Del italiano "fantoccio", pasó al francés "fantoche", luego al español "fantoche". Se dice que fue por el siglo 19.
De allí, la palabra se encontró con unos amigos muy compatibles: marioneta, guiñol y títere. Todos ellos muñecos movidos por hilos para representaciones teatrales.
A nuestros días, los muñecos ya no son de trapo y pasta, sino personajes humanos, sin alma, ni corazón, aunque también movidos por hilos, sostenidos por siniestras manos, que poniendo a la humanidad de cabeza, cometen todos los delitos posibles, para favorecer a esos que los mueven con poder sin límite y perenne impunidad, siendo que todos ellos juntos, a la hoguera deberían ir.
Y lo que nos hacen reír?
ResponderBorrarLa hoguera sólo dura un ratito.
Abrazooo
No hay hoguera infernal que valga, se sienten impunes.
ResponderBorrarBesos, Sara!
Muchos títeres manejados por unos pocos, no hay nada más triste que ser un tentetieso, bueno si, es mas penoso los que siendo multitud lo consentimos. Un abrazo
ResponderBorrarAl respecto, me gusta mucho el sinónimo "Polichinela".
ResponderBorrarYo imaginé alguna vez juntarlos en un lugar predestinado y colocar una bomba! Pero dicen que no hay que desearle la muerte a nadie, así que aún no lo llevo a cabo, un abrazote Sara!
ResponderBorrarSon muchos y entre esos muñecos se encuentran los pobres ignorantes que les ríen sus ocurrencias...
ResponderBorrarBesos, Sara.