentes...

¿Será que los pájaros, se transforman según el poeta? Tengo esa duda.

*Este es un chanate.

lunes, 16 de diciembre de 2013

¿Por qué?


¿Por qué no discutir lo que cala?
¿Por qué no aclarar lo que confunde?
¿Por qué no expresar lo que pensamos?
¿Por qué no afrontar hablando los problemas?
¿Por qué no dialogar sobre las inconformidades?
¿Por qué no usar las palabras para entendernos?
¿Por qué no aprovecharlo para crecer?

¿Para qué nos sirve aparentar lo que no somos, no ante otros, sino ante nosotros?

¿A quién diablos se le ocurrió la idea de que lo que nos incomoda o duele o daña o destruye, lo tenemos que guardar en estoicos baúles de silencio?

Tengo un defecto ante los demás ¡muy grande!... expreso en el momento lo que pienso... allí, en el acto, conforme van deslizándose las palabras desde mi cerebro hasta la boca, llega el viento que se lleva todo lo dañino muy lejos de mí y simultáneamente, refresca mi corazón... y del corazón ese viento llega hasta mi cerebro y me instala en sustitución el olvido, y en el olvido llega la sanación con el perdón.

¿Para qué me serviría entonces, guardar lo que me duele... en el momento cuando me duele, si al verbalizarlo, lo suelto? 

Tendré que analizar muy a fondo, si conservo lo que es ante los demás mi peor defecto, o lo intensifico. Pues a mí la evasión o el silencio, no me sirve para olvidar, ni para perdonar... 

Pero a los demás no les gusta que discutamos lo que los implica, siendo que es la única forma que tengo más que probada, para resarcir y restaurar mi corazón, cada vez que por alguna circunstancia queda hecho añicos. ¿Quién carajos dijo que las palabras son para callarlas? Y ¿por qué es ofensivo expresar la inconformidad ante la ruindad? ¡Uy! y si acaso ruindad lo expreso como "hijoputez", ante algo que rebasa la ruindad y solo el adjetivo utilizado lo puede describir, la ofensa puede ser para siempre.

¡Carajo! entonces, ¿cómo puedo decir "No la chingues... que me estás jodiendo", cuando así sea. Y ¿por qué es más importante el adjetivo que el acto, el resultado o la evidencia? ¡Chingado!

viernes, 13 de diciembre de 2013

Dos preguntas

Exigimos limpieza, armonía, justicia, libertad, lealtad, generosidad... etcétera. 

¿Cuántos de nosotros, somos tan limpios, armónicos, justos, leales, generosos, como para exigirlo?

Nos fallan, nos mienten, nos estafan, nos burlan, nos decepcionan... ¡Es cierto! 

¿Qué estamos dispuestos a cambiar, a mejorar, a dar de nosotros, o  por lo menos dentro de nosotros? 






viernes, 6 de diciembre de 2013

Sobran razones

Sobran razones para desconfiar, para descreer, para odiar y morirnos en vida. Cuesta trabajo despertar ante un mundo secuestrado, en que se han democratizado las injusticias y las sinrazones. No porque a todos nos vaya mal;  por costumbre, solo le va mal al pueblo, y, al sumar pueblo tras pueblo, ya nos vamos generalizando, globalizando y democratizando en el mal estar y vivir.

Mueren los hombres buenos, mueren las mujeres buenas. Duele, se siente el sufrimiento, en la piel en los ojos, y en algo que nos queda muy adentro, que quizá ni tengamos, pero a mí me tranquiliza creer que más adentro que las vísceras, algo bueno tenemos.

Esas personas, aun cautivos, humillados e incomprendidos, siempre encontraron la manera de ser libres, liberando su alma, para desde el fracaso constante, mantenerse luchando por otros, antes que por ellos, y resistir y sobrevivir, sin abandonar la ruta del amor, desafiando todos los obstáculos que les erigieron para inmovilizarlos.

Podemos seguir esos escasos ejemplos, que se están agotando, de hombres y mujeres buenos, para ser pequeñas e ignoradas luces, ante la inmensa oscuridad, o echarnos a perder en 3 segundos, con las sobradas razones para desconfiar... descreer... De cada uno depende descubrir lo conveniente, es elección personal.


domingo, 1 de diciembre de 2013

Codificado

 


"2N8 F815758
S638 F263T6
6 5ND6ST324T5B76
428ND0 6ST6 S0ST6N5D8
P03 6ST8S 428T30 40721N8S:
P8D36 V8756NT6,
18D36 P32D6NT6,
H5J0 0B6D56NT6,
H6318N0 401P78456NT6."

