El caos ocupaba el aire, asfixiándolos, las palabras se agolpaban sin poder conciliar, no encontraban la salida del peligro, estando tan confundidos, heridos y solos.
Cualquier movimiento los hacía descender y la tensión entre ellos se acrecentaba.
Tal vez sería el momento de buscar ayudantes, que los condujeran a resolver la crisis.
Impotentes, casi vencidos, se arrojaron al sofá, tan espumoso que ahogó sus voces. Callados devanaron la madeja de problemas, arrojándolos al suelo.
Por pudor, es difícil hacer comentarios a tanta intimidad.
ResponderBorrarJajajaja
BorrarUn abrazo.