Si amaneciera todo el cielo claro,
la tierra firme, las montañas altas, los ríos llenos, la naturaleza completa y viva:
¿Seríamos capaces de distinguir
esa armonía?
¿Disfrutaríamos lo que es de
todos, cuidándolo como si fuera propio, para cederlo mejor todavía, a los que vienen
después?
¿Admiraríamos abiertamente, aquello
cuya belleza lo merezca, con autenticidad y humildad?
¿Nos motivaríamos recíprocamente,
para mantenernos muy elevados y juntos, confiados en las cualidades
particulares, al servicio de los demás?...
¿Qué haríamos, si se abriera una enorme
puerta, que pudiéramos traspasar, hacia un jardín de concordia, belleza, amor y
paz?
¿Seríamos capaces de sentir
felicidad y atraparla para siempre?
¿Aptos para unir, mantener,
fomentar… sanar?
Me gustaría, que ese jardín estuviera
en una nube preciosa, desde donde pudiéramos ver caer, como si fueran confetis,
todas las palabras torturantes que hoy más usamos, para definir algo con nombre
de caos, que nos orilló a construir la escalera más larga, para crear ese acto único, simbólico y liberador.
Ya disfruto de sólo imaginar esa gran asamblea, sobre la nube diferente, a todas las que hemos subido antes, jajaja, donde
sería el encuentro, con todos nuestros amores nuevos.
“Amores nuevos”, porque empezaríamos
a amar, como nunca antes hemos amado. Sería el verbo esencial, de nuestra existencia, emanado
de la expansión de nuestra conciencia. Manantial inagotable, que sacie de
verdad nuestra sed histórica.
Ahora si, podríamos amar a “ojo
cerrado”, sin fraudes, ni mentiras, porque al momento de empezar a considerar
la duda, esas palabras ya van cayendo: inservibles, apocadas, con todos sus
lastres intrínsecos.
Resbalando, entre los dedos de
todos los ejecutantes, hacia el vacío, hacia la nada, muy suavecito, muy quedo,
sin ningún tipo de violencia, para que desaparezcan definitivamente.
Con gran reverencia, daríamos las
gracias a cada desgracia, injusticia, desigualdad, complejo, trauma, defecto… porque
fue lo que nos llevó hasta allí.
Al final, derramaríamos, todos los
sentimientos de culpa, porque el nuevo comienzo, exige el olvido.
¡Sí! Nos quedaríamos con menos de
la mitad de las palabras y las manos vacías, limpias y dispuestas a ser
llenadas de nuevo, desde la divinidad que cada quien conciba; para acariciar,
sostener, dar, cuidar, sembrar, infinitos e integrantes de toda esa infinitud…
Platicando con un gran amigo, por mi desánimo y ya falta de ganas de creer que existen soluciones, no por nada personal, sino por lo que estamos viviendo en todo el mundo. El me recomendo tres libros muy valiosos para tomar impulso nuevamente.
ResponderBorrarEso generó la entrada anterior y al mismo tiempo, la recuperación inmediata de mi entusiasmo.
Que sorpresa tan grata, ver las reacciones de todos los amigos que vinieros a comentar, desde el fondo de corazón y su conciencia.
Las cosas no están bien, lo sé como todos lo saben, pero hay que luchar hombro con hombro, para resurgir, con todo lo positivo que tenemos dentro y por modas, por individualismos, por mal entendidos, no nos hemos estado permitiendo abrirnos hacia los demás, con todo el amor que somos capaces de generar.
De su reacción y de su repercusión en mi ser, se ha desprendido esta otra entrada.
Muchos ánimos de anís a quienes pasen por aquí.
Gracias por todos sus comentarios obsequiados con tanta generosidad.
Sara Olivia
Pues yo creo que a pesar de todo lo que nos está pasando como seres humanos, no hay que perder la esperanza.
ResponderBorrarpor eso me quedo un rato contigo.
Un saludo
Pensaría que estoy viviendo un sueño del que no me gustaría despertar, y aunque parezca imposible todo lo que toca fondo tiende a subir, y creo que ya estamos llegando a eso. PAZ EN MEXICO Y EN EL MUNDO ENTERO. Abrazos Martha.
ResponderBorrarHola Sara: No he podido leer tu entrada. El negro sobre el fondo azul y la letra pequeñaja no me permite leer. Lo siento.
ResponderBorrarMe imagino que estará tan interesante y profundo como sueles hacerlo.
