(...Viene de 3 anteriores)
Casi al anochecer, llegó un niño, de entre 11 a 13 años, recién bañado, muy perfumado, impecable y propio.
- Buenas tardes, soy César, me dijo mi tío que tiene un gallo.
- ¿Tú? Yo pensé que vendría...
- Alguien mayor... No, yo crîo gallinas, señora y me hace mucha falta un gallo. Démelo a mí, por favor, por lo que más quiera en este mundo. Lo voy a cuidar muy bien. Confíe en mí. Dónde está.
Por sus ruegos, pensaría que había otros candidatos a dueño.
- Claro, claro. Será tuyo. Vamos a buscarlo, por aquí anda, a ver cómo lo atrapas, está muy arisco, se ha llevado varios sustos. Si lo ofrecí... a un señor que vive por... Quedó de mandar a sus hijos mañana por él.
- No, señora, con él no es conveniente. Se le escapará. No cuida a sus animales. En cambio yo... Le aseguro que lo cuidaré como nadie.
- Además, en una granja que está... (Continué, ya saben, probándolo).
- Nooo, por nada, allí ni lo piense, esos son galleros. Lo harán pelear y si no tiene suerte...
Pense: Es el dueño que necesita Diógenes. Para esto, yo ya sabía el nombre del gallo.
Buscamos por todas partes y nada de gallo. Al fin, después de mucho, me dijo muy bajito y gustoso:
- Ya lo vi, ya lo vi, allá está... arriba, mírelo.... Aaah, es muy hermoooso y fino. Uh... Es increíble, señora, se lo voy a agradecer siempre.
El gallo estaba arriba de un árbol, ya con su pijama puesta y terminando de rezar a su ángel de la guarda, casi por dormirse.
El niño subió, pero el gallo voló hacia los columpios, luego a la parte superior de un resbaladero.
Entonces planeó: - Yo subo los escalones muy despacio, para que no me sienta, pero si vuela, usted lo atrapa desde acá. Llego rápido y entre los dos ¿de acuerdo?
- Sí... muy bien, fácil. Así le hacemos. Yo lo atrapo por acá ¿Cómo? Sí, yo puedo. Muy fuerte lo agarro y listo...
Pero el animalazo, sacó de no supe dónde, unas alas tamaño de halcón y me sobrevoló, que ni en sueños, le hubiera alcanzado a tocar una sola pluma.
A partir de allí. A correr calle arriba, calle abajo, alrededor, porque está en círculo. Más corriendo el niño y más gritando y estorbando, yo, que poder empatar las velocidades de ellos.
El gallo, se nos(me) escapaba por el piso, por el aire, en nuestras(mis) narices, entre nuestras(mis) piernas, de árbol en árbol, de casa en casa. Y cuando ya lo perderíamos en el hocico de un perro que lo esperaba detrás de su barandal... el niño se lanzó como jugador de fut americano y logró aferrarlo de la cola. Dejando al perro, furioso y a mí brincando y aplaudiendo.
Con enorme sonrisa, muy triunfante, mi niño campeón, vino a mí con su gallo, el cual ni pío le dijo, siendo que a mí me decía y gritaba de todo, en días pasados.
César lo acarició y le habló con tanta suavidad, que Diógenes fue desacelerando su corazón, hasta tranquilizarse y nosotros también. Celebré su osadía y me respondió con tremendo estilo:
- Como si hubiera tenido que pelearme cuerpo a cuerpo con el perro, por salvarlo.
El niño, me agradeció y me bendijo muchas veces, me besó las manos. Nunca nadie me había agradecido así algo. Luego, se disculpó por retirarse tan pronto, "porque todavía iba a ordeñar." Su rancho, está muy lejos de mi casa.
Me contó que él mantiene a su madre y a sus hermanos. Un niño hecho hombre, encantador y muy formal, al que vi alejarse derrochando felicidad, con su gallo giro, dormido en sus brazos. Un momento glorioso.
Un bonito final para una historia conmovedora. Un gusto leerte, Sara. Besitos.
