De clausura

En un año "de clausura" cuánto hemos podido experimentar y sentir. Ha sido una convivencia muy intensiva y continuada con uno mismo, que no teníamos antes. 

Cada sentimiento, cada emoción, se presentaron con su paleta completa de tonalidades o matices. 

A mí, en ocasiones se me ha dificultado identificar qué es lo que estoy sintiendo.  Estados de ánimo que antes pasaba por alto, por el ritmo de la "vida normal" y ahora no he podido ignorar, aplazar o evadir qué estoy sintiendo.

Por ejemplo... Hace unos dias estaba muy cansada, agotada, porque me extralimité con unas labores y lo que sentía, lo confundí con tristeza, enojo, desinterés. frustración. 

Fue hasta el día siguiente ya repuesta, cuando supe qué me había sucedido.  Que era cansancio físico y nada emocional. 

¿Les ha sucedido a ustedes que son tanta las emociones que se dificulta distinguirlas al inicio? 

Pasa

Llegas en el momento en que se abre esta entrada, para que recibas, si lo aceptas, mi abrazo y, que al sentirlo, crezca tu confianza en otro ser humano, diferente a ti en muchos aspectos, pero con la misma sed de dar y recibir amor, como la podrías tener tú, igual que toda persona desconocida que vemos pasar.

Dejemos que nuestros corazones se comuniquen sin el ruido de nuestras voces. Solo asume que estamos más acompañados de lo que pensamos. Porque si llegaste, te importo y si estás aquí, me importas y es más que suficiente para seguir viviendo, con mayor seguridad y fuerza. Con la dicha de saber que estamos abrazándonos en esta entrada abierta.