Cuando recuerdo todos sus incendios de pozos petroleros, que tanto me enferman;
Cuando me ensordecen los lamentos de ballenas, orcas, delfines y tiburones, batiéndose indefensos, contra la barbarie de su codicia;
Cuando me asfixia en todos mis amaneceres, la fetidez de los cadáveres de las especies pequeñitas, baratas y discriminadas por sus mercados, reducidas a basura;
Cuando el paso de sus embarcaciones arrasa con, caballitos de mar, moluscos, algas, mariscos, corales, desmantelando su hábitat, construido durante siglos;
Cuando cuento cada vez menos focas que acuden a la merienda;
Cuando no regresan nunca más, las tortugas que salen a desovar;
Cuando me despiertan de súbito las gaviotas, flamencos y pelícanos, al caer muertos por ingerir plásticos, vidrios, hidrocarburos, productos químicos, confundidos entre sus alimentos predilectos;
Cuando escucho sus carcajadas, por lo que me descalabran, con cada especie que me arrebatan;
Cuando tengo que apretarme al acercarse aviones, helicópteros, submarinos, explosiones, tratando de ceñir a todos mis hijos juntos, para cuidarlos de lo que ustedes llaman deporte, exploración, negocio o guerra;
Cuando recibo todos los drenajes contaminados y tóxicos de todos sus desechos y experimentos letales, no reciclables, no absorbibles, no digeribles;
Cuando el llanto de sirenas eternamente enlutadas, me sobrepasa;
Cuando mi vaivén ya no me sirve para mantener la calma;
Es cuando la ira me posee y traspaso diques, muelles, escolleras, en un solo rugido dejo escapar todo mi dolor contenido, para buscarlos, encontrarlos, ridiculizarlos y convertirlos en humanos desmoronables, diminutos, tan insignificantes, como lo he sido yo con todos mis huéspedes, para ustedes ¡Siempre!
Lo siento, pero... No sé si pueda perdonarlos,
El Mar
La certeza de los bienes cercanos nos ciega para ver el mal remoto. Y a todos nos deslumbra la riqueza al alcance de la mano y el futuro nos importa una higa. No entendemos, ni queremos entender, que estamos acabando con nuestros hijos, con el futuro. Qué más nos da, ninguno esperamos verlo. A sabiendas de que no lo son, decimos que nuestras "actividades" son "sostenibles" ecológicamente. Y seguimos con ellas tan contentos. Usamos el lenguaje para pervertirnos. Y, encima, con él nos justificamos.
ResponderBorrarTremendos irresponsables, apáticos, negligentes y convenencieros.
ResponderBorrarUn abrazo.