Era tan común compartir. Si alguien obtenía algo cuantiosamente, de inmediato las mamás nos mandaban a los hijos a repartir, con la familia y los vecinos. Las mamás tomaban todas las decisiones de la casa, porque los hombres eran los proveedores, con todo lo que les costara lograrlo, con los pantalones bien fajados.
Íbamos: "Ahí le manda mi mamá". E igual los demás con nosotros. Una vida de "puertas abiertas", de mucho repartir y compartir.
Los favores, se hacían casi sin que se pidieran y sí era posible que no se supiera de parte de quién, mucho mejor. Para que no se sintiera en deuda esa persona. Lo único importante era que resolviera su bronca. No se cobraban ni se referían jamás los favores hechos. Y quien recibía, lo agradecía como algo muy natural, sin complejos.
Con el dinero también así era: directo, sin rodeos. Había palabra y vergüenza, era muy importante el honor, siempre se daba la cara y de frente, sin miedo a sentirse expuestos, porque nadie exhibía a nadie. "A todo mundo se le podía atorar la carreta de repente"
Dentro de la familia... quien tenía, tenía para todos. Sin soberbias, ni competencias. Considerando lo material como lo más transitorio.
Fue como crecí, por eso es que soy tan utópica.
Un mundo perfecto, propio de sociedades reducidas, habitantes de pueblos o barrios muy reducidos supongo. Tiene que ser fantástico, creer en la utopía es bueno y nos hace mejores.
ResponderBorrarUn abrazo.
Así era México hasta hace pocos años, no eran ciertos grupos reducidos, sino en las ciudades. Los que creemos en la utopía es porque conocimos algo mejor.
BorrarUn abrazo.
Poco queda de esos tiempos, ahora hay que sentir ese dar en los pueblos donde la esencia todavia queda viva.
ResponderBorrarPero era una bella sensacion y es una lastima que se vaya perdiendo.
Besos
Cierto, y quizá ahora se nos dificulte dar con esos pueblos, todo ha crecido tan desmesuradamente, aire ya pueblos casi no quedan.
BorrarBesos.
Hola Sara, yo también creci como bien dices y me enseñaron a compartir con todos sin mirar nada mas, pero eso era antes, ahora cada uno es un mundo y cada casa con la puerta cerrada sin compartir nada, como dice el comentario anterior, eso ya solo existe en los pueblos y poco a poco también se va terminando, egoísmo y altanería es lo que se lleva ahora, una pena pero es lo que hay.
ResponderBorrarBesos.
Me alegra mucho que eso te haya tocado también, se vivía trabajando mucho honestamente y no había preocupaciones tan fuertes, no se pretendía atesorar desmesuradamente.
BorrarHoy si que es muy diferente. Nadie ayuda a nadie y sí puede lo tima.
Besos.
Me llego al corazon ese escrito tan bonito. Ese compartir tan sincero y honesto...esa relacion tan simple y desinteresada.
ResponderBorrarBesos, feliz semana!
Muchas gracias, Patricia. Me alegro mucho de que eso sintieras... así fue pué acá, no es ficción.
BorrarIgualmente, besos.
Han cambiado las cosas, ¿o no?
ResponderBorrarDemasiado! aunque en las familias donde se vivió así, algo queda. Yo aún tengo amigos así. Yo soy así. Tristemente somos muy pocos, estamos en extinción, somos tontos para los demás.
BorrarUn beso.
Entonces , y no hace tanto tiempo formamos una misma familia con un destino común y el bien era bien para todos, cuantas cosas para añorar.
ResponderBorrarSiempre salgo de tu casa siendo algo mejor.
¡Gracias!
Besos
André
Qué triste, verdad? Que esas formas de vida se hayan ido acabando. Ya no se puede confiar en los demás, tan fácil, como en esa época que también nos tocó vivir. Hoy cuando alguien se acerca a ayudar, le tememos, porque lo más seguro es que nos perjudique y vamos solos con nuestros problemas.
BorrarGracias, André, me honras mucho y hasta me ruborizo.
Un abrazo.
Sara, es verdad y también no lo es, en todos los tiempos hubo mal y bien, lo que sucede es que el bien predominaba, era lo más común, los edificios no existían de a montones, las casas eran individuales y los vecinos se encontraban en la puerta, la cuadra, el barrio era conocido por todos, "la taza de azúcar" era moneda corriente, un abrazo!
ResponderBorrarClaro, hubo el delincuente, el tacaño, el egoísta, todos sabíamos quienes eran, pero como dices eran menos y quedaban excluidos.primero se trataba de que cambiaran. Recuerdo bien esas mensajerías de ida y vuelta, con la confianza de pedir o dar al vecino algún producto que faltara, sin pena alguna. Era muy lindo!
BorrarAbrazo.
