Mientras su madre rogaba a la directora del colegio, para que fuera aceptada a mitad de curso, debido al cambio de ciudad; Myrna, de 9 años, recorre visualmente la oficina, insistiendo en un objeto que le intriga.
La directora, interrumpe
el diálogo con la madre:
- ¿Quieres saber que es, Myrna?
- ¡Sí! ¡Sí! ¡Por favor!
-¡Ven, acércate! La directora introduce una hoja y teclea: Myrna Estella Montes Abundis, eres una chica muy inquieta e inteligente.
-¡Ven, acércate! La directora introduce una hoja y teclea: Myrna Estella Montes Abundis, eres una chica muy inquieta e inteligente.
Myrna con los ojos chispeantes, agradece y exclama: - ¡Guau! ... ¡es una computadora que
va imprimiendo todo en el mismito momento! La acaricia, la mira por todos lados…Y sin cables, con sus letras en escalerita, ¡qué linda es, yo quiero una igual!
- Es una máquina de escribir mecánica, Myrna. Se usaban
antes de que existieran las computadoras, mucho antes de que tú nacieras,
incluso, antes de que tu mamá naciera. Yo la he dejado como una reliquia y
porque en ella escribo mis cosas personales, para no distraerme con el
internet.
-¡Yo quiero una! ¡Yo quiero una! ¿Me enseñaría... usted.... a usarla?
-¡Claro! Pero… en estas, si te equivocas tienes que borrar tú.
Hubo otras, eléctricas con una función automática para borrar.
-No, no… es mejor como esta, manual, no me gusta equivocarme… no me equivocaría. Mami…
¿me comprarías una?... Me permite maest…
-¡Por supuesto Myrna, escribe! Bueno, señora: ¡su hija está aceptada!
*2014, verídico.
EXCELENTE!!!!!!!!!!
ResponderBorrarBESOS
¡Gracias Reltih!
BorrarBesos.
Sara, es precioso.
ResponderBorrarLos personajes un amor, sobre todo la niña.
Besos
Los niños son una preciosidad para enseñarnos tantas cosas... ojalá les pongamos una mayor atención, para aprender a vivir con su misma soltura.
BorrarBesos, Vero.
Muy bueno y bonito.
ResponderBorrarYo aprendí en una de ellas, pero prefiero la computadora sin dudarlo.
Un abrazo.
Sí, claro... fue fácil adaptarnos a las computadoras. Creo que ya ni escribiríamos en una máquina como antes.
BorrarBesos.
:)
ResponderBorrarBesos y salud
¡Cuídate muchacho! muchos besos.
BorrarEsta historia real, me enternece y no me estraña nada, que Myrna se ganara el ser admitida, por su curiosidad de aprender.
ResponderBorrarLas máquinas de escribir, fu primordial para mi, ya que yo vendía cinta entintada y papel carbón, que se usaba mucho en aquel entonces.
Saludos, manolo
¡Ah mira! pues me alegro de haber tocado un tema que fue muy importante en tu vida laboral.
BorrarBesos de anís.
* El papel carbón, otra cosa de uso diario en antaño, desaparecida.
Sin duda la curiosidad y las ganas de aprender son la mejor carta de presentación en cualquier ámbito.
ResponderBorrarBesos de gofio.
A la chiquilla le valió mucho...
BorrarMuchos besos, Gloria.
Que belleza, me encantó.
ResponderBorrarGracias Karin, a mi me entanta que me visites.
BorrarUn beso.
Muy bien expresada tu nota Sara; con sentimiento. Me crié con éstas máquinas y conservo tres diferentes......
ResponderBorrarTienes un buen tesoro... me gustaba su sonido, había verdaderos músicos.
BorrarBesos, Lao.
Y así es Sara, determinados objetos que han marcado nuestras vidas, no por lo que son en sí, sino por el momento vivido. A día de hoy volver a teclear sobre una de esas máquinas es como escuchar una melodía única que sólo nuestros dedos van conformando, no hay dos iguales, ritmo, delicadeza, destreza, sentimiento, recuerdo, emoción...cada dictado del corazón se mezcla entre los dedos. Una vez más ahí reside la magia, en crear un momento único y especial. La cabeza queda a merced de los sentidos.
ResponderBorrarUna muy bonita entrada. ¡¡¡Un abrazo grande de anís, que ya me has enviciado, jajajajaja!!!
Los pianos de los ejércitos de oficinistas. Hoy cuando acaso pisamos una oficina, que ya ni se necesita para casi nada.... Están dos personas, donde se requerían 50.
BorrarAguas con el anís que es alucinógeno, jajaja!
Un gran abrazo, mi Raquelina.
Muy lindo recuerdo hacia las máquinas de escribir. Lo primero que hice cuando quise salir a trabajar fue aprender a escribir a máquina y quién diría no? y tal como lo había visionado mi padre, fue la herramienta que me acompañó en toda mi carrera laboral. Recuerdo que en la escribanía donde estuve las había: eléctricas y comunes, me llevaba muy bien con la común a lo que el escribano me decía: A Haydée le gusta la "a leña" jajajaja. Lindos recuerdos. Gracias Sarita.Un beso
ResponderBorrarAh! es que las máquinas de leña eran fenomenales. A mí también me gustaron mucho.
BorrarMuchos besos Haydée, es un placer tu visita y con palabras tan entrañables de una parte de tu vida laboral.
Muchos besos.
Sara, es una historia preciosa. Y la niña un encanto, con muchas ganas de aprender.
ResponderBorrarUn abrazo a tu bello Ser de Luz...
¡Gracias Cristina! un abrazo felizmente recibido y necesitado siempre.