ResponderBorrarMe alegra mucho que te haya gustado, Rita. Gracias!
BorrarUn beso.
No hubieras imaginado un mejor final para esta historia, no es cierto Sara? Muy bien por tu empeño y por el niño hecho hombre, ambos tuvieron su premio, un abrazote!
ResponderBorrarFue mejor que lo que hubiera imaginado, Sí, María Cristina. Gracias por leer esta larga historia.
BorrarUn abrazo grande.
Un justo dueño que lo valora como especie y al fin el ave podrá tener su recompensa , después de todo será el rey del gallinero, lo pasará de lo mejor :))
ResponderBorrarFeliz domingo!
Diógenes, el rey del gallinero, a cargo de un niño estupendo, que espero la vida nunca lo cambie. Pido al cielo por ello.
BorrarUn abrazo.
Buen final para el gallo, el niño y la autora.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias, Alfred. Espero que haya logrado ser verosímil :)
BorrarAbrazo.
El final de esta dulce historia, me ha encantado y el gallo supo agradecer la ternura del niño y entender su necesidad de poseerle.
ResponderBorrar¡Felicidades !
Besos
Y entre los tres, yo la más agradecida. Uno se encariña con los seres que piden protección y no les desea la adversidad.
BorrarUn abrazo.
Magnífico relato.
ResponderBorrarBesos.
Gracias, Amapola azul y linda.
BorrarMe alegra tu comentario.
Un gran abrazo.
Cuuànto me alegro del final feliz.un beso
ResponderBorrarJajaja... Y yo, imagínate. Después de navegar enmedio de la indiferencia y hostilidad de la sociedad circundante. De verdad fue glorioso.
BorrarUn abrazo.
Un final glorioso, ese niño estárá feliz con su gallo y este muy bien cuidado y rodeado de hermosas gallinas.Besicos
ResponderBorrarQué crees... Vino una semana después para mostrarme un video, para que yo viera lo buen que vive Diógenes en su gallinero. Dios me premio con la dulzura de ese niño precioso que tuve fortuna de conocer.
BorrarUn abrazo.
Me deja tranquila este final.
ResponderBorrarEstará bien cuidado por ese buen niño.
Buena historia .
Un beso.
De lo más holgado y consentido, ese gallo en sus nuevos aposentos. Ya lo vi en vídeo.
BorrarUn abrazo.
Final tierno y feliz, como era de esperar. Hay muchos Diógenes por ahí esperando su suerte. Si tiene gallinas se lo va a pasar estupendamente y quizá te traiga ese niño un cesto de huevos... ¡azules!, je,je, es broma,me tenías intrigada con la historia.
ResponderBorrarMi cariño siempre.
Jajaja... Que traiga, nunca estarían de más.
BorrarGracias, igualmente.
Un gran abrazo.
Bravo, te quedó una historia preciosa... :)
ResponderBorrarBesos y salud
Gracias. Es que no escuché los consejos de alguien de cocinarlo jajaja.
BorrarBesos.
Eres una tierna! 😍
ResponderBorrarYo al gallo le veía un futuro muy pero que muy negro.
Besos.
Jajaja... Lo sé. Tú y Genín estaban en el mismo equipo que iba por el guiso. Jajaja.
BorrarNo los escuché.
Un abrazo.
Por fin!! Qué final más feliz y que gran niño ese, actuó mucho mejor que muchos adultos. Mis felicitaciones para él y como no para ti por tu ardua labor de entregar el pobre gallo a alguien que le cuidara.
ResponderBorrarUn abrazo Sara.
Un niño así, nos ayuda a recuperar la confianza en el ser humano, que a veces decepciona tanto. Gracias, Juan.
BorrarUn abrazó
El mejor final para el gallo, Sara, lo dejaste en buenas manos, ya que con otros no lo parecía...
ResponderBorrarBesos 👋👋👋👋👋👋
Sí, Vero... No podíamos dejarlo a su suerte, que le deparaba final trágico. Gracias.
BorrarUn abrazo.
Muy buen final, me alegro de que al final llegase su dueño.