Ojalá lo que tú crees utopía fuese lo real. ¿Hay algo más bonito que compartir y saber que así otros se sienten mejor? sea en especie o en dinero, pero éste último...en la sociedad en qué vivimos creo que está sobrevalorado y también es un poco tabú el hablar del mismo.
ResponderBorrarGracias por este post con tanto fondo, Sara, ¡un beso!
Gracias, Chelo. Fue que con el amor al dinero, que antes no se tenía, se trocaron todos los valores, se acabó la fuerza que tenía la vergüenza por el deshonor, ahora el honor se compra. Antes perder el honor era terrible.
BorrarBesos.
Yo eso sólo he imaginado.
ResponderBorrarEn la vida real he visto todo lo contrario.
Siempre.
Besos.
Me entristece que no te haya tocado vivir esas costumbres pué allá. Era hermoso!
BorrarUn beso.
Me criaron así, y luego la vida fue dándome golpes hasta darme cuenta de que sólo muy pocos tienen honor, o saben repartir, o dan sin algo a cambio, y cuando ya no sirves, patada al trasero...
ResponderBorrarSon cosas de la vida, son cosas del querer, como la copla.
Ahora bien, lo aprendido, siempre queda, y peor para el resto.
Besos, mi Chihuahua.
Queda algo y quedamos algunos... No todo está perdido, porque todavía estamos en la siembra.
BorrarUn abrazo grande, Eva.
Hay amiga cuantas cosas que ya no son,aquí es lo mismo,lo mismo,abrazos miles.
ResponderBorrarPero te tocó aquello, que fue tan bello.
BorrarHay que trabajar para recuperar lo que tuvimos de paz y bienestar.
Un abrazo.
Qué lindos aquellos tiempos que tan bien describes y con los que me siento identificada.
ResponderBorrarCómo ha cambiado todo!!.
Un besito
Mucho, Amalia. Fuimos en pos de otros ideales, el dinero fue corrompiendo a la sociedad. Y la sociedad lo ha permitido.
BorrarUn abrazo grande.
No sale mi foto de perfil algunas veces. Este Google...
ResponderBorrarPero ya me conoces.
No importa, claro que te conozco aunque no te asomes, jaja. al rato se corrige, verás.
Borrarno es una mala manera de crecer y vivir
ResponderBorrarFue muy grande!! Te lo puedo asegurar. Les importábamos a los demás y ellos a nosotros. Existía comunidad, mucho cariño.
BorrarUn beso.
Tiempos de los que todo estaba regido por las buenas costumbres o maneras, pero afortunadamente nos hemos librado de algunas aunque todavía se siguen practicando en ciertos hogares.
ResponderBorrarUn abrazo.
Sí, es una pena que ya no hay esa hermandad.
BorrarUn beso, Mari.
Te digo paisana que andas melancólica, será la primavera??? :P jajaja
ResponderBorrarMe has hecho recordar esos tiempos de mi niñez, así crecimos, así nos enseñaron, pero veo que no en todos lados!!! Y bien dices, estamos en tiempo de sembrar todavía.....difícil pero no imposible!
besitos =)))))
Y cómo no estar nostálgica, si he tenido que escarbar sola, deslomándome sin que llegará ningún vecino "le ayudó vecina" como era antes.
BorrarQué afortunadas hemos sido, Lily, tal parece que no todo mundo vivíó como nos tocó por acá a ti y a mí. Qué triste.
Un beso.
ayyyyy! no paisana, eso ya no sucede, sólo que tengas vecinos de cierta edad, ni muy muy, ni tan tan, los jovenazos ni se apuntan, qué tal que luego se lastimen una mano y no pueden jugar o usar el celular????
BorrarSi vivieramos cerca, te hubiera ayudado amiga....o llevado al que te conté!!! jajajajaja
buen miércoles ♥
Jajaja...
BorrarSi sé que me hubieras ayudado. Por lo pronto los limones para las chelas ya están en proceso. Anda! Con el aironazo que está haciendo, a ver que les pasa. Ya te mandaré reportaje.
:(
Cuida esos limones por favorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr, que las chelas sin limón no valen nadaaaaaaaaaaaaaa!!!!!! jajajajajaja
Borrar:D
Claro!! Ya verás.
BorrarSe está perdiendo ese sentimento Sara. Hoy pocos comparten. Todo queda para uno. El mundo y cambiamos y creo que para peor, apenas nos famos del que tenemos al lado y es triste pero es la realidad.
ResponderBorrarUn beso.
Sí Laura, impera el egoísmo. Antes por acá era así como lo he contado. Mucha cercanía y solidaridad sin intereses de ningún tipo mas allá del bien común. Se ha ido acabando.
BorrarBesos.
Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra. Una frase que me ha parecido oportuna.
ResponderBorrarEs cierto que compartíamos todo, incluso el trozo de pan con chocolate.
Un abrazo Sara.