                               40NF2450

Sustitución:
M = 1
U = 2
R = 3
C = 4
I = 5
E = 6
L = 7
A = 8
G = 9
O = 0

En secundaria, cuando alguna clase nos aburría, charlábamos entre compañeros, mediante mensajes codificados, sustituyendo números por las letras de la palabra "murciélago" (ignoro quién o por qué se eligió esa palabra), así los maestros no se enteraban de nuestros "secretos asuntos", en caso de confiscar nuestros correos de banca a banca. Nos divertía y quizá nos agilizaba la mente... Con la práctica dejábamos de necesitar la clave para escribir y descifrar. 

¡Feliz comienzo de semana y de mes último de 2013! 

Ahí les dejo una frase, de alguien muy famoso, para que la descifren si acaso lo desean,  jajaja!

Pitt, detectó error en el renglón 4 en la última palabra. Gracias! ya corregido.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Aleteando

¡Lo siento! quería llegar, con la confianza de siempre, encontrarte en el jardín, donde jugamos la simpleza, que nos hace más vivos que todo lo demás, al compartirnos el amor. Cantarte muchas piezas, las más posibles, muy suavemente, para no registrar la afonía de otras veces, que igual nos divierte a los dos. Tu alegría me gusta, tu risa me gusta. No te lo he dicho, mas tú lo sabes, porque al estar contigo, sonríes con la boca, con los ojos, con toda la piel: ¡Total!

Ese día, en que me esperabas, me hubiera gustado llegar con amigos, los mejores, para llenarte el alma de compañía y belleza de muchos colores. Conviviendo, como lo hemos hecho tan seguido, en los ratos, que usamos para decirnos, acariciarnos y consentirnos a muy corta distancia; solo con la mirada y la mente, haciéndonos correr por las venas, torrentes de armonía incontenible, hasta derramar algunas lágrimas, por tal plenitud. 

¡Disculpa! me viste como tú no me sabías, me viste pasar por encima de ti, gritando, ignorándote... de-ján-do-te, como si fuera un desconocido, ferozmente egoísta y veloz. Yo solo alcancé a ver tu miedo, desolación... abandono, cuando apretaste los labios y las manos, bajaste la cara, como haces al llorar ante los irremediables. 

Ojalá comprendas, que de no ser así, no hubiéramos logrado la desbandada, en ese frente frío que nos llegó sin previa señal. Fue la única alternativa posible, para intentar llegar al sur, y salvarnos casi todos los pájaros. Te confieso, ¡casi todos!  Yo quería... ¡No desesperes, mi bien, que abril llega más pronto que la ausencia!


martes, 26 de noviembre de 2013

Es la "S" una letra:



Sabrosa, sabatina, sagrada, sembradora, soñadora, solitaria, silenciosa, serena, sutil, segura, sensible, sarcástica, simpática, salerosa, simple, sencilla, sana, sentimental, seria, servicial, sonriente, solemne, soberana, suprema, sabia, singular... Huele a sándalo y tiene mucho sentido, como el sol.

  

Más las aportadas: Sonrosada, soleada, superior, Ssh!
Y llega solita: sempiterna,
con sacrificada,
solapadora, aparece también...
Ah! Sara: yo
¡Suertuda! muy, muy suertuda, de conocer personas tan hermosasss!!

Súper, por parte de mi amiga Raquel, Gracias!
Soberbia y sembradora, que me las recuerda mi amiga Soñadora, Gracias!.

domingo, 24 de noviembre de 2013

La igualdad no existe



Cumplir la voluntad, exige constantemente, desafiar obstáculos.
Compartir ideales, genera: una energía adicional,
la capacidad de la protección grupal,   
y la reconciliación cuando sea preciso.

La igualdad no existe, no perdamos el tiempo en debates, ni definiciones,
cuando necesitamos el tiempo y la fuerza, para crear la comunidad:

Que destruya imperios y fortalezas, 
que diluya el metal más duro,
del yugo que ha sido forjado,
por el individualismo: la vía idónea, para ser explotados,
en condiciones tan injustamente inequitativas.




miércoles, 20 de noviembre de 2013

En los zapatos

Si no fuera por su verdadera aflicción con cierta vergüenza, y porque lo conozco como un hombre de gran rectitud... Hoy a las 7 de la mañana, me despertó el abogado de la casa de enseguida, llamándome por la puerta de mi recámara que da al patio, para que le permitiera salir por mi casa a la calle. Trajeado, de portafolios, lap y todo lo que cargaba, quien saltó una barda bastante alta entre el patio de su casa y el mío. 

