Se quedó con esa herencia indeseada a la muerte de su esposa y aunque no pudo rechazar semejante legado, en el trance de promesas-despedidas... pensó que podría zafarse de él.
Lo transfirió a una institución
Lo regaló a su tía anciana
Lo subió en un camión de ayuda a una zona desastre
Lo lanzó a toda velocidad en la corriente de un río
Lo subió a un transporte de emigrantes... ¡y regresó ileso todas las veces!
Al viudo con el tiempo, se le descompuso al máximo su carácter... En un arranque de hartazgo, mientras transcurre su rutina refunfuñadora de hoy, en un tono más cercano a la tristeza que al enojo, "Perpetuo", al percibirlo, calcula que es el momento idóneo para acercarse y ser aceptado, muy sigiloso se encamina a demostrarle su total solidaridad, pero el hombre lo advierte antes y lo lanza a la calle por el balcón desde el tercer piso.
Lo transfirió a una institución
Lo regaló a su tía anciana
Lo subió en un camión de ayuda a una zona desastre
Lo lanzó a toda velocidad en la corriente de un río
Lo subió a un transporte de emigrantes... ¡y regresó ileso todas las veces!
Al viudo con el tiempo, se le descompuso al máximo su carácter... En un arranque de hartazgo, mientras transcurre su rutina refunfuñadora de hoy, en un tono más cercano a la tristeza que al enojo, "Perpetuo", al percibirlo, calcula que es el momento idóneo para acercarse y ser aceptado, muy sigiloso se encamina a demostrarle su total solidaridad, pero el hombre lo advierte antes y lo lanza a la calle por el balcón desde el tercer piso.
El animal por suerte, abre a tiempo su paracaídas, se reincorpora y recoge de la calle toda su dignidad despanzurrada, antes de que se la remate el camión recolector de basura, dignidad que guarda con avezada destreza en su mochila de alpinista, junto a sus miaus que allí contiene y regresa de inmediato, colándose por una ventana; más abnegado, ronroneante y con cierta esperanza de gastar mejor su penúltima vida, junto al hombre, que le prometió a su ama cuidar siempre.
Que Hermosa Historia muy inspiradora y triste a la vez, gracias por compartir y gracias por tu visita, te mando un Fuerte abrazo y cuídate mucho...
ResponderBorrarSaludos...
Gracias Hugo, un abrazo anisado.
BorrarMe Gusta saber que a pesar de todo el Gatito era Fiel a la promesa que le había hecho a su Ama, eso es Amor . Gracias por tu maravillosa historia.
ResponderBorrarTe mando un Fuerte abrazo
Gracias SoLuna, los animales si tienen palabra.
BorrarAbrazo de anís dulce.
Las promesas de los animales son tan incondicionales que ni siquiera necesitan verbalizarse. Las de los hombres son "campañas electorales"
ResponderBorrarNos dieron más recursos a los humanos, porque ni así podríamos ser mejores que los animales.
BorrarUn abrazo anisado.
Mayor amor que el de los animales, difícil encontrar, a pesar de la fama de independientes y ariscos que siempre acompaña a los gatos.
ResponderBorrarUn abrazo. Sara.
Fina
Yo no sé mucho de gatos, pero quienes los tienen dicen que son lo máximo!!
BorrarUn fuerte abrazo de anís, Fina. Gracias.
Esas promesas obligadas nunca se cumplen, por eso dicen que hay otra vida para pagarlas, el viudo la vivirá encarnado en un gato. Saltos y brincos
ResponderBorrarEsperemos que un gato callejero, pa que aprenda, jejeje.
BorrarBesos y anises saltibrincadores, Ester.
Da pena como sufre el pobre hombre y con el su gato que no tiene culpa de nada... :(
ResponderBorrarBesos y salud
Pobre animalito ¿verdad? las personas infelices no pueden apreciar los buenas muestras de nadie.
BorrarSalud, besos anisados!!
Le hace honra a su nombre.
ResponderBorrarPor ahí caer ahí es mejor que la presencia de ese viudo seco, agrio, rancio. Lástima que persista en regresar.
Abrazos, Sara del Alma
Bueno, se llama Plutarco, pero él usa el seudónimo de Perpetuo, jajaja.
BorrarAbrazos anisados, mi querida veci. predilecta.