ResponderBorrarMe a gustado mucho tu historia, besos de flor.
El mejor dueño que pudimos encontrar para ese gallo con tamta personalidad. Gracias. Me alegra que te haya gustado.
BorrarUn abrazo.
Holaaaaa mi Sarita guapa este final es de aplauso menos mal que no veas lo que habéis luchado para atrapar al gallo, jajjaa me he partido de la risa con el nombre que le has puesto jajajaa Diógenes jajajaja todavía me río al nombrarlo jajjajaa yo quiero mas historias así mi niña jajaja BESITOSSSSSSSSSSS DE TU MAMI DE ESPÑA UN MUASCKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKK
ResponderBorrarJajaja. Me alegro mucho. No podía llevar un nombre mejor. Finalmente se hizo como él, con las decepciones sobre el ser humano. Gracias mi MAMI DE ESPAÑA.
BorrarUn abrazo
Un niño ejemplar, de esos que ya casi no hay, y el gallo feliz estara con alguien asi y tu ya tranquila. Me encanto este final. Saludos amiga.
ResponderBorrarUn niño muy adorable. Ojalá siempre siga siendo así. Gracias, Sandra.
BorrarUn abrazo.
Bien por César pero a Diógenes le espera una vida muy pero que muy feliz, esperemos que no termine en la cazuela antes de tiempo.
ResponderBorrarBonito final, besines utópicos.-
Todo parece indicar que así será. Ojalá. Se cumpliría una utopía.
BorrarUn abrazo.
No me ha quedado muy claro si al final el gallo termina en la cazuela o en la rosticería. Si se me permite expresar mi opinión, me gustan más asados.
ResponderBorrarUn abrazo
Jajaja... No se te va a hacer lograr ese final jajaja. Diógenes morirá de viejito. No te daré ese gusto jajaja.
BorrarUn abrazo.
Muy bonito final, Sara, lo has resuelto muy bien.
ResponderBorrarUn abrazo.
No podía soportar el final que tenía más seguro, el inocente de Diógenes. Me siento rescatista.
BorrarJajaja.
Has encontrado el mejor final y todos lo celebramos, querida Sara. Creo que tenemos gallo Diógenes para rato.
ResponderBorrarLo he leído casi del tirón y me ha gustado. Muy buen relato.
Muchos besos
Gracias, José. Me alegra mucho que lo hayas leído. :)
BorrarUn gran abrazo.
Genial ese final Sara, me ne encantado, ahora, a mi tampoco me ha quedado muy claro, si lo pusieron al calorcito del fuego, jeje...Un placer leerte amiga.
ResponderBorrarFeliz semana Sara.
Bss.
;) sigue traviesa, verás, jaja. esperemos que no vaya al calorcito, Carmen.
BorrarUn abrazo.
Holaaaaaa mi Sarita guapa paso a releer tu entrada jajaa me hace gracia lo que has luchado por encontrarle dueño al gallo seguro que estará feliz entre tantas gallinas jajjaaa feliz tarde mi niña BESITOSSSSSSSSSS APRETAOS DE TU MAMI DE ESPAÑA JAJAJA !!! QUE HIJA MAS LINDA TENGO !!! Y CONTENTA QUE SIGO JAJAJAA
ResponderBorrarJajaja... Eres un sol. Siempre me haces sentir muy alegre. Te deseo que la vida te lo retribuya en todos los momentos. Lo mereces con creces.
ResponderBorrarBesos, mi MAMI DE ESPAÑA!!! Soy muy afortunada de tenerte. :)
Un buen final y todos felices,cariños.
ResponderBorrarMuchas gracias, Fiaris. Necesitábamos un final feliz y se pudo.
BorrarUn abrazo.
Que linda historia y que bien la has relatado. Aplausos para ese niño-hombre que sabe como cuidar animales.
ResponderBorrarmariarosa
Gracias, María Rosa.
BorrarUn abrazo.
Un relato tierno y encantador. Buen final , me gustó todo.
ResponderBorrarUn abrazo.
Muchas gracias, Josefa.
BorrarUn abrazo.