Con cara de ángel, maneras innatas bastante afeminadas, Marcelo de 7 años, no entiende porqué es malo que a él le gusten los maquillajes, hacer manualidades, ayudar a ordenar la casa y usar los zapatos de tacón de su madre y su hermana. Le gusta que las mujeres usen medias, adora sentir esa suavidad.
Más pequeño, a las mujeres, que visitaran su casa con vestido y medias, en cuanto se descuidaban, les acariciaba las piernas. -¡Qué bárbaro! Va a ser tremendo Marcelo -¡Sí! tan mujeriego como su padre -Y con esa carita, ¡será guapísimo! –Con lo que le gusta manosearnos, es tan precoz, tendrá todas las mujeres que quiera.
No sabe porqué su padre lo cintarea casi a diario: “Te voy a hacer hombre a punta de chingazos, cabrón”. Ni porque los compañeros de la escuela le gritan mariquita, mariquita eres una mariquita y no quieren juntarse con él en el recreo, pero si lo buscan cuando hay que hacer trabajos en equipo, tareas o explicarles las materias.
Es el mejor alumno de la clase, si no fuera por su alto rendimiento, ya lo hubieran expulsado de la escuela.
Sueña con ser un gran cirujano cuando sea grande y artista plástico o músico. En cuanto llega de la escuela, come y hace su tarea, para irse de inmediato a sus clases de pintura y piano.
Desea llegar a tener una casa con enorme jardín, para cultivar las mejores especies de flores. El se encarga del cuidado de las macetas de su madre. Adora las aves y las mariposas. Cuenta con tanta vitalidad y gusto por todo lo que hace, que sus ojos se iluminan cuando platica de lo que sueña lograr.
Un día cualquiera, su profesora, junto con otras dos, se encuentran calentando tamales y preparándose café, en la oficina de la subdirección, minutos antes del recreo. Llega Adriana, con su amigo Marcelo llorando:
– Maestra, maestra. Los muchachos golpearon a Marcelo, ¡mírelo… pobrecito!
Sin voltear a mirarlos, saca sus tamales del microondas –Ahora, ¿por qué te golpearon Marcelo?
El niño, sigue llorando y se adelanta Adriana. Por esto maestra, entrega una cajita de maquillajes de ojos destrozado. Se los sacaron de su mochila y entre todos los niños golpearon, pero lo defendimos las niñas y se los pisotearon.
-¿Qué te he dicho Marcelo?, ¡eso son cosas de mujeres! Los niños deben jugar a las luchas, al fut bol. Váyanse, váyanse al recreo y no me vengan con tanto chisme o les pongo un reporte. ¡Aprende a defenderte!, ¿No te da vergüenza que las niñas te defiendan?, ya les dije Adriana, que no lo defiendan, el tiene que aprender a portarse como hombre. Poco que le falta a este y ustedes ayudándole.
Adriana abraza a Marcelo y salen de esa oficina, se sientan en un escalón de la escalera, donde los alcanzan las demás niñas.
–No te preocupes Marcelo, no les demuestres tu coraje.
–Ya no llores Marce… Yo mañana le pido a mi mamá otros maquillajes, tú tienes que enseñarnos a maquillarnos.
–Si, para mi cumple, todas iremos de princesitas y tu nos dirás como lograrlo.
–Gracias muchachas, no se que haría sin ustedes, les dice el niño.
–Lo mismo que de nosotras sin ti. Tú eres el mejor amigo del mundo. Te queremos tanto Marce.
– ¿Amigos por siempre?
– ¡Amigos por siempre!, se abraza todo el grupito.
Las profesoras se quedan disfrutando su refrigerio y carcajeándose de Marcelo.
– ¡Pinche maricón! ya me tiene colmada con tanta jotería, les comenta su maestra.
– ¡Ay! yo no se que haría si a mi me saliera un hijo maricón.
Siglo veintiuno, aprobación de matrimonios entre parejas gay en México y así se cría, educa y trata a los niños, en sus hogares y en sus escuelas.
¡Cuánto nos espantamos! al ver “Ponchis”, “Barbies”… Sin ver los constantes actos de desprecio y odio que reciben, por parte de toda la sociedad quienes son homosexuales, pobres, discapacitados, huérfanos, etc. O, hijos de parejas inadecuadas, odiados desde antes de nacer.
¿Será por eso, que muchos niños encuentran más amor y comprensión en las pandillas, que se conforman como verdaderas y sólidas familias?
La perversidad es el resultado de la masa social perversa, con el más peligroso disfraz que es la perfección.
Sociedad, Gobierno: Seguimos con 10 mil huérfanos en ciudad Juárez… Huérfanos de guerra.
Hola Sara. Vengo del blog de Marcando Mis Letras y me ha conmovido este relato. Parece mentira que en pleno siglo XXI sigan ocurriendo estas cosas. No puedo entender cuál es la diferencia porque a un niño le gusten las cosas de chicas o las chicas cosas de chicos. ¿Qué pasa porque les gusten las personas del mismo sexo? ¿Hacen algo malo? Me parece una barbaridad que la sociedad hable de amor al prójimo y luego existan este tipo de cosas. No se respeta nada.
ResponderBorrarTe doy las gracias de corazón por esta entrada cielo, y si me das tu permiso, la compartiré en mi blog a ve si se toma conciencia de ello.
Ya tienes otra seguidora más.
Un fortísimo abrazo y gracias nuevamente
¡Qué bien! Mis letras es una chica estupenda a la que yo también quiero mucho. Me encantó lo que expresó en su blog de ustedes. Éso es la amista y hay que fomentarla mucho. Yo considero que la amistas es la versión del amor más desinteresada que existe.
ResponderBorrarEres bienvenida a mi blgo, donde podrás entrar y salir cuantas veces lo desees.
Un gran beso para tí.
¡Aquí cabéis todos menos los ateos, los rojos y los maricones!, fue la frase que hace muchos años nos espetó el capitán de la compañía en que inicié mi servicio militar. Ese era el concepto de "todos" que entonces se tenía.
ResponderBorrarDesde entonces las cosas han ido cambiando a mejor y creo, lo digo modestamente, que el aprecio hacia todas las personas ha ido mejorando en España. Aunque como siempre quedan los recalcitrantes.
Es terrible marcar a las personas. Es un crimen hacerlo en esas edades.
BorrarGracias. Abrazo.