-Por lo que más quiera, le pido que me disculpe y espero que no vuelva a suceder -y salió apresuradísimo, con gran soltura para salir de casa ajena, que hasta me hizo pensar en el supuesto de que tuviéramos décadas de casados, me alegré de las ventajas de la soltería-

-¡Eso es lo que yo espero!, pensé, pero solo pude decirle... ¡Ay! ¿qué le dije?  Si ni lo recuerdo, estaba tan dormida todavía, algo habré balbuceado, pero no sé. 

Apenas iba a reírme cuando sonó el teléfono. Era Doña Hortensia la esposa: -Sarita...Vecina, le pido encarecidamente que venga a mi casa para explicarle, mi esposo está muy apenado con usted, bueno, los dos, yo también... pero no tuvimos otra opción que recurrir a usted, necesitamos que nos ayude, es algo espantoso... y pues, siendo nosotros un matrimonio de tantos años juntos, de una época diferente a la suya, quizá sea más fácil para usted que es más liberal que nosotros, ¡imagínese!, lo que se estará diciendo por toda la colonia ya de nosotros y siendo mi marido tan conocido. Acá le explico, si me lo permite.  Ah! venga por donde mismo mi marido entró a su casa. O sea:  por el patio.

Qué me quedaba hacer, cuando ya se habían apoderado de mi mañana, de mi intimidad, de mi "liberalidad" y de mi soltería, los vecinos. Así que muy obediente recargué mi escalera y allá fui, con el nuevo método de acceso entre nosotros. Con la escalera de ellos todavía del otro lado, mi descenso pudo ser quizá más elegante que el de él, si no fuera por mis pijamas... O el descenso de él, en su práctica improvisada de "parkour" con traje, corbata, mancuernillas, decencia y demás... 

Regresé y cumplí con mi encargo, que prometí no divulgar con nadie. Fingí ante los recolectores de basura, que era mío aquel regimiento de zapatos rojos, que impedía abrir la puerta principal de los vecinos, y de verdad, no lo pienso divulgar, fuera de aquí, por supuesto, como deben ser los secretos:

Resulta que el abogado está llevando un asunto mercantil a unas teiboleras, de quienes sus zapatos se han sentido mucho más cómodos siendo calzados por él... Hombre muy dado a "empatizar" con todos sus clientes defendidos, lo que llamamos "ponerse en los zapatos del otro" de tal forma que a diario, después de sus largas e inhumanas jornadas, llegan hasta su casa en taxi o como pueden, los zapatos por sí solos, esperanzados a  ser mejor utilizados por alguien tan sensible como él, que por sus dueñas. Al principio eran dos o tres pares, lo que para la pareja era fácil de disimular, pero los zapatos han ido propagando su buen prestigio de defensor...

Por favor, tampoco lo cuenten a nadie más.  



viernes, 8 de noviembre de 2013

Circunstancias ajenas

Cuando escribía a mano, sublimaba el dolor de las ampollas en los dedos, creyendo que aguantarlo, hasta que se convertían en callos, me sugería la vía para vencer los desafíos de mis realidades.  Sí,  en plural, porque yo no he tenido una sola realidad; es la mía, la de los demás, sus derivaciones y las que finalmente nos permiten las circunstancias, el destino, la suerte o el azar. Son varias realidades, con la posibilidad de que ninguna exista,  ya que ni siquiera sé si exista la existencia.  Iba buscando comprender cada suceso transcurrido o por venir, al escribirlo.

En la máquina de escribir, que aprendí  a usar en la secundaria, a mi pesar, pues yo quería estar en mecánica o en carpintería, porque solo aceptaban hombres, y era lo que más me motivaba de esos oficios,  para estar entre ellos -por prácticos y sin conflicto- desde mi femenina perspectiva, que me era tan difícil comprender a otras mujeres, por detallistas y complicadas. Con ellos, me entendía de maravilla, sin problemas y sin que se acabaran las relaciones, si un día me portaba tajante, ofensiva o brusca con ellos.  Más fácil, más arriesgado y divertido, donde me sentía protegida, sin miedo, muy fuerte, siempre y cuando no nos enamoráramos... condición que siempre conservé con todos mis amigos. Comprobando que sí es posible la amistad desinteresada entre hombre y mujer. Cuando me desamaron otros hombres, fueron mis amigos quienes me ayudaron a levantarme.  Y fue cuando las mujeres más me ayudaron, para enseñarme que también se puede ser amigas entre mujeres. Cualidad que yo descartaba y desconocía de mi sexo. 

