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viernes, 24 de enero de 2025

Búho


Hace tiempo, estuve cerca a un pequeño búho. Era del tamaño de una mano. Lo encontramos posado en un hueco de la ventana de la sala de la casa, hacia la calle. Permaneció allí tres días, imperturbable, sin emitir ni un sonido, muy quieto, más que eso, inmóvil. Fue imposible saber si por lo menos respiraba, pues no dejaba notar ningún signo vital, como una escultura. Tampoco supimos si cuando se quedaba solo iría a algún lado, por alimento, agua... 

Por más que nos acercamos a él, no mostró temor y no trató de retirarse. Nos inspiraba el deseo de tocarlo, pero a la vez, miedo de hacerlo... por desconocido y por ser depredador, aunque fuera tan joven, hermoso, con plumas brillosas, que parecía que serían muy suaves. La palabra depredador alerta sobre la fiereza de cualquiera, por pequeño que sea.

Dominaba con sus ojos. "Respétame" nos decía su aspecto y actitud. Y así fue, lo respetamos. Pero nos fue imposible no verlo. Era demasiado llamativo para ser ignorado y también era muy sorprendente que estuviera allí instalado con tal confianza y señorío, en una zona céntrica, bulliciosa y con mucho tráfico. 

Los de la familia, fuimos, hicimos, regresamos y seguía igual.  

En un momento en que estuve sola frente a él, cautiva de su fija, enorme, amarilla y hasta podría decir hipnótica mirada, obtuve las respuestas que había estado buscando desde hacía muchas semanas, sobre lo que debía hacer y el rumbo que debía tomar. Fue como si él me las transmitiera, en un estado de serenidad total. Un momento de lucidez y claridad no antes experimentadas, pero como en trance, fascinante.

Ese encuentro me brindó seguridad y aprobación; fue el impulso que necesitaba, para hacer un cambio muy importante y que hasta antes de él, me llenaba de temor, porque tendría que arriesgar todo.

Bien se le ha atribuido al búho ser un símbolo de sabiduría. Para mí fue como consultar a un gran maestro, que me hizo sentir acompañada, comprendida y más que todo, protegida.

No lo vimos irse, tomé las decisiones más favorables y fue el tiempo propicio. El búho marcó la pauta justa para también volar. Y estoy muy agradecida con Dios, por ese mensajero que llegó hasta mi ventana.


3 comentarios:

  1. QUE BONITA HISTORIA!!!
    Lo has descrito tan bien, que realmente has dejado plasmado el impacto que te causó y lo que te transmitió.
    Me encantan los buhos, fíjate que en mi publicación de ayer sale uno, de cerámica claro... pero eso denota la admiración que siento por ellos.
    Bien cierto es que su mirada traspasa muros y fronteras, es ESPECIAL, y su temple denota una fuerza que quizás por su tamaño no insinúa.
    GRACIAS AMIGA POR ESTAS LETRAS TAN PRECIOSAS Y TAN LLENAS DE SENSIBILIDAD; FUÍSTE AFORTUNADA DE VERLO POR UNAS HORAS, SEGURO QUE LO RECORDARÁS CON CARIÑO ^:^

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  2. Una historia fascinante te atrapa y visualizas esos ojos, que bonito encontrar en ellos las explicaciones necesarias. Suerte en tus decisiones y abrazos que te acompañen

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  3. Parece que ese búho llegó a tu vida en el momento oportuno.
    No creo que fuera una casualidad.

    Besos.

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