La melodía llega envolvente y se expande por todo el espacio, como figuras de incienso, que bailan antes de desaparecer, una enseguida de otra. Elevándose, hasta quedar inasibles como son las promesas que vuelan o nos explotan en el pecho, al cumplirse, con esa alegría de los niños en que nos convertimos, al romper con el dedo índice pompas de jabón.
Sin desear impedirlo allí van las emociones, sobre las notas de esa melodía, que nos maravilla en su asalto a los sentidos y, que a capricho nos deposita entre alas de mariposas, que llegan a donde nadie las espera, pero que son tan bien acogidas, como un regalo de paz en un mundo que ansía empezar a nacer.
A veces la musica nos eleva y tambien nos ayuda a olvidar.Un gran abrazo!
ResponderBorrarRegresar, empezar a nacer...
ResponderBorrarMe recuerda a la noria de las ferias. Esas que giran y giran, crean emociones, lo olvidas todo durante unos instantes, pero cuando se detiene y te bajas de ella, el mundo que dejaste sigue su estela...
El cambio esta en tí.
Abrazos Sara.
El ciclo de la vida, reconocido a través de las notas musicales que nos acompañan.
ResponderBorrarPrecioso.
Besos, Sara.
La música como refugio y también como paraíso.
ResponderBorrarDisfrutemos de su compañía.
Besos.
Podemos poner música a todo lo que vivimos, dejarnos llevar al compás como volutas de incienso y pompas de jabón. Hay ilusión en tus palabras y casi escucho la melodía. Un abrazuco
ResponderBorrar