Les sacaba chispas a esas máquinas, mecánicas o eléctricas, llenando muchas cuartillas, porque lo que más deseaba era entender las realidades en papel. Escribí todos mis pleitos con Dios, para negarlo y cuando creí en Él, dejé de escribirle, mudando mis conflictos a otros destinatarios, incluyéndome, principalmente.  

Después me costó mucho pasar a la computadora, porque con lo fácil que es corregir, me fui permitiendo errar más y sin papel, con mayor razón. Tengo ahora más defectos, solo que los míos no es tan fácil corregirlos como en la pantalla. 

Me costará mucho esfuerzo escribir sin teclado, porque mis dedos no son femeninos, mi independencia me los maltrató. Pero tendré que enseñarles movimientos finos, porque no puedo aferrarme a este cacharro que no tarda en caducar, cuando el teclado de hoy, después de varios, ya tiene casi todas las letras borradas -si no fuera que aprendí a escribir sin ver, no por las exigencias de la maestra, sino por mirar a los chicos por la ventana, mientras terminaba la odiosa hora del taller de taqui-meca- Se despinta -el teclado- más por mi furia al teclear, cuando he pasado por todas esas etapas, y todavía no me conozco, ni siquiera por escrito. Igual que este ejemplo, en que pretendía hacer un recorrido por las herramientas para escribir, y terminé azotada por un laberinto imprevisto y traidor, muy lejos del objetivo inicial, debido a una circunstancia ajena a mi voluntad, pero que me desestabiliza, desde una de mis tantas realidades. 



miércoles, 6 de noviembre de 2013

Mutuo

Me sonríe. Le temo. Suaviza la mirada y se acerca. Tiemblo. Que no me lastime -pienso- Lo intuye, procura sosegarme, no lo consigue. Avanzamos. Los árboles lidian con sus sombras. Ladridos nos circundan. Se sobresalta. Lo estrecho. –Apesta –piensa-. –Disculpa, el miedo me hace apestar más que todo eso –le contesto-. Las chicas, esperando. Los chicos, abordando. Se alternan clientes, en su rutina pactada. Él se me ciñe más. Mi ansiedad, lo acepta, ya sin reservas. Mujeres que husmean con obscenidad, tras la suciedad de las cortinas raídas y de sus recuerdos. Sus puertas que destilan hedores oxidados (metáfora). Luces agónicas al fondo, que evidencian lo narrado de esas mujeres.  

Las nubes disfrazadas de mar, se revuelven y vociferan y braman. Ni una estrella. La luna… ni sus luces.  Las flores, en el fondo de sus guaridas. Gatos agazapados.  Gatos encrespados. Gatos tan orondos. Gatos como siempre, creyéndose los dueños.  Él tiembla –¿Le temes a los gatos?… yo también, acércate más. Ancianos en la eternidad de sus voces, ya sin temores, ni urgencias prisa. Malandros tramando. Unos drogándose. Él, casi escala mi cuerpo. Yo, casi escalo el suyo. Nos encaramamos. ¡Total! Ya estamos vamos abrazados. Avanzamos, usamos toda la eternidad, ¡qué ironía!, de esos pocos minutos de negrura que nos desquicia,  para seguir con  lo nuestro, lo único que nos importa, sin piedad, sin pensar, sin detenernos, hasta alcanzar juntos por fin, la avenida de luces delirantes, para empezar a cruzar el siguiente infierno.Una estrella. Es cuando el perro escoge otro rumbo.  



