... Eso fue para mí un placer irresistible, hasta que transitamos por aquella ciudad, al día siguiente del huracán, día que más bien era noche, que la sustituía una nueva noche y muchas más, hasta quedar cubiertas -mi hijita y yo- por una apariencia de eternidad negra, como es cuando se reciben, bocanadas furiosas de la naturaleza.
Escuchábamos solo nuestros pasos (de dos), que nos escalaban hasta nuestros pechos, para desgarrarnos las gargantas. Llorábamos brisa salada y nos lloviznaban lágrimas, que chupábamos con la ansiedad de no tener una gota de agua limpia para beber -cuando todo en aquella ciudad era agua- viendo al mar, a manera de despedida, todavía dibujando con fango sus últimos graffitis, en los escasos muros y calles que lograron salvarse.
Se multiplicaban los sonidos de nuestras pisadas -eso quisimos creer, y nunca lo discutimos- con sus ecos, y otros ecos, leves, simples, razonables, hasta que se apoderaron de todo lo que escuchábamos ecos endemoniados, al sentir únicamente la nada penetrante del despojo en el ser, de lo que no pueden hacer dos, que no encontraban a ningún otro ser a quien ayudar y tragándonos nuestra vulnerabilidad de madre e hija, totalmente expuesta.
Sara, hermoso escrito.
ResponderBorrarBesos
¡Vero!!! hermoso verte en casa. ¡Gracias y gran abrazo!
ResponderBorrar¡Qué bien escribes, Sara!
ResponderBorrarUn beso.
¡GRACIAS! con mayúsculas desde el fondo de mi corazón.
BorrarBeso!
A mí también me gusta caminar en soledad, pero me imagino que caminar en ese paisaje no sería nada agradable.
ResponderBorrarEso sí, me gustaron los resonares de tus letras, Sara.
Un abrazo grandote :)
Y es que tú tienes el don gráfico, que lograste imaginarlo! Ay! no sabes lo mucho que te lo agradezco....
BorrarMuchos besos, Ximo!
Está bien pasear por las calles en soledad, pero con las amenazas de tu relato como que da algo de terror.
ResponderBorrarMuy bien creada la atmósfera pretendida. Se angustia uno por esa madre y esa hija.
Un abrazo.
Isabel, me honra mucho tu visita y tu comentario... imagínate:me emociona. Muchísimas Gracias!!!
BorrarUn abrazo!
Qué bien lo has escrito, Sara, con sus pasos a cuatro y sus ritmos.
ResponderBorrarA mi también me da miedo transitar por las calles solitarias estrechas y oscuras.
Me dan auténtico pavor.
Y salgo corriendo como alma que lleva al diablo. Me dan auténtico terror.
¡Tecla! ¡Bingo! creo que no estuvo nada mal, por tu comentario. Me estoy sintiendo feliz! jajaja. Gracias.
BorrarBesitos.
Pasear por las calles desiertas de un agran ciudad, es otro mundo y nuevas sensaciones.
ResponderBorrarAunque pueda dar miedo como le sucede a la protagonista de tu relato poético.
Un abrazo.
No ha de ser muy grato pasear después de una devastación por huracán, verdad?
BorrarGracias ohma, feliz de verte en casa, comentándome tan lindo.
Muchos besos.
Hace poco escribí una poesía a mi ciudad que tu no vistes, que me vino a la mente una mañana muy tempranoo cuando casi la ciudad dormía.
ResponderBorrarLa tenia todita para mi, y fue tan agradablee.
Hay noches que me encanta salir y si llueve mas, y es que ese silencio supera, a cualquier miedo...
Besos
Habrá sido lo opuesto a este relato, por lo que cuentas... No, no la leí.
BorrarBesitos, Inma!
He sentido miedo de madre, no de mujer. Muy bien descrito el silencio y el eco. Abrazos
ResponderBorrar¡Gracias, Ester!! un gran honor que te hayas metido en el papel protagónico, me honras mucho. El sueño de quien escribe un relato.
BorrarAbrazos!
Un magnífico relato, bien descrito la sensación de miego y oscuridad.
ResponderBorrarFelicitaciones Sara.
Querida, me alegras con la empatía lograda, de verdad, que acertado comentario.
BorrarMuchas gracias, y muchos besos, también!!
Pues nada, que los caminantes lo disfruten :)
ResponderBorrarBesos y salud
Jajaja! los caminantes por placer... porque estas caminantes, uy qué pavor!
BorrarBesos, muchos... mi buen Genín!
Querida Sara, lo leí dos veces, me encantó, me voy con una idea muy potente de este escrito tuyo, es una frase que no está explícita, pero está de alguna forma, tal vez escriba algo, ya lo sabrás pues lo voy a decir.
ResponderBorrarUn beso muy grande.
HD
Querido Humberto, que gran alegría verte en casa, ya me contarás de tu travesía en algún momento, que sabes bien que yo brinco de felicidad por tus logros. Y... ¡GRACIAS! me estimula mucho tu comentario, de verdad!
BorrarUn beso de doble anís!
Consigues transmitir la sensación de vacío y angustia. ¡Bueno!
ResponderBorrar¡Gracias, María Luisa! Tu aprobación me da la luz verde para continuar la búsqueda por ese rumbo...
BorrarMuchos besos!
Hola Sara, entre el placer de transitar por calles desiertas y el resto del relato me quedo con la primera parte. Experimentada en múltiples ocasiones. De la segunda nada sé amiga mía, aunque entiendo que has querido recrear un ambiente determinado con determinada finalidad. Ha quedado bien.
