Había tal cantidad de fantasmas, que se hizo muy normal convivir con ellos, pues al ser mayoría, andaban de lo más libres.
A cada vivo le tocaban siete fantasmas en promedio, según el último censo. Por eso, ya nadie se sentía jamás solo, nunca lo estaba. Qué maravilla.
No existía el miedo a las penumbras o a las sombras, pues no faltaba fantasma que amparara, condujera o diera una razonable explicación. Sin esa sensación "fría" que describen los que desconocen. Gran mito, porque los fantasmas bien tratados y acogidos, son mucho más amables y cálidos que las personas vivas.
No había preocupación por "¿dónde dejé las llaves? ¿Quién metió al gato al refrigerador? ¿Por qué los vasos vuelan? ¿Con quién juega el niño en su cuna?".
Al ser tomados en cuenta, permitirles hacer valer sus derechos y llevar su existencia fantasmal digna, eran muy agradables. Se encargaban de la tramitología de un sinfín de tareas que los vivos no podían o no deseaban hacer. Se recurría a ellos para lo más simple, para pedirles consejo o hasta para corregir destinos.
Lamentablemente, el ser humano los fue acabando. Hoy quien cuenta con algún fantasma, puede considerarse especial, muy privilegiado. Ahora imparten costosos cursos para aprender a encontrarlos. Cosa antes tan fácil.
Cuánto extrañé por años a aquel fantasma que descomponía o desaparecía los juguetes del niño tan egoísta y pedante de enfrente de mi casa, al que le compraban todo lo que pedía...
Me abandonó justo después de depositar en mis manos, las piezas del rompecabezas de ese niño, por lo que me castigaron, negándome el permiso de salir a la calle a jugar.
Y fíjate tu que lástima, yo nunca me he encontrado a uno, y mira que tengo años...jajaja :)
ResponderBorrarBesos y salud
¿Cómo que no? Te voy a mandar unos para Navidad, Jajaja.
BorrarBesos.
la inocencia se pierde con el tiempo
ResponderBorrarbesos
La vamos perdiendo a base de desilusiones.
BorrarBesos.
Me gustaría ser el fantasma de alguien. Abrazos
ResponderBorrarPodría ser muy divertido.
BorrarAbrazo.
Conozco alguno, ja,ja. pero son de otra especie.
ResponderBorrarBesos 🌹 🌸 💐
¿De los fantasmas vivos? Jajaja.
BorrarBesos.
Quizás no me crean, pero yo tengo un amigo fantasma en el trabajo, le gusta gastarme algunas bromas, ahora que lo comprendo y entiendo si humor ya no paso sustos...
ResponderBorrarBien hecho. En cuanto le diste su lugar, dejó de molestarte.
BorrarAbrazo.
Cuánta sensibilidad, como la de esa edad en la que la capacidad de sorprendernos lo inunda todo; después se va perdiendo con la excusa de que somos adultos.
ResponderBorrarUn placer que nos lo recuerdes, Sara.
Gracias a ti, por tu generoso comentario.
BorrarBesos.
Muy bonito y tierno relato , me a gustado mucho te deseo una feliz noche , besos de flor .
ResponderBorrarMuchas gracias, Flor. También que tengas dulces sueños.
BorrarBesos de anís.
Que tiempos aquellos. ^^
ResponderBorrarBesos.
Muy felices que somos en la infancia.
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Hay varios tipos de fantasmas, los reales que hacen ruido por las noches, hasta que sabemos quienes son y dejan de ser fantasmas y son seres vivos que van a lo suyo, por ejemplo las ardillas o las fuinas en Broto, y los imaginarios que sin tener obligatoriamente que llevar sábanas, -las ensuciarían demasiado- nos llevan de cabeza por ser un problema que tenemos y no desaparecen hasta que no hayamos solventado el mencionado contratiempo.
ResponderBorrarBesos
Muy buena clasificación de esos dos tipos de fantasmas: )
BorrarBesos.
Debe ser tal como dices, aunque con los únicos fantasmas que he convivido son esos que hacen 2 y se apuntan 20. Al menos en mi círculo, se conoce como fantasma a la persona que fantasea y exagera de forma muy ponderada cualquier cosa que apenas tiene importancia. Esos son los fantasmas que conozco.
ResponderBorrarBesos.
Jajaja, ya conozco otro tipo de fantasmas Gracuas a ti.
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Mi tía los llamaba duendecitos, para ella era muy normal que algo desapareciera, decía esperá que te lo va a devolver! Hermoso y tierno relato Sara, y qué buen fantasma tenías ja ja ja, en fin, hermosa niñez, un abrazo!
ResponderBorrarBien explicados por esa tía : ) Los amigos imaginarios de los niños son una maravilla, hacen todo lo que el niño no puede justificar cuanto lo pescan in fraganti, Jajaja.
BorrarAbrazo!
Yo a los que les temo es a los vivos, esos si me dan miedo.
ResponderBorrarUn beso.
Claaaro, a esos hay que temer. : )
BorrarAbrazo.
Pues ya me gustaría volver a ese tiempo en que me hubieran tocado 7 fantasmas para mí solita:-)) Me ha gustado tu relato, es muy original.Besicos
ResponderBorrarY podías elegir, esa ventaja había también : )
BorrarBesos.
No vendría mal la compañía de un fantasma.
ResponderBorrarHermoso tiempo pasado.
Un abrazo
Son muy divertidos y dispuestos a cualquier gestión : ) te mandaré alguno.
BorrarAbrazo.
Siempre he pensado que los fantasmas deben ser como la versión eterea de lo que fueron en vida. Y habrá de todo.
ResponderBorrarUn abrazote.
O tal vez de lo que no pudieron ser. Los fantasmas... algo en lo que no creemos, hasta que vivimos algún suceso.
ResponderBorrarAbrazo, Ibso.
UN PLANTEAMIENTO SURREALISTA, PERO MUY COHERENTE.
ResponderBorrarABRAZOS
Gracias, Adolfo, qué alegría tu visita.
BorrarBesos.