BorrarTe lo correspondo con gran cariño.
La curiosidad es lo más importante para aprender. Sin ella, es difícil motivar.
ResponderBorrarNacemos con esa curiosidad y las malas experiencias las van anulando en los sisitemas tan equívocos como en el que vivo y es una lástima. Leía hace poco, que un buen porcentaje de niños mexicanos nacen con un nivel muy alto de I.Q. que no se detecta a tiempo, y se les atiende como niños "problema" hasta que van mermando su capacidad ufa, que fuerte ¿no?
BorrarBesos anisados.
Hola,Sara:
ResponderBorrarMe gusto mucho esta entrada,me recordé de mi máquina de escribir, uhhh.....y también que me duro muy poco tiempo,mi pobre madre la tuvo que empeñar para poder comer...
Nunca la sacamos,siempre cuando hablo con mi madre le digo, mi maquina de escribir me dolió...
Luego nos reímos porque me dice,bueno ahora tienes una computadora, jajajaajajaj....
Siempre que paso por tu casa,me alegras el día,me entristezco pero de buen royo,bla,bla,bla....
En fin, es un gran honor poder leerte!!
BESOS y abrazos cálidos en la distancia.
Así sucede a veces, mi querida Elisa... que en las malas "nos vamos comiendo nuestros más preciados tesoros" pero bueno, los bienes, sirven para remediar los males, jajajaja.
BorrarUn honor que me digas del honor.... me ruborice y es raro en mí, porque como soy bien prietita, casi no se me nota, pero así fue.
Besos muchos.
Me acordé de nuestra plática sobre las máquinas manuales de hace tiempo. Hace poco hice un texto en dónde las mencionaba, me encanta que coincidamos.
ResponderBorrarUn gran beso Sara.
Sabes que esto me lo contó una amiga directora a la que le sucedió... y sí, pensé en esa entrada entrañable que hiciste. Cómo no amar esos aparatejos que a muchos nos dieron de comer en su momento. Yo estudie casi a fuerza el asdfg-ñlkjh, quería mecánica de autos, pero no me permitieron, siendo una señorita decente, jajaja. Después lo agradecí, hasta hoy. Fue una destreza muy buena en todas las actividades.
BorrarMuchos besos tecleados y de anís.
Otro objeto nostálgico es la pluma y, la estilográfica ¿recuerdas? Quizás a esa niña también le hubiera llamado la atención teniendo en cuenta que ahora solo se usan bolígrafos.
ResponderBorrarUn abrazo para linda Sara.
Sí recuerdo las estilográficas... me gustaba el olor de la tinta. Y el efecto, delgado y grueso de los trazos, según quisiéramos. La caligrafía era con esas plumas. Creo que los bolígrafos también van a extinguirse : (.
BorrarBesos, José.
Hay quienes aplauden y felicitan a quienes las tecnologías no los tienen absorbidos.
ResponderBorrarCuando Sala estuvo al hospital, no estaba engachada al wasat y las enfermeras le daban regalos, y el psicólogo de planta le felicito...
Cuantos recuerdos de una maquina, yo tengo la mía y la adoro, la tengo en la mesa del salón en casa claro y todos los días la saludo y le hablo jajaja.
Besos mana
Háblale de mí, jajaja! Yo me desprendí de dos que tuve.
BorrarBesos mi mana.
Por suerte hay personas que se interesan por objetos que nos hablan de un pasado o del inicio de un futuro..., la clave en mi opinión es el interés en cosas que requieren esfuerzo o que nos hablan del pasado , me gusta la historia, me gustan los enigmas, me gustan las antigüedades y también el presente y la ciencia ficción.
ResponderBorrarBella historia y real, gracias
Besos muchos
tRamos
Lo bueno es que nos tocó de eso y lo de hoy, así que puede haber o no que seguimos "todo terreno" jajajaja, A ver que viene y si nos adaptaremos...
BorrarGracias y Besos TRamos.
Me encantó, Sara!!! Y pude recordar que aún conservo mi máquina Olivetti en el ático. Me han dado ganas de ir a buscarla. Ves? Eso tiene de mágico la literatura. Tú escribes esta delicia y el Universo comienza a moverse de manera inesperada. Gracias, guapa! Besos porteños!
ResponderBorrarRescátala y a ver que te ayuda a crear. De seguro que te está extrañando.
BorrarBesos, Bee!!!
Me encanta y algún día te enseñaré una joyitaaa que me han regalado hace unos años en La Habana, te encantará seguro.
ResponderBorrarBesines utópicos, Irma.-
Me gustará mucho.
BorrarBesos utópicos, querida Irma.
Tengo una
ResponderBorrarSaludos
Consérvala... a mí me gustaría ahora tener una.
BorrarBesos anisados.
Hola Sara! Qué nostálgico me resultó tu relato, yo fui secretaria y usé de estas máquinas, más tarde tuve para mí una Remington Lettera, más chiquita, la adoraba, hacía cartas para mis amigas, reclamos, etc., un día no quiso funcionar más y como ya estaba en la casa la computadora me tuve que habituar a lo nuevo, un abrazo!
ResponderBorrarAh! esas Remington eran una belleza!!!
BorrarMuchos besitos de anís, ¡gracias!
Yo aún guardo mi vieja máquina de escribir que me trae tantos recuerdos. Por supuesto, bonitos.
ResponderBorrarUn tiempo que añoro y que, leyendo esta entrada tuya tan linda, me ha vuelto a venir a la memoria.
Un beso grande.
Me alegra mucho que esta entrada te hicera evocar esos momentos.
BorrarMuchos besitos, Amalia.