Hace tiempo, estuve cerca a un pequeño búho. Era del tamaño de una mano. Lo encontramos posado en un hueco de la ventana de la sala de la casa, hacia la calle. Permaneció allí tres días, imperturbable, sin emitir ni un sonido, muy quieto, más que eso, inmóvil. Fue imposible saber si por lo menos respiraba, pues no dejaba notar ningún signo vital, como una escultura. Tampoco supimos si cuando se quedaba solo iría a algún lado, por alimento, agua...
Por más que nos acercamos a él, no mostró temor y no trató de retirarse. Nos inspiraba el deseo de tocarlo, pero a la vez, miedo de hacerlo... por desconocido y por ser depredador, aunque fuera tan joven, hermoso, con plumas brillosas, que parecía que serían muy suaves. La palabra depredador alerta sobre la fiereza de cualquiera, por pequeño que sea.
Dominaba con sus ojos. "Respétame" nos decía su aspecto y actitud. Y así fue, lo respetamos. Pero nos fue imposible no verlo. Era demasiado llamativo para ser ignorado y también era muy sorprendente que estuviera allí instalado con tal confianza y señorío, en una zona céntrica, bulliciosa y con mucho tráfico.
Los de la familia, fuimos, hicimos, regresamos y seguía igual.
En un momento en que estuve sola frente a él, cautiva de su fija, enorme, amarilla y hasta podría decir hipnótica mirada, obtuve las respuestas que había estado buscando desde hacía muchas semanas, sobre lo que debía hacer y el rumbo que debía tomar. Fue como si él me las transmitiera, en un estado de serenidad total. Un momento de lucidez y claridad no antes experimentadas, pero como en trance, fascinante.
Ese encuentro me brindó seguridad y aprobación; fue el impulso que necesitaba, para hacer un cambio muy importante y que hasta antes de él, me llenaba de temor, porque tendría que arriesgar todo.
Bien se le ha atribuido al búho ser un símbolo de sabiduría. Para mí fue como consultar a un gran maestro, que me hizo sentir acompañada, comprendida y más que todo, protegida.
No lo vimos irse, tomé las decisiones más favorables y fue el tiempo propicio. El búho marcó la pauta justa para también volar. Y estoy muy agradecida con Dios, por ese mensajero que llegó hasta mi ventana.
QUE BONITA HISTORIA!!!
ResponderBorrarLo has descrito tan bien, que realmente has dejado plasmado el impacto que te causó y lo que te transmitió.
Me encantan los buhos, fíjate que en mi publicación de ayer sale uno, de cerámica claro... pero eso denota la admiración que siento por ellos.
Bien cierto es que su mirada traspasa muros y fronteras, es ESPECIAL, y su temple denota una fuerza que quizás por su tamaño no insinúa.
GRACIAS AMIGA POR ESTAS LETRAS TAN PRECIOSAS Y TAN LLENAS DE SENSIBILIDAD; FUÍSTE AFORTUNADA DE VERLO POR UNAS HORAS, SEGURO QUE LO RECORDARÁS CON CARIÑO ^:^
Gracias, Conxita. Está bien lindo el búho de tu blog, y tu comentario, de lo más amable y estimulante. Eres muy hermosa.
BorrarAbrazos.
Una historia fascinante te atrapa y visualizas esos ojos, que bonito encontrar en ellos las explicaciones necesarias. Suerte en tus decisiones y abrazos que te acompañen
ResponderBorrarMuchas gracias, Ester. Suceden cosas a las que les encontramos cierta simbología, por como se nos presentan.
BorrarAbrazos.
Parece que ese búho llegó a tu vida en el momento oportuno.
ResponderBorrarNo creo que fuera una casualidad.
Besos.
Eso me pareció. Fue una experiencia muy importante.
BorrarBesos.
Para la toma de decisiones, mejor recurrir a los animales que a los humanos.
ResponderBorrarParece que son mejores consejeros.
BorrarSaludos.
Qué hermoso esto que relatas. Yo también pienso que el búho estaba allí no por casualidad. Como si alguien, desde algún lugar, te protege y te estuviera aconsejando...
ResponderBorrarUn abrazo!
Así me pareció, Bisílaba.
BorrarFue hermoso.
Un abrazo.
Un pequeño y valioso regalo que ayudó a tu decisión, Sara, muy emotivo relato, un abrazote!
ResponderBorrarEso sentí, María Cristina.
BorrarFuerte abrazo.
Siempre me gustaron los búhos, quizás por su misterio.
ResponderBorrarEn Grecia se acuñó una moneda de euro, con un búho en su cruz. Hubo un tiempo en que logré tener doce de ellos, por distintos motivos los tuve que utilizar y hasta hace poco no han vuelto a mi "vida". Ahora sólo tengo dos, pero los guardo con mucho cariño. Cuando voy a comprar y me dan cambio, siempre miro si hay uno. Tiene su leyenda, pero ya la contaré otro día. ;-)
Seguramente su sabiduría e inteligencia ayudaron a que tomaras una buena decisión... quizás no se movió hasta que tú estuvieras segura del cambio...
Besos, Sara.
No te deshagas de esas otras monedas, té dan buena suerte.
BorrarAlgo así fue lo que pensé.
Abrazos.
Creo haber solucionado el problema con el traductor, ya me dirás cosas. ;-)
BorrarMuy bien. Ojalá que ya no nos falle.
