Pero también siguen pasando cosas muy feas. Son menos que las hermosas, pero son tan estruendosas y tan dañinas, que se convierten en nubarrones que ocultan todo lo hermoso que abunda y que es más pero no se nota.
Por más que cerremos los ojos, los oídos, todos los sentidos con que percibimos lo externo, algo nos toca y nos daña y nos enferma. Porque la pena devasta aunque no queramos verla, ni sentirla. Allí está y nos rodea y nos alcanza y la sentimos, aunque queramos huir de ella.
¡Hace falta romanticismo!
Hace falta ir tras el amor y demostrarlo, al igual que permitir que nos lo demuestren, sin sentir desconfianza y, producir la justa correspondencia.
No puedo estar más de acuerdo con lo que expones.
ResponderBorrarA veces pienso que lo feo y lo bello se necesitan mutuamente.
Abrazos desde Barcelona
Hay muchas noticias malas y también hay muchas noticias buenas. Las noticias malas se propagan rápidamente, mientras que las noticias buenas pocas veces salen a la luz.
ResponderBorrarUn abrazo.
El amor embellece...
ResponderBorrarBesos, Sara.