domingo, 27 de octubre de 2013

Torcí la pata

Literalmente... Esta ilustre y cada vez más afamada bloguera (juar, juar, qué diera yo, verdad?) torció la pata. Bueno... cuando estoy en casa, me empeño, agarro cada manda de locura, que hoy me puedes ver de albañil, mañana de pintora de brocha gorda, de limpiapisos (que estoy empeñada en rescatar unos mosaicos maravillosamente dañados, a costa de manos y pulmón) de lavandera, planchadora (esto poco, cuando quieras verme fuera de mí, pídeme que te planche algo) y eso que soy muy buena para ello, pero no, no me gusta. Lo hago porque con ciertas prendas no me queda otra, pero NO me gusta. Una amiga mía, se casó con un tipo muy remolón respecto a este tema, ella tampoco "adoraba" planchar, entonces, se le ocurrió a su santa suegra llegar a la casa cuando ella estaba entregada a esa faena y se puso a sugerirle, que si marca el cuello así, que si los puños... Mi amiga, María, le lanzó al centro de la frente la plancha. En eso llegó el marido y le ha puesto una madriza tal, que la mandó al hospital con las costillas rotas y contusiones por doquier. Allí ella recabó entre el personal, lo suficiente para el divorcio y para su boleto de regreso, pues estaba en otra ciudad. Cuando lo cuenta, se ríe a carcajadas al recordar lo maravillosamente que le colocó enmedio de los ojos a la suegra la plancha. Se la pinté en la pura "P" a la pinche vieja pendeja y metiche. Lo malo que con las costillas rotas, poco me podía reír, pero fue lo que me mantuvo a flote para hacer los trámites concernientes. Si a mi Ramón (su hijo) tanto le gusta como usted le plancha, pues, ¡Plánchele entonces usted, vieja bruja, que ya me tiene hasta la madre, con tanta intromisión! La señora solo alcanzó a chillar, chillido que fue mínimo, comparado con el chillido de la carne quemada, en su certero tino del mejor pitcher de las grandes ligas. Hace tiempo que no veo a María, por cualquier cosa un día nos enojamos y ya no nos volvimos a ver, pero cuando plancho, siempre la recuerdo y eso me hace que planche acompañada y divertida. 

Yo no sé por qué vamos al circo y nos extasiamos con los malabaristas y equilibristas... cuando yo me dedico a la lavandería, lleno tantos alambres, que quien lo ve, cree que lavo la ropa al barrio entero. Entonces, como la ubicación del sol con respecto al patio mágico, no me ayuda mucho, he puesto los alambres muy altos, de tal forma en que tengo que hacer equilibrismo, sobre un balde al revés, en ciertas zonas, pues el directorio telefónico no me dio la altura. Lo intenté con el Larousse y el directorio juntos, pero tampoco. Ha sido por simple negligencia, que no he ido a comprar un banquito de uno o dos peldaños. Ayer, muy apurada, porque hoy tendría familia a desayunar y quería evitarme las preguntas como ¡Ay, a poco lavas toda esa ropa todas las semanas y demás! traía dos pantalones en el cuello un par de ganchos de colgar con blusas y un par de pinzas también. Me subo al balde y sopas, que se me tuerce el tobillo del pie derecho, tronó igual que los huesos del pollo cuando lo estamos partiendo... el balde brincó metros adelante, los traidores perros se escabulleron dentro de la casa y yo me fui de espalda, en un mandarriazo, de video viral. Los perros, saben la historia de María, se las he contado, porque los temas repetitivos les aburren muchísimo... entonces, en las noches, cuando todavía traen mucha cuerda y yo ya me quiero dormir, les cuento historias, además no quiero por nada del mundo someterlos al suplicio de los cuentos de hadas, castillos encantados  y duendes, con que a mí me forjaron una idea tan distorsionada de mis posibilidades y realidad, pues mucho esperé a ese príncipe en caballo alado, que llegaba a rescatarme.... Intuí, por su cara de susto, que pensaron "esta ya se nos va a poner ruda también, como María... y estamos muy chiquitos para traer cubetas pintadas en el rostro". Siendo que a pesar de que no me siento "realizada" al lavar, no es una actividad que deteste. En el piso, tenía dos alternativas, arrastrarme por el celular y pedir ayuda, auto encaminarme a alguna clínica, o aguantarme. Viendo que tenía bien asidos la ropa y los implementos, me arrastré a ponerlos a salvo, quedaron sin ni un rasguño. Creo ahora que sí puedo anunciarme con el vecindario: "Sus prendas ilesas, por sobre toda situación".

