Hoy visité a una familia, permanecí tres horas en un hogar mexicano, chihuahuense, como hay muchos, con una estructura tradicional. O sea, el hombre trabaja, la mujer permanece en la casa. Tienen tres hijos muy espaciados: Uno adulto, una adolescente y un niño de 8 años.
El hijo adulto, con un matrimonio y divorcio express, al estilo actual, con un hijo de 6 años, que vive a ratos con la madre a ratos con el padre, más bien con la abuela. Pues el hijo al divorciarse, se reinstaló en la casa de los padres.
Sólo el padre trabaja fuera de casa, gana bien. La madre emplea todo el día en la administración de la casa y de las vidas de todos. Entre los quehaceres domésticos y los requerimientos de sus dependientes, ocupa toda su vida a ser esposa, madre y abuela.
Comimos los siete juntos, algo muy elaborado, en una mesa redonda, en la que no faltó de nada, me refiero a la disposición de la mesa, los platillos y demás. La madre fue la última en sentarse, con bastante cansancio dibujado en su rostro.
No hubo charla, más allá de acércame la salsa, ¿quieres más limón?, bla, bla.
En cuanto terminamos de comer, el hijo mayor le pidió a su madre dinero para ir a distraerse al casino, se despidió muy fríamente, después de despotricar un poco hacia el Partido Acción Nacional, a quien el culpó de la falta de empleo, corrupción y la guerra hacia el narco.
La adolescente solo salió de su habitación, para preparar agua fresca, sin hablar y en cuanto terminó de comer se regresó al mismo sitio.
Los niños durante las tres horas, sólo se distrajeron de un juego electrónico (el de 6 años) y de la computadora el de 8 años, durante la comida. Entre el trajín de preparar los alimentos, servir, recoger, sacar ropa de la lavadora, tenderla, guardar otra, atender a 3 perros y dos tortugas, la madre me dió la holgura de acercarme a los niños. No, corrijo, de que ellos se acercaran a mí...
El de 8 años, susurrándome al oído, me invitó a ver un video del reciente allanamiento del poblado de Creel, por parte de un comando de sicarios. (Un lugar que está enclavado en la Sierra Tarahumara y que fuera paradisíaco hasta hace poco tiempo).
Tuve que hacer grandes esfuerzos para no llorar, al ver los intereses de ese pequeñito... Se me ocurrió, después del primer jalón de coca de uno de los protagonistas del video, decirle que me gustaba más ver a "Pocoyó" y como pude, tecleé en YouTube el capítulo en que "Lula", la amiga perrita de Pocoyó no se quería bañar.
Se asombró mucho el niño al saber que me gusta Pocoyó. -Si, le dije, me gusta mucho más. Lo dejé viendo Pocoyó y me dirigí con su madre, para comentarle lo que ven los niños. -Si, rió, ellos saben más que yo, ellos me enseñan...
Mi impotencia la enjuagué en el fregadero... Me ofrecí a lavar los trastos, en silencio, muy triste. Ella limpió estufa, mesa, etc. En cuanto terminamos, me salí al jardín a fumarme uno, dos, tres cigarrillos, hasta que el niño me siguió para decirme: ¿otro cigarro Sara?, te va a hacer daño. Lo apagué, -Tienes razón, es malo fumar. Nunca vayas a hacerlo. Yo ya no voy a fumar y dime, ¿Tu verás mejor a Pocoyó? -Mmm... dudó.
En cuanto pude, salí de la casa. Me fuí fría, distante, confundida, muy muy consternada.
¿Cómo sería la crianza y educación de los hijos adoptivos de parejas homosexuales? ¿Con mucho amor? ¿Con comunicación y vigilancia adecuada? ¿Con valores? ¿Qué les hace más daño, la violencia, la criminalidad... o el amor? ¿Cuáles pueden ser mejores hogares para los niños huérfanos? ¿Cuántos han sido criados en hogares de homosexuales de closet, o de bisexuales, sin saberlo, o sabiéndolo después?
Piénsale y dímelo, porque yo todavía no logro saber lo que es más justo y adecuado en este tema. Tengo amigos(as) heterosexuales, homosexuales, conservadores, liberales y libertinos, del norte, del sur, de la izquierda, de la derecha y del centro, cristianos, ateos, católicos... A todos los quiero y entiendo sus reacciones hacia el particular según cada una de sus posiciones, desde que se sometió a aprobación la ley de adopción.
Estoy contra la pared, con muchas espadas de veneno clavadas en el pecho que me asfixian.
Ellos, los niños, ¿qué desearán más?
Ellos, los niños, ¿qué desearán más?
Revisa, los dos enlaces al pie de página:
Los niños adoptados lo que necesitan es AMOR Y COMPRESIÓN, dado que la persona que lo abandonó: quizá era heterosexual y poco hizo por él. Así que un homosexual concienzado a ser padre adoptivo; será un buen padre. Menos florituras sexistas y dar caminos abiertos a los más necesitados; Los niños abandonados.
ResponderBorrarUn abraciño,
Rosa María Milleiro
http://poemas-rosamariamilleiro.blogspot.com.es/
UN SI A LA ADOPCIÓN POR PADRES HOMOSEXUALES. ESO SI, HABRÁ PERSONAS HOMOSEXUALES QUE NO SON DIGNOS DE SER PADRES, COMO TAMBIÉN LOS HAY EN LOS HETEROSEXUALES. PARA ESO ESTAN LOS PSICÓLOGOS DE FAMILÍA Y LOS ASISTENTES SOCIALES.
Gracias, es un comentario extraordinario. Ojalá que cada día se vayan eliminando tantos prejuicios y tabués estúpidos que impiden el buen desarrollo de la sociedad.
BorrarBesos.