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lunes, 18 de octubre de 2010

Escondrijos de Seguridad


Por instinto de conservación aceptas, si te invitan a radicar en un lugar seguro. Deseas creer que si exista. Llevas meses buscando, primero en lo cercano, pero los Estados vecinos, también tienen problemas.

Te promueves a través de Oficinas de Recursos Humanos, con tus amigos y contactos de fuera, acudes a empresas que cuentan con sucursales en otras partes, resaltas “Disponibilidad Inmediata para cambiar de residencia”.

Evitas las noticias locales. Te desprendes de pertenencias, para estar listo en cuanto llegue la oportunidad. Ya estás con un pie afuera.

Recuentas a los parientes en Estados Unidos, pero temes irte de indocumentado. Consideras ilógico un mayor rechazo hacia la inmigración de mexicanos, ahora con un Presidente de raza negra. Ni hablas inglés, ni te gustan tanto las hamburguesas, lo único que sabes pedir en inglés, con todo y papas y refresco de cola.

No te ves cosechando grosellas, avellanas, frambuesas o zarzamoras, porque ni las conoces y no sabes si sus arbustos o árboles espinen, o causen o enfermedades crónicas.

Tampoco tienes los recursos o asesoría para instalar un negocio allá, ni para homologar tu título universitario de la UACH o del Tec. Si hubieras estudiado en el ITESM y fueras menos o más prieto, ya estarías instalado en “el sueño americano”.

Lo tuyo es México… Amas a México, porque se te pone “chinita” la piel cuando tocan el himno nacional en los partidos deportivos, no precisamente en los homenajes del Bicentenario, de los que ya estás harto.

Investigas más y vas descartando ciudades. En esta etapa ya sabes más geografía, orografía, zonas de sismos, huracanes, inundaciones, algo de historia, climas, flora, fauna, zonas turísticas, trajes típicos y gastronomía.

Te llega un ofrecimiento, que supera  tus expectativas. ¡Qué suerte! Te llaman de un lugar hermoso,  para que ocupes un puestazo, con un magnífico sueldo. Rematas y regalas todo lo que tienes… ¡Allá comprarás todo lo necesario!

Encuentras muchas diferencias en idiosincrasia y costumbres, pero te parece un sueño. Y, cuando más feliz estás, te disminuyen las condiciones ofrecidas a distancia con la siguiente justificación:

 -¿Le parece poco que lo hayamos traído a una zona hermosa, pacífica, segura con todo y su familia?, ¡esto tiene su precio! Además nosotros a usted no lo necesitamos, usted es quien deseaba salir de su inseguridad. Lamentamos mucho lo que está pasando en Chihuahua, nos duele, porque puede llegar a extenderse hacia acá.

-¿Es una broma? Ríes… Pensabas que existía la solidaridad en otras partes.

-Si no está de acuerdo, hágame el favor de salir de la empresa en 5 minutos, si no desea hacerlo acompañado de personal de seguridad- con exagerada amabilidad.                                                

Comprendes que es realidad lo que escuchaste. Hubieras tratado de negociar, pero ya te encuentras solo.

Acostumbrado a grandes retos, como buen chihuahuense, piensas que mañana estarás contratado mejor, en la empresa de la competencia, de al lado, de enfrente, o donde sea.  Sólo que todas esas empresas son del hermano, del primo, del compadre, del hijo, de quien te despidió y ni siquiera te permiten traspasar la caseta de seguridad.

Permaneces y en tu búsqueda te enteras de muchos asuntos graves que no se publican, de los que se habla en secreto, porque hay pueblos reprimidos, oprimidos, vejados, en los que las personas comunes corren más peligro que en Chihuahua y en los que hay que pedir permiso hasta para llorar cuando se sufre.

Explora antes de ir a lo desconocido, sin cerrar la posibilidad de regresar a tu casa, donde más seguro estarás, porque conoces, tienes a tus seres queridos y entienden el español que hablas, lo que eres y lo que sientes.

¡Detente! No busques salirte, hay muchos mercaderes sin escrúpulos, ofreciendo sus Escondrijos de Seguridad. Los paraísos en México no existen. ¡Qué cada quien luche desde el sitio que conozca, para lograr los cambios necesarios!


4 comentarios:

  1. Maravilhoso! Adorei seu trabalho,é incrível.
    Parabens
    um abraço e bom final de semana
    Sinval

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  2. Gracias Sinval, más maravilloso que vengas de Brasil a esta pequeña casita,donde escribo mis reflexiones.
    Un abrazo para ti.

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  3. Me parece, lo que escribes, una pesadilla. Y no tengo palabras para consolarte ni para consolarme, sólo me digo, una vez más, ¿cómo es posible?
    Lo siento.

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    Respuestas
    1. Es una pesadilla... y sin embargo seguimos viviendo e insistiendo y a veces haciendo lo que más nos gusta hacer.
      Creo que somos grandes, los mexicanos.
      Un abrazo.

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