Mis muñecas eran muy aburridas. Solo les gustaba presumir y lucir. Me pedían que las peinara y les hiciera muchos vestidos, pero jamás quisieron acompañarme a jugar con los niños del barrio. ¡Uy. Uy! No fueran a ensuciarse y eso. Yo les insistía, ¡Cómo no, si eran mi orgullo! pero nunca fueron conmigo y hasta llegaron a crearme problemas, por ejemplo:
A mi amiga Alma, su papá le prohibió juntarse conmigo, a partir de una tarde que fue a recogerla a mi casa y él me preguntó:
-Saldi: ¿Cómo se llama esa muñeca tan linda?
-Ah! -yo bien orgullosa. -Esta señor, que es la que más quiero, se llama La Güera Rodríguez y me la mandó mi tía de Los Ángeles.
Y nomás por eso, se llevó a Almita, para nunca más dejarla juntarse conmigo. Nunca entendí que le pasó, si mi papá era tan atinado, para ayudarme a escoger los nombres, de todo. Mi muñeca era igualita a esa foto del enlace. Tuve una Paloma, una Violeta, un muñeco que se llamaba Panchito, en honor a Pancho Villa.
A mi amiga Alma, su papá le prohibió juntarse conmigo, a partir de una tarde que fue a recogerla a mi casa y él me preguntó:
-Saldi: ¿Cómo se llama esa muñeca tan linda?
-Ah! -yo bien orgullosa. -Esta señor, que es la que más quiero, se llama La Güera Rodríguez y me la mandó mi tía de Los Ángeles.
Y nomás por eso, se llevó a Almita, para nunca más dejarla juntarse conmigo. Nunca entendí que le pasó, si mi papá era tan atinado, para ayudarme a escoger los nombres, de todo. Mi muñeca era igualita a esa foto del enlace. Tuve una Paloma, una Violeta, un muñeco que se llamaba Panchito, en honor a Pancho Villa.
Por cierto, hace poco me topé con Alma, charlamos un poco y de lo primero que me preguntó, fue por La Güera Rodríguez, que ¡le encantaba!! Me dijo que ya no la dejaron juntarse conmigo, "porque mis papás tenían ideas muy raras y que yo era muy chirota."
Bueno... ellas -o sea mis muñecas- se aburrían de inmediato, lo bueno que eran muy complacientes, cosa que siempre les agradecí. Pues, yo las invitaba a jugar e invariablemente me decían: ¡Ve tú, ve tú! yo las dejaba lindas y muy sentaditas en la ventana, desde donde pudieran alcanzar a verme jugar. O dormidas, porque eran bastante holgazanas. Entonces, yo me iba corriendo a jugar con los amiguillos.
Y Alma, está tal como la recuerdo de niña, cuando "muy señora", ella sí jugaba con sus muñecas toda la tarde... Quizá las suyas no eran tan aburridas como las mías.
A ver si luego les cuento de los sabores más ricos, que era lo que hoy iba a platicar, pero se me fue el avión p'otra parte.
A ver si luego les cuento de los sabores más ricos, que era lo que hoy iba a platicar, pero se me fue el avión p'otra parte.
jajaja Pues aunque se te fuera el avión para otra parte te ha quedado muy bien la entrada de tus muñecas aburridas, aunque yo no me creo que lo eran :)
ResponderBorrarBesos y salud
A ellas no les gustó nunca estropearse su fashion look, en serio.... Nada Genín, que de repente no encuentro que subir, y regreso la picture a la niñez, para desapolillar traumas, jajaja!
BorrarBesos, mucha salud y saborizado de anís.
Yo nomas tuve una muñeca, se llamaba Bety. Caminaba de mi mano, con su vestidito rojo con blanco, zapatitos negros y tobilleras blancas. Un día le pintaron los ojos a mi muñequita y a las dos nos llevo la tristeza.
ResponderBorrarSupongo que te llovió tu buena chancletiza. Es que no, mi Malquerida, andaba muy precoz esa Bety, te ganaste la reprimenda. Jajajaja! Te digo, que las mías eras muy aburridas.
BorrarBesos, mana!!
Felicitaciones por este mágico relato.
ResponderBorrarMe gustó bastante esta remembranza de tu infancia.
Saludos Sara.
¡Gracias, querida Aída! Siempre me pasa que cuando al ver o convivir con niños, me aparece mi niñez, jejeje!
BorrarAbrazo con harto anís.