BorrarEl otro día una amiga me dijo que mi blog le aparecía a ella en lengua desconocida con parte de español. :( imagínate qué desmadre.
Buhos y lechuzas vienen en varios tamaños, son silenciosos y cuando pueden comen pichones de aguila....
ResponderBorrarhicieron bien en verlo pero no tocarlo, cuanto menos intervenimos en la vida salvaje mucho mejor.
Gran encuentro con una creatura extraordinaria
Así es, José. Lo respetamos y al no estar herido ni en peligro, dejamos que solo decidiera cuando moverse de allí.
BorrarUn abrazo.
Nada es casualidad, Sara...Me alegro que tu intuición tradujera, acertadamente, el mensaje que el buho intentaba dejarte...La naturaleza es tremendamente sabia, día a día nos deja "regalitos y ánimos" para seguir adelante...Qué bueno que compartas esta experiencia.
ResponderBorrarTe dejo mi abrazo entrañable y agradecido
Muchas gracias por expresarme un mensaje tan significativo sobre la experiencia.
BorrarUn fuerte abrazo.
Lo que nos cuentas tiene ese lado mágico de las buenas historias, que a veces estas basadas en algo que nos sucedió. No sé si es un relato real o de ficción pero a veces nos ocurren cosas insólitas. A mi me paso con una persona que apareció en una montaña despoblada justo cuando más lo necesitaba, me ayudo y no la volví a ver. A veces pienso que podría haber sido un ángel pues el lio en el que me había metido era gordo, un día de estos tengo que hacer el relato en el blog. No creo en las casualidades y cuando pasa algo que se sale por completo de lo habitual es casi imposible no pensar en la mano de Dios o en la Energía que sea, que viene a echarte un cable.
ResponderBorrarMe ha gustado mucho leerte, buena tarde y un besito!!
Esto sí sucedió. Es una experiencia maravillosa la que me compartes, sin duda fue lo que piensas.
BorrarGracias, feliz fin de semana.
Besos.
Los búhos son muy especiales, aparte de ser un símbolo de inteligencia.
ResponderBorrarQuizás, con su presencia, quieren recordar alguna decisión importante que debemos de tomar en la vida.
Me gustó mucho tu relato.
Un abrazo fuerte.
Cierto, Amalia, eso me hizo sentir el que nos visitó.
BorrarUn abrazo.
PARECE QUE LOS BUHOS NOS PERSIGUEN... Ved este tan atrevido :)))))
ResponderBorrarhttps://www.youtube.com/shorts/EBoQoI7OfPI
Jajaja, está de lo más simpático. De haber sabido tanta dinámica, nos hubiéramos dado a esa tarea con este que les cuento.
BorrarEs un precioso relato, Sara.
ResponderBorrarPienso que vino al lugar correcto y por algún motivo.
Tengo algunas figuritas de ellos 🦉
Besos.
Fue muy lindo momento.
BorrarAh, qué bien que tienes figuras de esos simpáticos búhos. :)
Besos.
Es un ave que despierta mis simpatías y que solamente he visto en los Mercados Medievales.
ResponderBorrarMe ha encantado la historia que has contado.
Feliz fin de semana.
Es el único que he visto en mi vida.
BorrarMuchas gracias!
Un abrazo y feliz fin de semana.
Son aves que me gustan.
ResponderBorrarUn texto que me llega hondo.
Un beso.
Muchas gracias, Mari Carmen. También salió de lo profundo, por eso te llegó.
BorrarUn abrazo.
Sara, por aquí en las noches de verano, los he escuchado con su chistido característico. Mi madre decía que traía mala suerte.
ResponderBorrarBesos
En este caso, resultó de muy buena suerte. Aunque eso se dice de ellos.
BorrarUn abrazo.
Recibiste, muy querida Sara un excelente mensaje que has sabido aprovechar bastante bien.
ResponderBorrarMil gracias!!
Un mensaje del cielo, estoy segura.
BorrarUn abrazo.
Qué linda historia Sara, y qué bien la has narrado.
ResponderBorrarA mi me gustan los búhos y no creo que sean aves agoreras. Cuando era niña los oía, y a veces veía, en el campo de mis tíos por las noches.
Abrazo ¡buen finde!
Todas las aves pueden ser agoreras, depende dónde, cómo y cuándo. Si cantan o no cantan y cómo cantan.
BorrarDonde ahora vivo he ido aprendiendo a entender su manera de comunicarse entre ellas y de comunicar lo que ocurrirá, sobre todo respecto al clima que habrá. Peligros, alegrías, tristezas. Muchas cosas nos pueden decir.
Un abrazo.
Un búho sabio... Se aprende y mucho de los animales
ResponderBorrarAbrazo
Es de quienes se aprende. El ser humano se deterioró por completo.
BorrarAbrazo.
Precioso relato. Los búhos me encantan. Me gusta pintarlos en piedras pequeñas y regalarlas, Me ha encantado tu relato. Me encantó visitarte. Saludos.
ResponderBorrarMuchas gracias, Ma. Carmen. Me alegra mucho que te haya gustado está publicación, tu visita y tu arte con piedras.
BorrarUn gran abrazo.
Me gustan los búhos, en especial cuando se quedan impasibles sin moverse. Que bueno que fue para ti una señal.
ResponderBorrarAbrazos!
Encontramos señales en donde menos esperamos.
BorrarBesos, Cecy.