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domingo, 17 de abril de 2011

Diente de León


De pequeña, tenía toda la libertad de ir sola a la escuela. Íbamos y regresábamos, solos o acompañados de los compañeros y vecinos amigos de nuestra edad. Jugábamos  al aire libre, con el montón de amigos, sin miedo alguno. Sueltos, en contacto permanente con la naturaleza.

Recuerdo mucho a una amiga, más pequeña que yo, pero que era muy supersticiosa y me sorprendía con diferentes ideas, que yo le aprendía. Me decía que el Diente de León al volar, se llevaba nuestros deseos  entre sus hojitas voladoras, para que se cumplieran cuando menos lo pensáramos, por lejanos que estuvieran.

Siempre que encontrábamos Diente de León en el camino, que abunda en Chihuahua; cortábamos una flor, pedíamos un deseo y soplábamos fuerte. Si se desprendían todas las hojitas era signo de que se cumpliría. Eran cosas muy realizables, así que nunca nos defraudó el Diente de León. Todo se cumplía puntualmente.

Por influencia de nuestros ancestros indígenas y tal vez también por los chinos que también se asentaron por acá,  muchas personas somos muy afectas al uso de la herbolaria. Yo siempre tengo suficientes plantas secas, para todo lo que se pueda ofrecer de emergencia. Ante cualquier padecimiento, primero trato de resolverlo con alguna bebida o infusión, antes de recurrir a la medicina alópata, en la que desconfío bastante, por los efectos colaterales.

Hace poco, recomendé a una amiga Diente de León para ayudar a sanar el hígado, entré a una página, para revisar efectos secundarios, otras aplicaciones y me encontré con que sirve para muchas otras cosas. 

Así que sería bueno tenerlo a la mano, para cuando lo necesitemos o para prevenir.

Y darle sus dosis continuas al mundo, que padece de tantas enfermedades. 

O pedir como mi amiguita de infancia y soplar, para que se rieguen nuestros deseos de milagros por doquier. ¿Qué tal si se cumplen?



2 comentarios:

  1. Antes, pero hace mucho ya, las abuelas de los pueblos hacían lo que tú. Nos curaban con las plantas y otros remedios caseros. Pero, en la mayoría de los casos, esa ciencia murió con ellas. El progreso, sin piedad, nos puso a todos en manos de la química y, por supuesto, de las multinacionales farmacéuticas. Y uno siempre se pregunta si a esa industria le interesa curar males o que usemos indefinidamente medicinas para mantenerlos a raya. Es mosqueante que haya males antiguos que sigan sin poder curarse pero que sin embargo haya tratamientos a ellos de por vida. Y, viendo lo que se ve, no me extrañaría que les importe más "fidelizar" enfermos que curarles. A veces en los demás sólo vemos posibilidad de lucro. También puede que yo sea un malpensado.

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    1. Yo sigo siendo muy apegada a la herbolaria. No confío en la medicina alópata, me temo que eso que comentas es verdad.
      Abrazo.

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