Yo tenía una que se llamaba Queta, no se porque le puse ese nombre, pero un día me cansé de peinarla y decidí meterle tijera, jajaja. Ahí terminó nuestra relación, jaja.
ResponderBorrarAh! tú eras de las Hair designers? Mucho más práctico que peinarlas. Jajaja! Fuiste un poco más contundente que yo. Yo si les respetaba su apariencia, siempre muy bonitas y guardaditas, sin jugar con ellas. Te digo que eran aburridísimas las mías.
BorrarBesos, Ella!
Casi lo olvido...
ResponderBorrarUn beso enorme, enorme !
Me da una alegría enorme volver a verte, mi querida paisana.
BorrarMiles para ti, siempre!!
Me ha gustado lo de tus muñecas y me ha hecho pensar en las mías.
ResponderBorrar¡Gracias Tracy! Fíjate que tuve muchas, y entre ellas una Tracy, cuyo material con que estaba hecha, tenía un perfume delicioso y así la bañara mil veces, seguía su aroma vivo.
BorrarAbrazo.
Pues fui a conocer a la Güera y vi que tiene la mismita cara que tu muñeca. Me encantó que se te fuera el avión me he acordado de las conversaciones que tenían mis muñecas con las de mi hermana, mucho mas elegantes y educadas que las mías. Apapachos
ResponderBorrarJajajaja! Sí me gustas para que fueras una niña menos convencional que las demás!!
BorrarUn abrazo grande, Ester.
Mis muñecas, y mis amigas que lindo es volver a pensar en ellas y en la infancia.
ResponderBorrarun beso
Me alegra Karin que te surjan bellos recuerdos de esa etapa tan maravillosa. La niñez es ¡lo máximo!
BorrarUn beso anisado.
¡¡Qué lindo relato!!
ResponderBorrarAún recuerdo yo a mis muñequitas. Me encantaba peinarlas y ponerles vestiditos.
¡¡Qué tiempos queridos!!. Nunca volverán...
Muchos besitos
Amalia: La niñez pasa en un brinco, quizá por eso la recordamos con tanto cariño.
BorrarUn beso enorme de anís.
Yo no tuve muñecas, pero sí algunos escasos y toscos juguetes que no hacían nada. No eran tontos, pero no hacían nada; tan poco tontos, que se dejaban hacer por mí y vivir juntos un mundo de fantasía como ese que sin dudas tu describes.
ResponderBorrarBesos.
Ay Paco, deveras que eso sí que me apachurra mucho el corazón : ( Lo bueno es que tú eres un adulto fascinante, con tu niño interno muy a flor de piel. No sé como le hiciste, pero lo lograste muy bien.
BorrarHoy, un abrazo de anís especial.
Hola Sara!!
ResponderBorrarMe ha encantado el relato,jejejeej. Muy bueno lo de Pancho Villa, años de no escuchar su nombre! Me recordé de mis juguetes, las muñecas en primera fila, ; )...me he divertido mucho.
¡Un placer leerte!
¡Saludos cálidos desde la otra parte del charco!
Nuestro polifacético y polémico personaje, terror de los acaudalados y adoración de los pobres. Vieras cuanto turismo viene a conocer sobre él.
BorrarTe mando dos beso en el primer vuelo, primera clase hasta tu mejilla.
jajajajaja no más que ya se te van las cabras al monte... eso decían por mi tierra Cuasi, y no era muy bueno.
ResponderBorrarUn relato muy tierno... me imaginé a las muñecas viéndote jugar y ellas ahí de aburridas.
Abrazos
carlos
Jajajaja... Ay Carlos, ahora sí que no me lo sabía, pues nunca lo escuché. "volverse loco" lo de las cabras, ¿así es por allá?. Pero noooo, no era así, ellas se aburrían y luego yo me iba, no creas que yo las desatendía! Nunca, jajaja.
BorrarAbrazo, mi cuasi.
BUENO, DESPUES TE EXPLICO LO DE LAS CABRAS...
BorrarABRAZO
CARLOS
Por lo pronto quitadas son... jajaja!
BorrarThanks, Carlos, por cuidarme.
Un relato muy tierno! Que trae a la memoria los tiempos de niñez.
ResponderBorrarMuchas gracias por esta bonita historia.
Un cariñoso saludo
Gracias Inés... recordar la niñez es cosa grande. Espero que para tí también lo sea.
BorrarUn abrazo de anís.
Buenísimo relato con una lectura social muy aguda. Como influye la educación recibida en la persona que se llega a ser.