Es una historia conmovedora.
ResponderBorrarUn beso.
Te deseo un feliz fin de semana
Gracias hermosa!!! Un besanisado y feliz finde.
BorrarMaravilloso e inspirador tu relato Sara. Hay demasiada gente que hace promesas con facilidad aún sabiendo que probablemente nunca tengan ganas de cumplirlas. Por otro lado el universo tiene su propio código de "enseñanza" y lo mismo espera que desespera, pero siempre nos enseña.
ResponderBorrarUn abrazo mmuy muy muyyy grande mi hermana.
Cierto, mi querida hermana... siempre terminamos aprendiendo con diferentes métodos, pero así es.
BorrarUn abrazo muy sentido y feliz!!
No tengo gatos pero se que pasan estas cosas,un lindo relato
ResponderBorrarabrazote
Dicen Fiaris... yo tampoco conozco de gatos nada. Pues les temo bastante. Quzá he vivido equivocada.
BorrarUn abrazanis grandisimo.
Me fascinan los gatitos.
ResponderBorrarSon muy lindos, Cielo.
BorrarUn beso anisado.
Y la esposa desde el otro mundo se reía como una loca...
ResponderBorrarBesos.
Sí Toro, porque sabía que "la otra" es alérgica a los gatos!!
BorrarBeso de regresado y feliz anís. : ))
Tengo dos gatos, preciosos gatitos. Tu relato me enterneció.
ResponderBorrarBesos Sara.
Me alegro, amiga... Seguramente serán cariñosísimos!!
BorrarBesos de anís.
Aunque los gatos no me llaman mucho la atención, tu relato me ha gustado mucho.
ResponderBorrarUn abrazo.
Tampoco a mí me gustan Armando, les tengo miedo. Gracias. Un beso anisado.
BorrarCon razón dicen que los gatos tienen 7 vidas , pobrecillo del gato , me a gustado mucho tú relato , besos de flor .
ResponderBorrarMuchas gracias, Flor... parece que si tienen esa cantidad de vidas.. : )
BorrarBesito anisado.
Porfiado el minino no? Y bueno, habrá que aceptarlo, Perpetuo, un abrazo!
ResponderBorrarJajaja, pobre hombre, con sus amarguras y para colmo con un anil¡malito que no deseaba.
BorrarBesitos anisados.
Vamos Perpetuo que podemos!!!
ResponderBorrarCariños y buen domingo
Hay que animarlo, para que cumpla su promesa a cabalidad.
BorrarBesos de anís.
UN TEXTO MUY SENSIBLE. ME ENCANTAN LOS GATOS.
ResponderBorrarABRAZOS
Eres tan amante de la naturaleza que has de amar a todos los animalitos.
BorrarUn beso de anís.
Con lo adorable que son los gatos jo no...
ResponderBorrarBesitos mana muchos
Es de los temas difíciles todavía para ti, supongo manita....
BorrarMuchos besitos.
¡Pobre Perpetuo!, pero el viudo no contó con las siete vidas del gato.
ResponderBorrarSaludos cordiales
Esperemos que sus dos vidas restantes sean más placenteras.
BorrarUn abrazo de anís Julia... Gracias!!!
Hay personas que no se merecen a sus animales.
ResponderBorrarAunque a veces son ellos mismos los que se caen, los gatos digo. Durante más de catorce años tuvimos un gato siamés en casa, era tan de la familia que cuando murió lo enterramos a la sombra de un árbol. Recuerdo cuanto le gustaba asomarse al alfeizar de una ventana, allí pasaba largas horas al sol. Vivíamos en un tercer piso Un día desapareció, lo buscamos por toda la casa y no aparecía, luego por la calle, preguntando y nada. Resultó que se había caído y durante tres días estuvo perdido. Lo encontramos escondido y asustado en el bajo de un coche, algo maguñado, con una herida en la nariz, sucio y con más hambre que un maestro de la posguerra española. Pero estaba vivito y eso fue suficiente. Con el tiempo, siguió subiéndose al alfeizar de la ventana a ver pasar la gente al calorcillo de la tarde.
Un abrazo sara.
Pobrecito... sacanazo que se dio el inocente... y la angustia de ustedes, buscándolo, me imagino.
BorrarGracias por compartirnos esa experiencia... Muchos besos anisados.