Muy buena frase, podríamos empezar por aceptar y proteger a los inmigrantes que nos encontremos, ni siquiera hacer los grandes esfuerzos, en lo individual podemos hacer mucho.
BorrarUh! El pan con chocolate, sí que lo recuerdo, que delicia con los amigos, platicando a lo grande!!
Un beso.
En la respuesta a Genín, tienes una invitación, eh! A una tarde cono las de aquellos tiempos. Te espero.
BorrarBueno, yo soy uno de los tuyos, a mi también me criaron así, con los mismos valores, yo a mis hijas igual y a nadie nos ha ido mal, ahora mi hija cria sus hijos de igual manera ante el asombro de su marido que no fue criado así...:)
ResponderBorrarBesos y salud
Genín...Qué maravilla saberlo!! Aunque no te creas que me sorprende, no podríamos identificamos si no fuera por eso. Por la crianza.
BorrarJajaja, me imagino a tu yerno, no nos comprenden quienes no tuvieron esa educación. Pero lo van a hacer a su modo, es más atractivo para cualquiera.
Un abrazo todavía más especial. Y... Ya está listo el pan, te toca a ti poner el chocolate.
Y que venga Airblue, de invitada especial, que fue la que antojó. Jajaja.
BorrarMe recordaste a la casa de mi abuela. Una casa abierta. Donde todos se sentaban a comer y las puertas y ventanas estaban abiertas al otro. Otras épocas sin rejas, sin alarmas... Sin tanta locura suelta o amarrada a la pata. Sin embargo son esas enseñanzas las que nos afirman en la vida. Son esas raíces las que nos forman a través de los años. Un hermoso escrito lleno de añoranzas. Un beso
ResponderBorrarUn tiempo que fue precioso y que nos corresponde recuperar, porque era maravilloso poder vivir así.
BorrarUn beso, gracias Demian.
Hola, yo si recuerdo las puertas abiertas, la confianza, el valor de la palabra, El COMPARTIR..
ResponderBorrarBesos Sara
Me alegro mucho!!! Yo creía que todos hacíamos vivido así, pero tristemente no fue así :(
BorrarUn beso.
Eres afortunada por haber crecido así.
ResponderBorrarPor eso te has formado generosa y buena, un tiempo que antes o después ha de volver a aparecer o nos destruimos los unos a los otros.
También existen personas altruistas.
Un abrazo. Ha sido una entrada muy bonita y aleccionadora.
Muchas gracias Tecla. Un simple recuerdo compartido sin otra intención, me ha traído muchas lecciones de respuesta. Agradezco la sinceridad de todos en sus comentarios, porque me abren los ojos.
BorrarUn abrazo.
Excelentes valores te inculcaron tus padres, Sara.
ResponderBorrarMuchas gracias, Dyhego.
BorrarNosotros somos especie en extinción en muchas cosas...
ResponderBorrard e las buenas...lo digo por mi y mis hermanos
que tenemos esa manía de compartir casi todo...dentro d elo que como personas
podamos hacer no?
y fijate que somos así y nos necesitamos
de la nada para unirnos y compartir ...cualquier motivo es válido
si es que nos extrañamos mucho...
espero que sigamos así por mucho tiempo
mientras podamos caminar...
Son muy afortunados, te y los felicito. Que sí se está acabando esa manera de vivir.
BorrarUn abrazo.
Como la cristiandad en sus primeras épocas. Me gusta mucho tu relato creo que la gente mexicana se ha caracterizado por ser de esa manera. Cuando viví en Coatzacoalcos Veracrúz sucedía algo parecido era un pueblo de puertas abiertas.
ResponderBorrarSaludos Sara.
P.D. Tarde pero llego. He estado un pelín atendiendo cosas de salud con un problema de mi ojo izquierdo, pero pronto lo resolveré.
Gracias, querida Aída... Veracruz sigue siendo maravilloso, yo tengo amigos allá.
BorrarEspero que te pongas bien de ese ojito muy pronto.
Un abrazo fuerte.
Así también era mi barrio, el barrio donde nací y crecí, aquí en mi isla perdida en medio del Atlántico. Era igual que tú lo has descrito, me he identificado con cada una de tus palabras. Y me apena porque ya casi me da la impresión de que esos recuerdos no pertenecen ni a esta vida ni a este mundo, como si pertenecieran a otra persona que vivió hace cientos, o incluso miles de años. Será porque, cuando vuelvo por allí, ya no reconozco el barrio en el que nací y crecí.
ResponderBorrarLo bueno que nos tocó vivirlo, a muchos más jóvenes o niños ya no les tocó esa vida tan despreocupada y con comunidad verdadera. Haber vivido una infancia así, nos hace más libres y sin muchos apegos, creo.
ResponderBorrarSí, porque, a pesar de todo, a pesar del tiempo, siempre seguirá vivo en nuestros recuerdos.
BorrarSon recuerdos indelebles, llenos de hermandad.
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