ResponderBorrarUn beso Sara
Luego no sabemos por qué somos como somos y, con solo echar un vistazo para atrás. allí están muchas claves. ¡Gracias, hermosa!
BorrarTe dejo un beso con mi cariño.
Muy bueno, Sara! Detrás de la "ingenua" mirada infantil lograste un texto que denuncia las cosas detrás de las cosas. Requetebueno! Besos porteños.
ResponderBorrarJejeje! Nuestras vecindad con el país del norte, las familias con algunos miembros allá, representando una ventaja económica para los que se quedan, los personajes de la historia, cómo eran los comportamientos de las familias, los padres vigilaban mucho más los amiguitos de sus hijos, los hijos respetaban las decisiones de los papás, la discrepancia entre las ideologías entre las familias de la misma cuadra. Y para lo que pinta cada persona desde pequeñita.
BorrarBesos, Bee!! con suficiente anís.
Bonita historia de muñecas “aburridas” y padre con prejuicios de aquellos tiempos.
ResponderBorrarActualmente son personas las “aburridas” y los prejuicios casi generalizados.
Creo que mi avión también tira al monte ¿o son las cabras?
Un abrazo.
Jajaja, ya ni sé, lo del avión y lo de las cabras. Jajaja! Y sí, hay mucho prejuicio todavía. Siempre habrá hipocresía.
BorrarUn gran abrazo José.
UN RELATO MUY DIVERTIDO, PERO TAMBIÉN CON UN DISIMULO SOCIAL.
ResponderBorrarUN ABRAZO
http://enancasdelarazon.blogspot.com/
Gracias Reltih. Y un abrazo.
BorrarDivertido tu relato. Nunca me gustó jugar con muñecas y eso que las tenía, pero me era más divertido y creativo jugar con los niños. Tenia muy claro que no quería jugar a papás y mamas reflejando lo que en mi casa se vivía.
ResponderBorrarUn abrazo
Sor.Cecilia
Ah! fuimos del mismo tipo de niñas.
BorrarMuchos besos, Sor Cecilia.
Mis amigas y yo sí las llevábamos a la calle. La intercambiábamos y eso les daba otra gracia. Eramos una panda que no parábamos de jugar con o sin muñecas.
ResponderBorrarLo de los prejuicios, los hay de todo tipo, fastidian bastante, pero es como si nos fueran preparando para el montón que nos vamos a ir encontrando a lo largo de la vida. Porque los hubo, los hay, y los habrá.
Besos, Sara.
A mí no me gustó jugar con muñecas, luego luego encontraba un mejor juego, lejos de ellas. Sin duda lo otro... hay gente muy cobarde, que si ven a alguien con cierta inquietud o rebeldía, se aterroriza.
BorrarBesos, Ohma!
Qué relato tan divertido Sara, siempre me gustaron las muñecas, pero por desgracia no pude jugar mucho con ellas, ya que el máximo empeño de mi hermano pequeño cuando me regalaban una era arrancarla la cabeza, y por desgracia no se podía volver a colocar, con lo que mi pobre madre guardaba en una caja una colección de preciosas cabezas de Nancys. En fin, historias de la vida. Y muy bueno también tu guiño a esta sociedad hipócrita, también tuve alguna amiguita que sin saber por qué me tuvo que dejar de hablar por orden de sus padres. Creo que a la gente les asustaba las alas tan bonitas y que con tan buen criterio supieron regalarme mis padres, y eso que volar nunca fue tarea fácil, aunque sí muy divertida. Un abrazo inmenso de mil colores para ti, mi Sara bonita.
ResponderBorrarJajaja! tú convivías con un killer de muñecas, de seguro era divertido tu hermano para jugar a cosas más vertiginosas. Las personas con alas, solemos representar un pánico, a quienes se las cortan. Mmm... Ni modo, mi buena amiga, así es y de la variedad surge la belleza de la humanidad.
BorrarMuchos besitos, para ti con todo el corazón.
¡Qué tiempos aquellos! apreciada Sara.
ResponderBorrarBesos
Qué hermosa es la niñez Vero! Nos da las armas para después, si la vivimos feliz.
BorrarMuchos besos.
Pues aunque se te haya ido el avión p'a otra parte (me ha encantado la expresión), me ha encantado todo lo que nos has contado y me ha dejado un gran sabor anís estrella. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.
ResponderBorrarJajaja! Gracias Pepe amigo y un inmenso abrazo de anís. También feliz fin de semana.
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