Considera, alma mía, esta textura
áspera al tacto, a la que llaman vida.
Repara en tantos hilos tan sabiamente unidos
y en el color, sombrío pero noble,
firme, y donde ha esparcido su resplandor el rojo.
Piensa en la tejedora; en su paciencia
para recomenzar,
una tarea siempre inacabada.
Y odia después, si puedes.
II
Hombrecito, ¿qué quieres hacer con tu cabeza?
¿Atar al mundo, al loco, loco y furioso mundo?
¿Castrar al potro Dios?
Pero Dios rompe el freno y continúa engendrando
magníficas criaturas,
seres salvajes cuyos alaridos,
rompen esta campana de cristal.
Rosario Castellanos
Comparto lo escrito por Rosario Castellano, gracias por subirlo Sara. Un fuerte abrazo.
ResponderBorrarProfundas palabras las que compartes en este post, para pensar.
ResponderBorrarBesitos,
Mis letras, disculpa, que hasta ahora te contesté este mensaje... Sabes que me sentía muy abatida por los acontecimientos luctuosos. Por eso no te contesté de inmediato.
ResponderBorrarBesos.
Soñadora, Mucho tenemos que pensar, y que generar a partir de esos pensamientos. Hay que sanear.
ResponderBorrarTal y como si usted la hubiera escrito. Casi como si se la hubiese dictado a Rosario.
ResponderBorrarImagínate. Encuentra uno cosas con las que se identifica mucho y dice, como me hubiera gustado haber podido decir así, aquello que sentí o esto que siento.
BorrarPero no. Uno respira a menudo a través de un buen poema ajeno.