Luego, lloré, bien a gusto, más y más... fue cuando me di cuenta de que quedé a escasos milímetros de haberme volado la cabeza en la orilla de una jardinera. Qué bueno que no me maté, suspiré. Vi si tenía movimiento: sí, hinchazón: no, moretón: sí. Ya encarrilada, lloré más, hasta por lo que sintió la suegra de María y después María con las costillas rotas, la vecina de enfrente que la abandonó el marido y etc. -pocas veces se tienen esas chancitas de limpiar el interior a profundidad y de llorar "por uno y por todos los amigos"- hasta que vi que el dolor no me lo quitaría toda esa llorazón. Entonces, me puse de pie, siempre he creído que de pie se llora con mayor estilo, me senté en una silla de plástico. Luego di unos pasos y todo bien. ¡Ya fregué! -pensé- Con dolor, pero funcional. Y como salió en una película de artes marciales, en que se curaban las lesiones ejercitándose, seguí en mi faena. Cuando llegó mi hija, yo estaba más cariñosa (que de por sí lo soy) pero más dócil de lo normal. Ella lo notó, pero yo disimulé.  Es súper exagerada en los cuidados que debo tener y para estas alturas, yo estaría prácticamente enyesada hasta el cuello. Así que "en pico cerrado no entran moscas". Comimos y muy bien, luego ella salió y yo me puse a ordenar unos papeles. Se enfrió el mandarriazo, así que cuando regresó, yo ya estaba medio ojerosa. ¡Anda! que crees... que me caí y me duele un poco. -Vamos a que te revisen (te digo, es rete exagerada) Yo: No, no! yo creo que va a pasar. Fuimos, vinimos, hicimos mil cosas, y ella se durmió un rato. Pa' cuando despertó, yo ya estaba con mucho dolor. Arrastrando el piecín, me hice un cocimiento de "Matarique", una hierba que me dijo el indio que sirve para todo tipo de dolor. Y por su olor a todas las yerbas juntas, nadie puede dudarlo, mariguana es poco, es mucho más fuerte. Me bebí un buen trago y luego en la cubeta de mi desgracia puse agua y vertí el cocimiento. Metí mi patita y empecé a ver estrellitas. Es que estaba muy caliente, jajaja. Poco falto para que me lo desollara también. Estuve tanteando, hasta que pude mantenerlo dentro de aquel maravilloso caldo de la larga vida. 

Me fluían sin remedio más lágrimas. Cuando ella despertó: Te duele más, verdad? -Sí! No sabes algún ejercicio de Programación Neurolingüistica para que me ayudes?. Amodorrada por la siesta y sorprendida por mi fobia a los médicos alópatas, bien linda, me dice: Mami, es que PNL puede ayudarte para dolores emocionales y rollos mentales, no tanto para algo que es físicamente evidente. -Ah! bueno, tonces, me puedes ayudar a ir pre-preparando lo del desa de mañana. (Hicimos Menudo, bueno, ella más bien) -Claro, mamita. Yo me quedé al borde de la cama, con mi cubeta ahora terapéutica. Si sacaba el pie me dolía y si lo metía me requetedolía. Hice un ejercicio mental, me relajé, empecé a respirar muy profundo, a imaginar que recibía luz por la cabeza y a concentrar el dolor en un solo sitio del pie, que sería el sitio por donde iba a salir todo, mediante una imaginaria incisión. Luego me fui abandonando en una sensación increíble, que esa ya no la controlé yo, sino que se presentó sola, de que algún quiropráctico me iba ajustando cada falange, cada nervio, etc. Mi pie tamborileaba por toda la cubeta, y todo se fue concentrando hacia el talón, de una manera de verdad insoportable. Cosa rara, porque lo que más me dolía de inicio era el empeine y el arco. Allí me quedé más o menos 15 minutos. Luego me vendé, me unté un poco de bengué antes, y muy docilíta me eche sobre la cama. Más tarde, me empijamé y ya hasta hoy.

Al despertar, moví el pie, ¡padrísimo!, no me dolía nada, pero porque era el izquierdo. Ya sabes, como a veces despertamos desorientados y no identificamos la izquierda y la derecha, más, en virtud de que hasta en lo político y lo social, ya está eso tan confuso, con mayor razón en una pobre sobreviviente de la acrobacia de la lavandería. Moví el otro y, con un ligero dolor, pero el talón en perfecto estado. Me incorporé, me metí a bañar, me arreglé, tuvimos el desayuno, nos la pasamos muy ameno y aquí estoy, viva y ya casi sin dolor. La libré... No me desconchinflé y el mundo no perdió a una de sus más consents del blogueo del siglo 21 (jajaja) y los más importante, con toda la ropa limpia. Eso sí, con lo fortísimo del matarique, todavía veo indios fosforescentes danzando a mi lado... Para estar ad hoc, me vestí con una blusa fucsia espectacular y recibí con huaraches y con mi vendita. Ahí la llevo. Pa mañana estaré lista para un danzón si me lo propongo y claro... ¡Si amanezco! que nunca se sabe. 

Hay que tener cuidado, que en un solo mal paso, podemos borrarnos del mundo.  Y, nunca olvidar que el piso nos queda más cerca de lo que creemos, por más que queramos perderlo.