Besos
Hola Sara!! Que buenas reflexiones amiga. Parece una utopía, pero quizás si todos deseáramos lo mismo encontraríamos ese jardín de la concordia, amor y paz y hasta podríamos encontrarlo en una nube rosa.
ResponderBorrarUn beso grande
Ah, pues yo subiría de prisa a esa nube, con los bolsillos repletos de caramelos de anís, no hará falta lápiz, pues escribiríamos en el viento, que para entonces será calmo y prestará su superficie para alojar los poemas, me llevaría un guitarra, un libro de Poe, y este blog para seguir disfrutándolo.
ResponderBorrarGracias por el anís.
Un beso.
Gino.
Las sombras son necesarias para poder ver las luces. Demasiada sombra te ciega. Demasiada luz también.
ResponderBorrarQué bonito! No perdamos la esperanza de que alguna vez sea posible
ResponderBorrarAunque hace falta una gran revolución interior universal, el hombre, con sus claroscuros, lleva la semilla dentro de sí de todo lo bueno, pero también es capaz de todo lo otro....
Me quedo en tu sueño, que a través de tus preciosas palabras también hago mío
Besos!
No hay que dejar de creer, pero mientras creemos tratar desde el propio lugar que nos ha tocado hacer algo que sea bueno para nosotros y los demás...
ResponderBorrarUn abrazo Amiga!
Estrella, gracias por ese ratito, ojalá que no sea tan breve, con unión todo es más fácil.
ResponderBorrarSiempre te vengas llevate una estrella-anís-estrella y una sonrisa.
Martha: Nos hace demasiada falta soñar en algo diferente a lo que tristemente estamos viviendo en nuestro país amiga. Hay que soñarlo con mucha fuerza y unión. Un beso de anís.
ResponderBorrarChus, aunque no sé para cuando regreses... Ya lo cambié, para que no haya ninguna dificultad, pues me encanta que me visites.
ResponderBorrar¡Aquí te esperaré siempre!
Un anís con abazo.
Gabriela, desde que me subí al trén de la utopía ni quien pueda bajarme... Me quedaré instalada por siempre, jajajaja.
ResponderBorrarUn beso muy agradecido por tu visita.
Gino, créeme que ya estoy tan instalada, en la nube preciosa que inventaste.
ResponderBorrarY, perdón por subirme a ella, sin siquiera pedirte permiso. No olvides la guitarra y el libro de Poe. Por eso me aseguré de advertir que lo que hubiera sería de todos, jejeje.
Olvídate de los blogs, ahora serán cantos, himnos, susurros y pensamientos. Y, ni a quien le importen por acá, nada de internet, ni ninguna tecnología.
Ada, por eso escogimos una nube preciosa, si se contempló el asunto de tanta luz, jajajaja. No me hagas despertar a la realidad... Pliiiiiisssss!
ResponderBorrarSaludos con mucho cariño de anís.
María, bienvenida eres a esta irrealidad, son ya las alucinaciones que nos provoca nuestro país tan lastimado, y el mundo en general tan sufriente.
ResponderBorrarMuchos anises con todo el corazón para tí.
Hola Cecy, mira, en la tierra de anís necesitamos mucho soñar para poder seguir caminando y dejar de llorar un poco. Ejercer nuestro derecho de soñar es gran avance.
ResponderBorrarCorrespondo a tu abrazo con muchos anises.
Ni imaginas el bien que me has hecho con estas reflexiones en voz alta. Gracias infinitas... no diré más para no estropearlo ;)
ResponderBorrardos abrazos y dos besos
Me alegro mucho Mariluz, ni sabes cuanto, porque para eso lo escribí. gracias por tu cariño en versión besos y abrazos.
ResponderBorrarCuídate mucho... 2 copitas de anís te caen bien.
Hermoso sueño, proyecto, realidad! Me instalo con gusto en esa nube y amo!
ResponderBorrarBesitos,
Hola Soñadora... Eres bienvenida a la utopía de amor, hecho espuma de nubecita de sueños.
ResponderBorrarBesitos y aníses.
Ya no comento tantos artículos como antes (hace unos días) pero los leo. Me gustan porque este blog sabe a vida, a inconformismo y, a veces, a rabia por la injusticia o la impotencia. También a amores salvajes y agridulces. En todo él hay un foco de rebeldía pero también de nobleza y de cariño. Así que leo y siento, aunque comente menos.
ResponderBorrarHas tenido un gesto demasiado hermoso, al leer todas estas entradas, de analizarlas, de empatizar. De verdad que estoy muy agradecida contigo.
BorrarUn abrazo.
Soñar nos sostiene en épocas de dificultad.
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