ResponderBorrarTe deseo buen fin de semana... Y buen paseo tranquilo.
Un abrazo.
Hola Ernesto, es una maravilla caminar por calles desiertas... puedes apropiarte de la ciudad, sin distracciones, toda la ciudad para ti solo. Lo de una ciudad en ruinas ha de ser para ponernos el corazón palpitando a mil de susto. Conclusión: La soledad buscada es un paraiso, obligada... uy! que dolor tan desolado!!
BorrarYo también te deseo un fin de semana así y un paseo de lo mejor.
Un abrazo con anís!
esas calles desiertas tienen un cierto misterio.. por lo q te puedes encontrar? por lo que puedes descubrir en ellas? cambiar sin rumbo muchas veces desvela muchos rincones interesantes :)
ResponderBorrarUn abrazo!
En la normalidad cotidiana, fascinante. En un percance como el descrito, patético, terrorífico!
BorrarUn beso de anís!
He pasado en busca de vino, bocadillos y fiesta y me he encontrado con esta bella descripción, y triste, de un destino irrevocable de la naturaleza.
ResponderBorrarBesos.
Solo con grandes atractivos prometidos te traigo, jajajaja!
BorrarBesos.
Volveré a pasar pero antes me iré en busca de esa cena y esa fiesta por calles más transitadas.
ResponderBorrarQue disfrutes... Tu primera copa, con un brindis a mi salud, Pitt!
BorrarAbrazo!
Porlo que siento, fue una caminata de desconcierto y soledad.
ResponderBorrarMe agradan para la humanidad entera,caminatas por lugares placenteros y de logros para bien.
Cariños
Me encantan las caminatas como las que a ti te gustan!
BorrarBesos.
A mi me gusta caminar en soledad. Pero rodeada e inmersa en paz y no en esa penuria que viven madre e hija.
ResponderBorrarHas creado una especial sensación.
Qué situación tan difícil ¿no? Yo también adoro esas caminatas que describes.
Borrar¡GRACIAS! Besos.
Esas calles siempre guardan alguna sorpresa por descubrir. Muy buen escrito Sara, enhorabuena. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.
ResponderBorrarHola Pepe y el de ustedes también, que sea fenomenal!
BorrarAbrazo!
IMÁGENES EXCELENTEMENTE INSPIRADAS.
ResponderBorrarUN ABRAZO
¡Gracias ReltiH, bvonito comentario!
BorrarBesos.
Caminar por calles desiertas para reflexionar es genial, a mi me gusta mucho.
ResponderBorrarDe preferencia con los edificios de pie y sin estas penurias... qué lindo es caminar así!
BorrarBesos, Boris.
Muy bueno, Sara! Fue como una caminata apocalíptica. Sin embargo estaban juntas... Creo que en definitiva, lo importante es seguir caminando. Eso para mí, significa mucho. Aún en las peores circunstancias.
ResponderBorrarBesos miles, amiga!
¡Gracias, Bee! parece que si ha logrado el efecto... me entusiasmas.
BorrarMuchos besos, mi amiga!
Que bonito escrito Sara, me ha encantado, a veces uno puede sentir la soledad más inmensa acompañado o solo, las calles invitan a la soledad, las gentes casi siempre también... Pero también siento que después de una desgracia se puede sentir la plenitud en la mano de "tu hijita". Será que tengo el día, pero da para mucho pensar y sentir... me quedo disfrutando de tu compañía en esta quietud hermosa. Gracias Sara, un Besazo!!!!
ResponderBorrarMi querida Raquel: "las calles invitan a la soledad, las gentes casi siempre también..." oración (jajajaja!) la comparto al cien por ciento contigo. Soy amante de la soledad. Pero porque puedo elegirla, creo que una soledad como esa ha de ser aterradora, muy angustiante. Te agradezco mucho, que hayas detectado esa plenitud y fuerza (lo más importante) de dos tomadas de la mano en una adversidad.
BorrarMe agrada mucho esta la quietud que mencionas, porque existe y le da el ambiente más ideal a nuestra amistad.
Un gran beso!
Un escrito realmente bello.
ResponderBorrarUn beso y muy feliz fin de semana.
Muchas gracias, Amalia. Me dibujas una gran sonrisa!
BorrarMuchos besitos y feliz finde también!!
A veces la vida nos lleva a caminar entre escombros, dejando atrás caminos yermos y baldios.
ResponderBorrarComo siempre, hermoso.
Un beso bonita.
Sí, querida amiga... Y siempre tenemos que seguir adelante, con una mano que aferrar y la cual aferrarnos, así la nuestra solamente. Pero siempre adelante.
BorrarUn gran abrazo para ti, feliz de verte de nuevo!!!
Sara, antes que nada buenas noches.
ResponderBorrarMe ha conmovido tu relato, se siente la miseria en el aire de la destrucción, la impotencia en el ser humano que deja un desastre natural.
Pero hay una gran esperanza en tenerse madre e hija. Sus pasos se acompañan.
Saludos grandes.
Gracias Beatriz... Te acercaste mucho al significado de este escrito, me alegro mucho. En situaciones extremas aprendemos a valorar lo necesario ¿verdad?
BorrarUn abrazo de anís. Qué linta imagen. Te visitaré! gracias por llegar, es tu casa cuantas veces desees regresar.