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martes, 8 de febrero de 2011

El Ejército


Su fuerza es invisible en la paz,   pero está disponible en todo momento, como fuente de poder.

En la disciplina y la obediencia, se asienta su organización, a través del entusiasmo que despierte su jefe.

A la guerra debe recurrirse,  cuando ya no hay otro remedio posible, pues acarrea daños y devastación.

Al iniciar una empresa bélica, debe existir una causa justa y convincente, el orden debe ser perfecto.

Sin un buen jefe el orden no es posible, sabrá enfrentar a su enemigo y retirarse a tiempo si es más fuerte  que él.

Así evitará la disolución y la derrota, pues no se puede librar, cueste lo que cueste, un combate sin esperanza de éxito.

Hay animales salvajes depredándonos, por eso se justifica la perseverancia, de la lucha enérgica y la punición.

Pero el combate ha de seguir ciertas reglas, no convertirse en un turbulento caos, en que cada quien se defiende como puede.

2 comentarios:

  1. Muy razonable. Pero si algo aprendí en el ejército es que la guerra es caos. Y ahí es muy difícil discernir las cosas. Cuando intervienen ejércitos hay ocasiones en que todo es confuso y es muy difícil actuar con mesura.

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