Yo no soy prudente.
Ni en palabra, ni en acción.
Y eso me ha hecho entrar en ¡Cada berenjenal! ¡Que tú vieras!
Lo peor del caso, es que la mayoría de las veces, por causas de otros y no las mías. Me he creído la justiciera... Solidaria y leal, a morir.
De chiquita siempre traía golpes, heridas, moretones, rasguños, porque muchas veces tuve que irme a "las manos con alguien."
Me enseñaron que "todos tenemos los mismos derechos" y me lo creí a pie juntillas.
Era la jungla, no tan diferente a como es hoy; en la escuela, en la calle, con ciertas reglas que había para la lucha y la guerra, pero hoy, casi no se respeta ningún código de ética del pleito. Incluso hay quienes exigen respeto, faltando al respeto de la manera más cruel y grotesca.
Y ¿Tú, eres prudente?
(Esto sí es anecdótico y personal. Me veía más o menos como la imagen, un poco más flaca, pero de actitud y gesto, muy parecida).