Al día siguiente que publiqué sobre gatos, nos visitó uno muy joven y lindo. Cuando me acerqué tan amable: "michi michi, michi", este se esponjó, se arqueó y luego se estiró del tamaño de un lince (con algo de exageración) y me mostró todos sus filos en dientes y uñas. Cuando ya estaba en posición de saltarme a la yugular, muy serena y con total disimulo, tomé a Cuca y volando entramos a la casa. (Con taquicardia y temblor general).
¡Nada, qué! No crean lo de michi, michi... Yo no me acercaría :)))
La verdadera versión es que si vino, muy pequeño, muy lindo y muy blanco y Cuca evaluó que "tremendamente feroz" y yo le creí, no me detendría jamás a dudar de su criterio.
Hasta que se fue (estuvimos ventaneando), salimos a pasear. Claro, con el miedo de que nos abordara en alguna vuelta de esquina.
Creí haber entendido que Cuca era un perro guardian... :)))))
ResponderBorrarEn cuanto al "michi, michi"... ¿No sería un jaguar disfrazado de gato para producir tanto miedo?
Los gatos siempre me ha parecido especiales.
ResponderBorrarComo si hubieran vivido otras vidas y estuvieran es esta de paso hacia otros universos.
Tienen ojos sabios y misteriosos.
Besos.