Blanco, negro, blanco, negro,
cuadros intercalados,
resultado de
todos los colores
o total ausencia de color.
Como la mente y
el corazón
uno para un color
y el otro en lo opuesto.
No sé si sean opuestos
o complementarios,
la noche y el día,
la luna y el sol,
si hay que escoger,
siempre escogería al sol.
La luna... me parece
que la han sobrevalorado,
nada sería sin el sol.
Yo no soy lo mismo sin él,
me deslucí cuando se fue,
era refulgurante con su amor.
En días tan buenos como hoy
lo imagino y voy contenta,
pienso que brillo aunque sea
un poquito.
Blanco, negro, blanco,
prefiero el blanco.
Hoy vi un piso
ajedrezado,
no sé a qué película
me recordó. A muchas,
quizá.
Damero también se le nombra
a ese tipo de pisos, datan
de épocas de antes del
renacimiento.
Los lectores sabrán más.
Blanco y negro.
ResponderBorrarSomos binarios.
Primitivamente binarios.
En todo. Hasta en política.
Será que hemos sobrevalorado nuestros cerebros.
Besos.
La luna también tiene su brillo, su singular encanto...
ResponderBorrarBlanco y negro siempre combinan bien, se dan la mano.
Me gustan tus poemas, Sara
Abrazo, buen domingo
Para sacarle seriedad al tema, yo diría que Damero podría ser sinónimo de Mujeriego y listo el asunto, un abrazote Sara!
ResponderBorrarEn cuanto a los colores somos muy distintas, yo prefiero el negro, aunque no reniego de los demás. Y mi luna no la cambio por nada... bueno, también me gusta la luz de los días soleados... Como puedes ver, un poquito de todo, según el momento. ;-)
ResponderBorrarHas hecho un hermoso poema.
Aferradetes de todos los colores, Sara.