Tomando té en Mérida, Yuc. la bella, segura y tranquila. |
Con motivo de mi entrada anterior “El derecho a juzgar”, un gran amigo del Mayab, me ha hecho una observación muy valiosa y sobre todo justa:
“No debemos defendernos de la crítica, criticando también”. Porque cometemos el mismo error de quienes nos critican y nos cerramos a ver nuestra realidad.
Continúa: “Aunque fuéramos vecinos del infierno, o viviéramos en el infierno mismo, si corrigiéramos nuestros defectos mexicanos, nadie nos podría afectar o desestabilizar. Lo que estamos viviendo en México es solo responsabilidad nuestra, porque no hemos sabido educar a nuestros hijos, a través de las generaciones.”
Sin embargo: Distamos mucho de los comentarios que hicieran en Londres, en ese programa insulso sobre los mexicanos, que ni siquiera debimos haber tomado en cuenta, como también muy atinadamente comentó Amber, en el blog.
Perdí la objetividad, por el intenso dolor que me provoca lo que estamos viviendo. Eso me tiene muy susceptible a la crítica y respondí de manera inadecuada, aunque no me justifico. Acepto mi error con humildad.
Entonces, considerando el refrán “Cuando el río suena, es que agua lleva”. Es el momento de “sacar la casta” y organizarnos genuinamente como sociedad civil, para recuperar nuestra convivencia armónica y fortalecer el núcleo familiar, haciendo las correcciones necesarias, que restablezcan la salud de México.
De tal forma, que: Así estemos al lado, o dentro, del mismo infierno, sepamos crecer, gracias a este tropiezo, para reinventar nuestra sociedad. Separando lo útil de lo obsoleto, lo benéfico de lo que nos daña, partiendo de nuestra propia persona, familia y círculo social, hasta que poco a poco se vaya generalizando.
Me ha quedado bastante claro… Pretendo, no volver a defenderme de la crítica, sin hacer primero un auto-examen y de esa forma, estar capacitada para favorecer a los cambios, con mi actitud, aunque sea con un pequeño grano de arena, dentro de mi reducido círculo social.
“Cuando el río suena…” Te invito, querido lector a que hagamos nuestro auto examen, si acaso no lo has hecho ya. Una vez realizado, nos preguntemos cada quien, ¿Qué puedo hacer por México? ¿Cómo puedo ayudar? Sin duda podremos establecer metas inmediatas. Dejémonos de susceptibilidades, empleemos esa energía en corregir, mejorar y prevenir. Para que mañana podamos pensar “No siendo cierto, ni coraje da” y que digan lo que quieran, porque no somos así.
Gracias Héctor… por tu enseñanza de hoy, mediante ese precioso diálogo, mientras saboreábamos una tacita de infusión de anís estrella, muy aclarador de mentes ofuscadas, como la mía.
Difundo mi conclusión, para quienes también lo puedan necesitar. No es válido defendernos atacando a otros, sino con nuestra fortaleza, impedir lo que no nos convenga. Hay que despojarnos de debilidades, para empezar.
La moderación es buena pero no tengo tu artículo anterior por inmoderado. Sin embargo, hay países sobre los que existen, desde vaya usted a saber cuándo, una serie de prejuicios. Ten en cuenta que España, como México, es también uno de esos países. No en vano cuando se menciona la Leyenda Negra no hace falta decir a qué país se refiere. ¿Qué nos queda? Humildad y desmentir con los hechos lo que otros imaginan de nosotros. A los españoles nos han dado en el lomo durante muchos siglos, con razón y sin ella, así que sabemos un poco de esto.
ResponderBorrarUn abrazo.